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Nos colamos en dos de las factorías de coches eléctricos de Volkswagen en Alemania
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La planta de Dresde, casi un parque temático

Nos colamos en dos de las factorías de coches eléctricos de Volkswagen en Alemania

Más que visitar las plantas de Dresde y Zwickau, El Confidencial se ha colado hasta la cocina de estas dos fábricas de vehículos eléctricos, de formato radicalmente opuesto y ejemplo de cómo Volkswagen está transformando sus centros productivos

Foto: Un ID.5 en la cadena de montaje automatizada de Zwickau. (Volkswagen)
Un ID.5 en la cadena de montaje automatizada de Zwickau. (Volkswagen)

En la actualidad, el Grupo Volkswagen fabrica sus vehículos eléctricos, todos con la moderna plataforma MEB, en ocho factorías repartidas por el planeta, lo que incluye la de Chattanooga en Estados Unidos, las de Anting y Foshan en China, y la de Mladá Boleslav en Chequia, instalación esta última de la que salen los Skoda Enyaq iV y Enyaq Coupe iV. Las cuatro restantes se encuentran en Alemania, pues a lo largo de este 2022 se han sumado la de Emden, que se ocupa del ID.4, y la de Hannover, dedicada al ID. Buzz; mientras que Dresde y Zwickau se encargan de producir coches eléctricos desde hace más tiempo: a la primera se encomendó el arranque de la producción del ID.3 en 2019, mientras que la sorprendente planta de Dresde, más conocida como Fábrica de Cristal, se convirtió en 2021 en el segundo emplazamiento usado para ensamblar el ID.3.

placeholder Hay ocho fábricas de Volkswagen dedicadas a vehículos eléctricos, cuatro de ellas en Alemania.
Hay ocho fábricas de Volkswagen dedicadas a vehículos eléctricos, cuatro de ellas en Alemania.

Y son estas dos factorías, situadas en el estado de Sajonia (para los más veteranos, en el territorio de lo que fue Alemania Oriental), las que acabamos de visitar para tomar el pulso al proceso de electrificación del consorcio germano en general, y de la marca Volkswagen en particular. Una elección que no es casual, porque ambas factorías se dedican exclusivamente a la producción de vehículos eléctricos, y cada una tiene particularidades que las convierten en complejos industriales de lo más interesantes: porque si Zwickau es la única gran planta en todo el mundo que ha pasado de producir solo vehículos de combustión a fabricar únicamente eléctricos, la de Dresde es, sin duda, la factoría más lujosa y genuina, una especie de parque temático de la automoción que puede visitarse como cualquier otra atracción turística, e incluso participando del proceso productivo o comiendo en su restaurante mientras contemplamos el cadencioso ritmo de su refinada cadena de montaje.

La sostenibilidad es la clave

Todo se reduce básicamente a la sostenibilidad, a la reducción del impacto ambiental y a conseguir un tejido industrial sin huella de CO2. Es decir, fábricas neutras en carbono dedicadas a producir vehículos neutros en carbono, e incluso preocupadas porque esa neutralidad se prolongue más allá de la vida útil del coche y también esté garantizada en la fase previa, asegurando que productores de materia primas o cualquier otro proveedor operen también de manera sostenible. Son nuevos tiempos, y en El Confidencial queríamos verlo en directo, al menos en la fase de producción, donde muchas cosas están evolucionando también.

placeholder Una fábrica alejada de lo normal, empezando por su fachada acristalada a modo de vitrina.
Una fábrica alejada de lo normal, empezando por su fachada acristalada a modo de vitrina.

Visitar una fábrica de coches no es, desde luego, una experiencia inédita para alguien que lleva más de tres décadas dedicadas a este sector. Y solo en este año que ahora concluye hemos deambulado por varias plantas que ya se han sumado a la producción de vehículos eléctricos, como las de Stellantis en Vigo, Figueruelas y Madrid, o la antes citada de Mladá Boleslav, donde coches de combustión y eléctricos comparten también la misma cadena. Pero no habíamos paseado aún por una factoría dedicada exclusivamente a eléctricos, y nuestro estreno iba a ser una ración doble sobre suelo teutón.

placeholder Los coches fabricados se almacenan de forma automática en las torres acristaladas.
Los coches fabricados se almacenan de forma automática en las torres acristaladas.

