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El plan de EEUU para retrasar el reinado global de China: un Banco Mundial más grande
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se encara con la influencia de China

El plan de EEUU para retrasar el reinado global de China: un Banco Mundial más grande

Estados Unidos ve en la ampliación del prestamista internacional una forma de apuntalar las relaciones con el Sur Global

Foto: El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el primer ministros indio, Narendra Modi, en la cumbre del G-20 en Nueva Delhi el pasado septiembre. (EFE)
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el primer ministros indio, Narendra Modi, en la cumbre del G-20 en Nueva Delhi el pasado septiembre. (EFE)
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Durante el último año, la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, ha estado dando vueltas por el mundo tratando de insuflar nueva vida a un pilar de 79 años del orden internacional liderado por Estados Unidos: el Banco Mundial.

Estos esfuerzos obedecen a un auténtico deseo de ayudar a los países en desarrollo a acabar con la pobreza, recuperarse de la crisis y adaptarse al cambio climático. Pero hay otro motivo: persuadir a esos países de que el orden internacional liderado por Estados Unidos sigue siendo superior a otro liderado por China.

Que muchos miembros del Sur Global no lo ven necesariamente así quedó dolorosamente claro el año pasado, cuando se negaron a condenar la invasión rusa de Ucrania o a sumarse a las sanciones occidentales contra Rusia. "El mayor éxito de la respuesta a la invasión de Ucrania ha sido la unidad mostrada por las democracias avanzadas", me dijo en abril Jeremy Hunt, ministro de Hacienda británico. "Lo que ha sido la mayor decepción ha sido la falta de apoyo del Sur Global".

Foto: Pekín, China. (EFE/Mark R. Cristino)

En algunos casos, esa falta de apoyo reflejaba los lazos históricos con Rusia. Pero en otros casos, se debía a la frustración con Occidente por tratar sus problemas con menos urgencia y generosidad que los de Ucrania, en opinión de los países en desarrollo. Algunos estaban resentidos con Estados Unidos por imponer su agenda de seguridad nacional al mundo a través de su control del dólar, mientras insistía en que todos los demás siguieran las reglas internacionales.

Por último, el dinero habla, y en la última década, China ofrecía más que el Banco Mundial. Corregir ese desequilibrio es uno de los principales objetivos de Yellen. "Estos países tienen sin duda la atención de los países avanzados", aseguraba Yellen en una entrevista el mes pasado. "Les oímos alto y claro".

Los accionistas del banco, de los que Estados Unidos es el mayor, ya han respaldado medidas que aumentarían la capacidad de préstamo del banco en 50.000 millones de dólares durante la próxima década. En la reunión anual del banco, que se celebra esta semana en Marrakech (Marruecos), se están debatiendo medidas que añadirían aproximadamente otros 100.000 millones de dólares. (En junio, el banco y sus filiales tenían 460.000 millones de dólares en préstamos pendientes).

Foto: Billetes en divisa china (yuanes) y rusa (rublos) / Reuters

El Banco y el Fondo Monetario Internacional fueron concebidos en 1944 en una conferencia celebrada en Bretton Woods (New Hampshire, EEUU), convocada para establecer un sistema económico de posguerra. El FMI concedería préstamos a corto plazo para aliviar dificultades financieras temporales; el banco concedería préstamos a largo plazo para acelerar el desarrollo económico.

En las décadas de 1970 y 1980, muchas naciones en desarrollo se endeudaron fuertemente con prestamistas occidentales. Sus deudas acabaron siendo reestructuradas. En 1996, las dos instituciones lanzaron una iniciativa para eliminar por completo la deuda de los países más pobres. A partir de entonces, la idea era que la mayor parte de la ayuda llegara en forma de subvenciones y préstamos en condiciones favorables, es decir, con plazos de amortización relativamente fáciles.

"El Banco Mundial no tenía balance [para prestar más] y ya no consideraba que su misión política fuera financiar infraestructuras en las partes más pobres del mundo", afirma Brad Setser, experto en finanzas internacionales del Consejo de Relaciones Exteriores. "Quería financiar el fortalecimiento del sector sanitario y las estrategias de desarrollo integrador, más que las autopistas de toda la vida".

Foto: Imagen: EC Diseño.
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China ocupó el vacío resultante. Setser calcula que, de 2011 a 2019, el Banco Mundial y otros bancos multilaterales prestaron a países de renta baja y media 241.000 millones de dólares. En el mismo periodo, los bancos chinos prestaron a otros países 473.000 millones de dólares. Las cifras no son estrictamente comparables porque algunos préstamos chinos van a prestatarios más prósperos o reflejan la gestión indirecta del tipo de cambio por parte del gobierno, dijo Setser.

A diferencia del Banco Mundial y sus homólogos regionales, los bancos chinos suelen conceder préstamos en condiciones comerciales, normalmente para beneficiar a empresas chinas como las que participan en su iniciativa de la Nueva ruta de la seda, un proyecto mundial de infraestructuras. También son menos propensos a hacer preguntas incómodas sobre corrupción, derechos humanos o impacto medioambiental. "Alguien de un país en desarrollo me dijo: 'Lo que nos ofrece China es un aeropuerto. Lo que nos ofrece Estados Unidos es una conferencia", escribió en Twitter el ex secretario del Tesoro Larry Summers a principios de este año.

Las cosas han empezado a cambiar. Los prestamistas multilaterales aumentaron sus préstamos durante la pandemia. Los datos de Setser muestran que los bancos chinos, por su parte, se han echado atrás al fallar muchos préstamos anteriores. Los esfuerzos de algunos países pobres por reestructurar sus deudas se ven frenados por la reticencia de los bancos chinos a aceptar recortes.

Foto: Foto: 'Oppenheimer'. Opinión

Mientras tanto, durante el último año, el gobierno de Biden y Ajay Banga, el ejecutivo financiero estadounidense nacido en la India que fue nombrado presidente del Banco Mundial en junio, han presionado para ampliar la capacidad del banco aumentando su apalancamiento, emitiendo capital híbrido como deuda subordinada o permitiendo que los países accionistas garanticen más préstamos. La emisión de capital requeriría la aprobación del Congreso, un obstáculo importante.

Aunque China es miembro del Banco Mundial, ha estado trabajando para crear plataformas competidoras en las que ella, y no Estados Unidos, sea el actor dominante, como los Brics, un foro para Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, pensado como contrapeso al Grupo de los 20 países industriales y en desarrollo.

Por ello, los funcionarios de la administración de Biden señalan con cierta satisfacción una foto de la cumbre del G20 celebrada el mes pasado en Nueva Delhi, en la que aparecen Biden y Banga con los líderes de India, Brasil y Sudáfrica, tres quintas partes de los Brics. Destacan por su ausencia China y Rusia.

*Contenido con licencia de The Wall Street Journal.

Durante el último año, la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, ha estado dando vueltas por el mundo tratando de insuflar nueva vida a un pilar de 79 años del orden internacional liderado por Estados Unidos: el Banco Mundial.

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