Scholz hace de Merkel y avisa a la UE contra la investigación a los coches eléctricos chinos

Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, sorprendió a todos al anunciar una investigación antisubvención contra los vehículos eléctricos chinos durante su discurso del estado de la Unión ante el Parlamento Europeo. Desde el primer momento, la industria automovilística alemana se mostró preocupada ante la idea de que China pudiera responder con represalias que acabaran desembocando en una guerra comercial. Y cuando las grandes marcas de coches carraspean, en Berlín todo el mundo presta atención. Ahora Olaf Scholz, canciller alemán, echa el freno al alcance de la idea: "El modelo económico que prefiero es el de competencia global", explicó esta semana el mandatario alemán durante una conferencia celebrada en Berlín.

El mismo jueves, en una entrevista con el periódico económico Wirtschaftswoche, Scholz se encargaba de que el mensaje quedara clara su posición tras ser preguntado por la investigación: "Por decirlo amablemente, no estoy muy convencido de esto". "Nuestro modelo económico no debería basarse ni depender del proteccionismo, sino del atractivo de nuestros productos", ha añadido Scholz.

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Robert Habeck, vicecanciller y ministro de Economía, líder de Los Verdes, el sector del Gobierno más duro respecto a las posturas hacia China, también ha explicado en los últimos días que la industria automovilística del país está "preocupada" ante una posible guerra comercial con China. Valdis Dombrovskis, vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea a cargo de Comercio, visitó Pekín a principios de esta semana y el asunto de la investigación sobre los coches eléctricos chinos fue uno de los principales puntos de sus reuniones con los oficiales chinos.

La preocupación de algunos sectores que reflejó Von der Leyen con el anuncio de la investigación antisubvención, es que se repita lo que ya ocurrió con los paneles solares. Originalmente, Europa tenía una ventaja tecnológica respecto a China en el desarrollo de la tecnología fotovoltaica, pero la industria china acabó expulsando a la europea de su propio mercado gracias a las subvenciones. De hecho, en su discurso ante la Eurocámara, Von der Leyen mencionó directamente el caso de los paneles solares.

Pero al mismo tiempo, las marcas alemanas están muy expuestas a China, ocupando, de hecho, una quinta parte del mercado en el gigante asiático. El 40% de las ventas mundiales de Volkswagen (VW) el año pasado fueron en China. Para estas compañías, el problema sería que Pekín impusiera aranceles como respuesta a las medidas que pueda tomar Bruselas, pero también los efectos que pueda tener sobre sus cadenas de producción en el país.

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Para marcas como Volkswagen, que ha redoblado su apuesta por la presencia en el mercado en China justo en un momento en el que en Estados Unidos y en Europa se habla cada vez más de marcar distancias respecto a Pekín, una guerra comercial sería fatal. Volkswagen, lejos de intentar relajar sus lazos con China, ha movido a la capital del país al principal encargado de las operaciones de la compañía para dicho mercado. Además, para las marcas alemanas este movimiento por parte de Von der Leyen beneficia de forma clara a las compañías francesas, muy poco expuestas al mercado chino y que se muestran más preocupadas ante la posible inundación del mercado europeo con coches eléctricos chinos baratos.

Pero Scholz está mostrando que no cederá fácilmente en este asunto, sabiendo que la industria más poderosa de Alemania le vigila de cerca. "Todavía recuerdo los grandes debates que comenzaron cuando los automóviles japoneses llegaron a Alemania. Ahora son parte del mercado: hay automóviles alemanes en Japón y automóviles japoneses en Alemania. ¿Cuál es el problema?", ha explicado el canciller alemán. En París y Bruselas arquean las cejas ante la comparación de Japón y de China. "Queremos vender nuestros automóviles en Europa, América del Norte, Japón, China, África, América del Sur, en todos los lugares. Pero esto significa que estamos abiertos a que los coches de otros países también lleguen al mercado alemán", ha defendido el canciller.

La sensación para algunos en el sector más "proteccionista" de Bruselas es que Scholz repite uno de los errores de su antecesora en el puesto, Angela Merkel, que siempre defendió un comercio abierto con China con la esperanza de que el gigante asiático se acabaría adaptando a las normas del resto del mundo a través del comercio, el Wandel durch Handel. Con Los Verdes en el Gobierno defendiendo una política más dura hacia Pekín y con unos Estados Unidos más vocales sobre la necesidad de alejarse de China, en Bruselas se esperaba que Scholz endureciera el discurso hacia el gigante asiático.