Y empezamos por Dresde, la más pequeña de las dos plantas que visitaríamos, con sus 83.000 metros cuadrados de superficie en pleno centro de la ciudad. Más que pequeña, coqueta, porque la llamada Fábrica de Cristal (fábrica transparente, si hacemos una traducción literal) no coincide con lo que podríamos esperar de un centro industrial, y nos recibe su acristalada fachada, que permite contemplar cientos de vehículos nuevos almacenados en una especie de escaparate gigante, hasta el que llegan de manera automática mediante ascensores y suelos móviles. Además, en cualquier fábrica al uso lo primero que encuentras es un control de seguridad con su garita, sus barreras y sus vigilantes de seguridad, mientras que a la Fábrica de Cristal se accede libremente, como si de un museo se tratase. Y algo de eso hay.

placeholder Suelos de madera canadiense, espacios amplios, luz natural, ritmo pausado... Una fábrica especial.
Suelos de madera canadiense, espacios amplios, luz natural, ritmo pausado... Una fábrica especial.

Porque traspasas la puerta a los pies de sus grandes cristaleras y te adentras en un enorme vestíbulo donde cabe prácticamente de todo, desde vehículos experimentales hasta una gigantesca esfera blanca en cuyo interior se proyecta una sucesión de mensajes comerciales de la compañía, o la gran terraza de un restaurante donde es posible comer mientras atisbas a tu alrededor la actividad industrial, aquí a la vista como si de un documental en directo se tratase. Y desde el vestíbulo se accede también a una zona de entrega de vehículos, donde el cliente puede ir a recoger su nuevo coche aunque no haya sido fabricado en Dresde, un servicio reservado a los vehículos eléctricos ID, a los híbridos enchufables y al exclusivo SUV Touareg. Y el procedimiento, que el pasado año se repitió 4.320 veces, arranca con un video de bienvenida de tres minutos en pantalla gigante donde se desglosa la nueva política de respeto ambiental de la marca, tras lo cual el cliente toma contacto con su coche, asesorado por un experto que resuelve las posibles dudas antes de que se abra el gran portón que da paso al exterior.

placeholder La ergonomía es prioritaria, y en Dresde los que adoptan distintas posturas son los coches.
La ergonomía es prioritaria, y en Dresde los que adoptan distintas posturas son los coches.

Como no podía ser de otra manera, la idea de construir la Fábrica de Cristal surgió de un apasionado del automóvil y de la ingeniería, Ferdinand Piech, quien siendo presidente del Grupo Volkswagen imaginó una factoría en la que el público pudiera asistir en directo al espectáculo de la producción de un coche. Y no un coche cualquiera, porque Piech eligió como protagonista al Phaeton, buque insignia de la marca y fabricado en Dresde entre 2001 y 2016, cuando salió de allí la última de las 84.235 unidades ensambladas. Aunque de su cadena de montaje, que cuenta con un suelo móvil fabricado con madera importada de Canadá, han salido otros vehículos, siempre en cortas series, como el Bentley Flying Spur o, más recientemente, el Volkswagen e-Golf, del que se produjeron 50.401 unidades desde 2017 hasta 2020, cuando cesó su producción para dejar sitio al ID.3, cuya fabricación en Dresde comenzó en enero de 2021.

placeholder El manejo de las baterías y otros componentes eléctricos requiere de una formación específica.
El manejo de las baterías y otros componentes eléctricos requiere de una formación específica.

Pero no hay que pensar en un ritmo frenético, porque la Fábrica de Cristal cuenta solo con 340 empleados y produce cada día 40 coches, de manera que la capacidad anual ronda las 8.800 unidades. Aunque esa relativa lentitud tiene su explicación, ya que la de Dresde es una factoría piloto donde se prueban nuevos procedimientos. Y, como decíamos, una especie de parque temático que recibe 150.000 visitantes al año, de los que una buena parte son estudiantes. Para ellos, y para todo el que desee pasar por allí, se organizan rutas guiadas de 75 minutos en las que puedes ver al detalle el proceso de producción del ID.3 en cinco áreas diferentes, e incluso participar directamente en su montaje: desde acoplar los logotipos de la marca en el frontal o la zaga hasta adherir distintos elementos a la carrocería, siempre bajo la supervisión de un operario más que acostumbrado a lidiar con el público. En nuestro caso, la operación encomendada parecía de mayor calado, pues tras el 'matrimonio' entre el bastidor (batería principal, chasis...) y la carrocería, tocaba fijar rápidamente unas tuercas desde la zona frontal, aunque para ello te sirves de un atornillador eléctrico con control de par que realmente no permite errores, pues avisa del momento en el que debes dejar de pulsar pasando de la luz verde a la roja.

placeholder De la planta de Dresde salen solo unas 40 unidades del ID.3 al día.
De la planta de Dresde salen solo unas 40 unidades del ID.3 al día.

