Probamos el renovado SUV T-Roc, el modelo más vendido de Volkswagen en España

Volkswagen lanzó al mercado su T-Roc en 2017, y desde entonces se han vendido más de un millón de unidades en todo el mundo, siendo uno de los SUV más populares tanto en Europa como en España. Tanto es así que en nuestro país el T-Roc cerró 2021 como el modelo más vendido de Volkswagen, con 15.998 unidades, seguido por T-Cross y Polo, además de ser el que mayor crecimiento registró: un 23,2%.

Y ahora la firma alemana ha renovado el T-Roc, fabricado en Portugal, que junto con el recién llegado Taigo, que se produce en Navarra, buscará reforzar aún más la posición de Volkswagen en el segmento de los SUV urbanos, el de mayor crecimiento del mercado: si en 2012 el segmento SUV-B representaba un 2,6% del total, en 2021 ya suponía un 22%, lo que significa multiplicar por diez su influencia.

Este actualizado T-Roc acentúa las líneas SUV, con nuevos detalles que le confieren un aspecto más moderno y deportivo, como los paragolpes delantero y trasero, la nueva parrilla o los faros, que ahora son LED de serie en toda la gama. De manera opcional podemos equipar el sistema IQ.Light con faros matriciales LED y una tira iluminada en la parrilla delantera. En la zona trasera los pilotos van oscurecidos de serie y pueden montarse con una nueva estructura gráfica e intermitentes dinámicos.

No hay, lógicamente, variaciones en las dimensiones, con 4.251 milímetros de longitud por 1.819 de anchura y 1.584 de alto, y la capacidad del maletero en las versiones de tracción delantera, las más vendidas, es de 445 litros. También dispone de cuatro nuevos diseños de llantas, en medidas de 17 y 18 pulgadas según la versión; y a partir de ahora se ofrecen cuatro nuevos colores para la carrocería.

El interior también ha sido actualizado, con la pantalla central de infoentretenimiento partiendo de las 8 pulgadas, y pudiendo alcanzar de manera opcional las 9,2 pulgadas, diseñada como una tablet y colocada en una posición más elevada. El volante multifunción también es de nueva factura, y todas las versiones ofrecen de serie la instrumentación Digital Cockpit, aunque en el acabado básico Life es de 8 pulgadas, mientras que en el R-Line (son los dos únicos acabados para el T-Roc a partir de ahora) se monta la instrumentación Digital Cockpit Pro, de 10,25 pulgadas.

Otros elementos que equipa de serie son el Park Assist, Wireless App-Connect, climatizador automático de dos zonas, llantas de 17 pulgadas y barras de techo en color negro. Además, el acabado R-Line incluye de serie llantas de 18 pulgadas específicas (de 19 en opción) y ofrece, a coste cero, el paquete Black Style, con numerosos elementos negros en lugar de cromados.

La gama de motores que compone la oferta del renovado T-Roc no varía respecto a la que ya ofrecía la versión anterior, por lo que cuenta con cuatro opciones de gasolina y dos diésel. Los de gasolina arrancan con el 1.0 TSI de tres cilindros y 110 caballos, con caja manual de seis marchas y un consumo combinado de 5,2 l/100 km, seguido de dos motores de cuatro cilindros: el 1.5 TSI de 150 CV, con cambio manual de seis velocidades (5,3 l/100 km) o automático DSG7 de siete (5,4 litros), y el 2.0 TSI de 190 CV, disponible este último con el cambio DSG7 y el sistema 4Motion de tracción total. Y en este caso, su consumo medio es de 6,2 l/100 km.

En la cima de los propulsores de gasolina, como cuarto nivel de potencia, encontramos el 2.0 turboalimentado de 300 caballos montado por el poderoso T-Roc R, que en colaboración con la caja DSG7 y la tracción total 4Motion capacita a la versión más deportiva del SUV de Volkswagen para acelerar de 0 a 100 km/h en 4,9 segundos. Una versión muy enérgica que homologa un consumo de 7,8 l/100 km, y que cuenta con diferentes detalles específicos, como las llantas, la suspensión deportiva, los frenos o el sistema de escape deportivo.

