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Bruselas pide vigilar cuatro áreas de tecnologías críticas expuestas a China
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Tienen "riesgo de fusión civil y militar"

Bruselas pide vigilar cuatro áreas de tecnologías críticas expuestas a China

El Ejecutivo comunitario recomienda hacer análisis de riesgo ante la exposición a China en los sectores de la tecnología cuántica, la biotecnología, la inteligencia artificial y los semiconductores

Foto: La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. (EFE/EPA/Julien Warnand)
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. (EFE/EPA/Julien Warnand)

La Comisión Europea intenta, poco a poco, desde 2019, aprender a hablar el idioma de la geopolítica. Por eso, Bruselas ha anunciado este martes que tendrán que hacerse análisis de riesgo ante la exposición de algunas tecnologías críticas a China, aunque en ningún momento se menciona al país. El mundo es cada vez más complejo, más inestable. En los últimos años la visión europea del mundo, la de una economía abierta, con cada vez menos fronteras y con más interdependencias, se ha visto golpeada. El último gran shock fue la invasión rusa de Ucrania, que puso negro sobre blanco los riesgos de esas dependencias y el fracaso del modelo alemán que había seguido toda Europa, la idea de que se podía exportar fuera del espacio político de la Unión la estrategia por la que el aumento de las interdependencias garantizaba la paz.

Todavía existen fuertes resistencias. La propia Alemania, uno de los países más expuestos al corte de suministro energético desde Rusia, sigue defendiendo mantener dependencias en otros casos. Para muchos, de fondo, lo que hay es un pulso entre una visión proteccionista y una favorable al libre comercio. Detrás de esa visión más geopolítica de las relaciones internacionales en algunas capitales se ve la mano de Francia, cuyo presidente, Emmanuel Macron, es muy influyente dentro de la actual Comisión Europea.

Foto: La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, tras una cumbre UE-China. (EFE/EPA/Pool/Yves Herman)

Pero el gran actor no es Rusia. Es China. Prácticamente nadie la menciona en público, se intenta no señalarla abiertamente, no atacarla. Se sigue trabajando en intentar limar asperezas, en mantener puentes y en evitar una desconexión total. En primavera Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, defendió que Europa no debía seguir a EEUU en la política de “desconexión” con China, sino que debía apostar por una tercera vía, la de la “reducción de riesgos”. Lo más parecido a una cristalización de la llamada “doctrina Sinatra” (hacerlo “a mi manera”) de la que se habló mucho en Bruselas.

De fondo está la presión de Estados Unidos para que Europa se alinee con su visión más dura con el régimen de Xi Jinping. Washington considera que durante los últimos años Pekín ha logrado recortar distancias con EEUU y que es necesario recuperar una cierta “ventaja tecnológica”, ya que estas tecnologías críticas son también fundamentales en el ámbito bélico. Por el momento, Europa no tiene una visión única respecto a China y eso complica también que la Comisión Europea desarrolle iniciativas.

Tecnologías críticas

Desde entonces, la Comisión Europea ha puesto sobre la mesa las principales pinceladas de una agenda de defensa económica. Ahora, el Ejecutivo comunitario intenta poner en práctica dicha agenda y recomienda llevar a cabo un análisis de riesgo en cuatro áreas. La primera son las tecnologías de semiconductores avanzados, como los chips de última tecnología sobre los que Estados Unidos ha puesto especial atención; la tecnología de inteligencia artificial, incluidos los análisis de datos, el procesamiento de lenguaje o la computación de alto rendimiento; las tecnologías cuánticas; y por último la biotecnología.

Foto: Técnicos aprendiendo a montar una máquina de ASML. (Reuters/Ann Wang)

La Comisión considera que estos cuatro ámbitos tienen “riesgo de fusión civil y militar” y que existe un riesgo de que “ciertas tecnologías se utilicen para socavar la paz y la seguridad”, así como que estas tecnologías se puedan usar “en violación de los derechos humanos (...) incluida la restricción de las libertades fundamentales”. Bruselas también señala que estas tecnologías tienen la capacidad de “impulsar de forma significativa el desempeño y la eficiencia” o provocar “cambios radicales” en determinados sectores.

La medida la han presentado tres de los pesos pesados de la Comisión Europea. Por un lado, el vicepresidente ejecutivo a cargo de Comercio, Valdis Dombrovskis, que estuvo de visita en China la semana pasada, tratando de apaciguar a Pekín ante una investigación antisubsidios sobre los vehículos eléctricos chinos que Von der Leyen anunció unas semanas antes, la vicepresidenta de Valores, Vera Jourová, y el comisario de Mercado Interior e Industria, Thierry Breton. Cada vez que la Comisión Europea da un paso que algunos consideran proteccionista aparece tarde o temprano el nombre de Breton, comisario francés y hombre cercano a Macron.

Foto: EL canciller alemán, Olaf Scholz. (Reuters/Liesa Johannssen)

La idea es que estos análisis de riesgo, que los Estados miembros tendrán que completar antes de final de año, sirvan como base para tomar decisiones respecto a estos cuatro campos, como por ejemplo puede ser aumentar la producción en Europa para reducir la dependencia de China en caso de que la tecnología esté demasiado expuesta. De fondo está otra cuestión, que es el instrumento de control de inversiones salientes, que busca evitar que empresas europeas inviertan en el desarrollo de tecnologías críticas en países como China, algo que ya está haciendo la administración americana, o la revisión del Reglamento de Escaneo de Inversiones Extranjeras Directas para evitar que países terceros puedan tener el control de sectores de la economía que son críticos para la seguridad europea.

El instrumento de control de inversiones salientes es políticamente muy delicado. La Comisión no consiguió incluirlo cuando presentó su agenda de seguridad económica en junio, aunque ya entonces anunció que el asunto seguiría sobre la mesa. “La UE y los Estados miembros también deben garantizar que el capital de nuestras empresas, su investigación, experiencia y conocimientos no se utilicen para impulsar avances tecnológicos que mejoren las capacidades militares y de inteligencia de los países que pueden utilizarlos para socavar la paz y la seguridad”, señalaba el texto. La Comisión Europea ya anunció en su programa de trabajo de 2023 que estudiaría tanto la exposición europea a posibles dependencias en tecnologías críticas como la posibilidad de desarrollar instrumentos de control de inversiones extranjeras.

La Comisión Europea intenta, poco a poco, desde 2019, aprender a hablar el idioma de la geopolítica. Por eso, Bruselas ha anunciado este martes que tendrán que hacerse análisis de riesgo ante la exposición de algunas tecnologías críticas a China, aunque en ningún momento se menciona al país. El mundo es cada vez más complejo, más inestable. En los últimos años la visión europea del mundo, la de una economía abierta, con cada vez menos fronteras y con más interdependencias, se ha visto golpeada. El último gran shock fue la invasión rusa de Ucrania, que puso negro sobre blanco los riesgos de esas dependencias y el fracaso del modelo alemán que había seguido toda Europa, la idea de que se podía exportar fuera del espacio político de la Unión la estrategia por la que el aumento de las interdependencias garantizaba la paz.

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