Y cuando el itinerario concluye, el visitante puede seguir disfrutando de la electromovilidad, ya que la ruta puede incluir una prueba del ID.3 durante 30 minutos por las calles de Dresde. Además, la Fábrica de Cristal también permite que el cliente vea en directo cómo ensamblan su coche, e incluso que participe en su fabricación en determinadas zonas seguras de la cadena de montaje, a la que llegan las carrocerías desde la planta de Zwickau, pues en Dresde no hay sección de Chapa ni de Pintura.

placeholder La Fábrica de Cristal, que está dentro de la ciudad de Dresde, recibe 150.000 visitantes cada año.
La Fábrica de Cristal, que está dentro de la ciudad de Dresde, recibe 150.000 visitantes cada año.

Sin duda eso ayudó a que la Fábrica de Cristal se convirtiera en 2018 en la primera de las 120 plantas de Volkswagen en el mundo con declaración de neutralidad en carbono, pues su avanzado sistema de suministro de energía ahorra unas 3.600 toneladas de CO2 al año. Además, Volkswagen plantó 350 árboles en el entorno más próximo a esta pequeña factoría, sustituyó las luces convencionales por lámparas de vapor de sodio de bajo impacto y, con objeto de potenciar la polinización de las plantas en la zona, instaló nueve colmenas con unas 50.000 abejas cada una, con una producción anual de 360 kilos de miel que abastece al restaurante de la fábrica. Nuevos tiempos, como se ve.

La megafactoría de Zwickau

Pero las 40 unidades del ID.3 que se ensamblan en Dresde son una pequeña parte de las que necesita Volkswagen para cubrir la demanda. Y el grueso de la producción de este compacto eléctrico tiene lugar a 120 kilómetros hacia el oeste, en Zwickau, nuestro siguiente destino. Porque es allí donde arrancó la fabricación del ID.3 en 2019, y de donde han salido la mayoría de las 180.000 unidades de este modelo vendidas hasta la fecha. Pocas, en cualquier caso, si se comparan con los valores millonarios alcanzados por dos vehículos icónicos de Volkswagen: el Beetle, del que se produjeron 21,5 millones de coches en todo el mundo entre 1938 y 2003, y el Golf, nacido en 1974 y que va ya por los 30 millones de unidades.

placeholder La planta de Zwickau tiene una capacidad de producción anual superior a 300.000 vehículos.
La planta de Zwickau tiene una capacidad de producción anual superior a 300.000 vehículos.

Y en la megafactoría de Zwickau, que se extiende por 1,8 millones de metros cuadrados, da trabajo a 11.000 personas y tiene una capacidad anual superior a 300.000 coches, no solo se fabrica el ID.3, pues de allí salen otros cinco vehículos eléctricos, todos con plataforma MEB: los Volkswagen ID.4 e ID.5, el Cupra Born y los Audi Q4 e-tron y Q4 Sportback e-tron. Es, de hecho, la fábrica de vehículos eléctricos más grande de Volkswagen, y de sus instalaciones salen también las carrocerías del Bentley Bentayga y el Lamborghini Urus rumbo a sus respectivas plantas de montaje. En 2021, por ejemplo, fueron 11.400 en total gracias al enorme éxito de esos dos SUV de lujo.

placeholder La presencia de robots en Zwickau es abrumadora, y a pesar de ello, el empleo ha crecido.
La presencia de robots en Zwickau es abrumadora, y a pesar de ello, el empleo ha crecido.

Pero lo que nos llevó realmente a Zwickau fue su transformación a la electromovilidad, pues se trata de la única gran fábrica en todo el mundo que ha pasado de producir solo modelos de combustión a dedicarse en exclusiva a los coches eléctricos, metamorfosis que ha requerido una inversión de 1.200 millones de euros, centrada en sus dos líneas de montaje: una para ID.3, ID.4 y Born, y la otra para ID.4, ID.5 y las dos variantes del Audi Q4 e-tron. Y no dejan de llamar la atención sus líneas de producción con modelos entremezclados de marcas diferentes y diseños realmente distintos. En 2021, un año muy afectado por la crisis de la pandemia, de allí salieron 180.000 unidades, pero este año serán bastantes más y el grupo alemán espera alcanzar pronto el ritmo máximo de producción.

placeholder En Zwickau, que cuenta con dos líneas de montaje, se han invertido 1.200 millones de euros.
En Zwickau, que cuenta con dos líneas de montaje, se han invertido 1.200 millones de euros.