En cuanto a las mecánicas diésel, ambas son 2.0 TDI de cuatro cilindros, una con 115 caballos y caja manual de seis velocidades, cuyo gasto medio es de 4,3 l/100 km, y otra con 150 CV y cambio automático DSG7, cuyo consumo medio es de 4,2 l/100 km. Pero ni las versiones de gasolina ni las diésel ofrecen ninguna de las etiquetas ecológicas de la DGT, pues todos los T-Roc lucen en su parabrisas la etiqueta 'C'.

Otra alternativa muy personal y algo diferente dentro de la gama es el T-Roc Cabrio, el único SUV descapotable que se ofrece actualmente en el mercado español. Y decimos 'algo diferente' porque, para empezar, sus dos niveles de acabado no son los mismos que los del resto de la gama, pues en lugar del Life básico, en el Cabrio encontramos el Style. También difiere del modelo normal en el número d epuertas, una a cada lado, o en el techo, como es lógico, pues el T-Roc Cabrio monta una capota de tela que puede desplegarse eléctricamente en tan solo 9 segundos. Esta resta espacio al maletero, ya que pasa de los 445 litros del T-Roc normal a los 280 del T-Roc Cabrio. Además, en el capítulo mecánico solo ofrece dos motores, ambos de gasolina: el 1.0 TSI de 110 caballos, con caja manual de seis marchas, y el 1.5 TSI de 150, que permite elegir entre la caja de cambios manual y la automática de doble embrague DSG7.

En el apartado económico, el T-Roc de entrada a la gama es la versión 1.0 TSI gasolina de 110 caballos con cambio manual de seis relaciones, que arranca en 26.700 euros. Y el enérgico T-Roc R parte de los 53.000. En cuanto a los diésel, el más económico empieza en 28.400 euros. Por su parte, quienes quieran hacerse con un T-Roc Cabrio deberán desembolsar, como mínimo, 29.400 euros, con todos los precios incluyendo campañas y descuento por financiación.

Probamos los dos más vendidos

Hemos podido ponernos al volante de dos versiones del T-Roc, y precisamente las más vendidas de cada combustible en nuestros país: en diésel, el 2.0 TDI de 150 CV con cambio automático DSG7, y en gasolina, el 1.5 TSI, también con 150 CV y ese mismo cambio automático.

La dinámica de conducción es realmente grata, con tacto de SUV pero con un chasis que permite una conducción 'alegre' si la carretera se presta a ello, gracias a una suspensión confortable pero que mantiene el coche estable, y a una dirección que añade algo de dureza si escogemos el modo de conducción Sport. Además, la calidad interior se mantiene en ciertos elementos pero mejora en otros, y al mismo tiempo se vuelve también más tecnológica, con unos mandos para la climatización que pasan de la anterior gestión mediante ruletas al control táctil, o una pantalla central que eleva su posición y se maneja con más comodida. Ambas versiones contaban con el acabado R-Line, el más alto de la gama, con asientos deportivos y molduras exteriores en color negro brillante. En cuanto a la transmisión automática, la palanca también ha cambiado, y pasa a tener las letras en el pomo en vez de en la base.

En cuanto a la versión diésel probada (este combustible sigue representando el 30% de las ventas del T-Roc en España), los 150 caballos le dan una muy buena respuesta, pero con un consumo moderado para su tamaño. El de gasolina con idéntica potencia eleva algo más el gasto, pero mejora el confort dinámico, pues tanto el ruido como las vibraciones son menores, al tiempo que la sensación de empuje es también muy buena. Y el cambio DSG7, pese a ser de sobra conocido, sigue sorprendiendo por lo sutil que es y lo bien que se comporta, con subidas de marcha prácticamente imperceptibles.