Un ritmo, por cierto, que nada tiene que ver con el de la Fábrica de Cristal de Dresde, pues la de Zwickau es una factoría de las de siempre y todo sucede más deprisa, con más intensidad y la precisa coreografía de su enorme ejército de avanzados robots. Aunque la transformación de la planta, que décadas atrás estuvo dedicada al legendario Trabant, no fue precisamente sencilla, y se llevó a cabo sin detener su actividad, que durante un tiempo compaginó la producción de los primeros ID.3 con la de los últimos Golf de Zwickau. Nos cuentan los responsables de la factoría que el mayor peso de los coches eléctricos fue un problema añadido, pues los técnicos decidieron que había que renovar todo el suelo de la fábrica: picar hectáreas y más hectáreas de pavimento hormigonado, retirar miles de toneladas de escombros y volver a construir un pavimiento más sólido. Y creen que ese proceso deberá repetirse en las plantas de coches de combustión que pasen a encargarse de vehículos eléctricos.

placeholder El Cupra Born es uno de los seis coches eléctricos que salen de la planta de Zwickau.
El Cupra Born es uno de los seis coches eléctricos que salen de la planta de Zwickau.

Otra peculiaridad de una fábrica de vehículos eléctricos tiene que ver con el abastecimiento de las pesadas y enormes baterías, que a Zwickau llegan en tren eléctrico desde la factoría de Volkswagen en Braunchsweig, encargada de ensamblar las celdas que, a su vez, y también por ferrocarril, llegan desde la planta de LG Chem en la localidad polaca de Wroclaw. Ahí también se ha aprendido, y para el futuro ven deseable que las fábricas de baterías y las de coches eléctricos estén mucho más próximas, pues todos esos traslados entran en el cálculo de la huella de carbono del ID.3 y del resto de vehículos fabricados en la factoría, que se nutre en parte de energías renovables como la solar fotovoltaica, aunque también cuenta con una planta de cogeneración de gas. Y no faltan sus correspondientes colmenas, en este caso 25, para asegurar la mejor polinización en el entorno de la planta. Todo ayuda.

placeholder Las operaciones manuales en la fábrica se limitan a tareas muy concretas.
Las operaciones manuales en la fábrica se limitan a tareas muy concretas.

Y aunque el salto a la electromovilidad era visto con temor desde los sindicatos por la posible pérdida de empleos, a causa del menor número de componentes de un vehículo eléctrico frente a uno de combustión, la realidad ha sido otra al final, y de los 8.000 trabajadores que tenía Zwickau cuando se producía el Golf, se ha pasado a los 11.000 actuales, con una proporción cambiante entre los dedicados a la propia cadena de montaje o a las tareas de mantenimiento y supervisión, porque ahora ya hay más de los segundos empleados que de los primeros.

placeholder Zwickau ha reducido de forma drástica el consumo de agua y la generación de residuos.
Zwickau ha reducido de forma drástica el consumo de agua y la generación de residuos.

Aunque lo que no cambia es la hora del almuerzo, que en Alemania es prontísimo a los ojos de un español. Y la fortuna ha querido que nuestra visita a Zwickau coincida en jueves, el único día de la semana en el que se sirven en el restaurante de empleados de la planta las famosas currybockwurst, las salchichas de cerdo con curry, jengibre y pimienta que fabrica la propia Volkswagen a un ritmo de 18.000 por día, o siete millones al año. Pero opto por unos macarrones con salsa boloñesa, y cuando llego a la caja me indican que ponga el plato sobre una báscula digital para pesar la pasta que me he servido y cobrarme en consonancia. Máxima precisión hasta en los mínimos detalles; Alemania nunca defrauda.

En la actualidad, el Grupo Volkswagen fabrica sus vehículos eléctricos, todos con la moderna plataforma MEB, en ocho factorías repartidas por el planeta, lo que incluye la de Chattanooga en Estados Unidos, las de Anting y Foshan en China, y la de Mladá Boleslav en Chequia, instalación esta última de la que salen los Skoda Enyaq iV y Enyaq Coupe iV. Las cuatro restantes se encuentran en Alemania, pues a lo largo de este 2022 se han sumado la de Emden, que se ocupa del ID.4, y la de Hannover, dedicada al ID. Buzz; mientras que Dresde y Zwickau se encargan de producir coches eléctricos desde hace más tiempo: a la primera se encomendó el arranque de la producción del ID.3 en 2019, mientras que la sorprendente planta de Dresde, más conocida como Fábrica de Cristal, se convirtió en 2021 en el segundo emplazamiento usado para ensamblar el ID.3.

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