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Una alianza que viene y va: por qué la UE necesita a los BRICS para la transición energética
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Una alianza que viene y va: por qué la UE necesita a los BRICS para la transición energética

La UE y sus estados miembros deberían explorar oportunidades de cooperación trilateral en materia de energía y clima con los países de la alianza de los BRICS y los estados africanos

Foto: La cumbre de los BRICS de este pasado agosto. Gianluigi Guercia / REUTERS
La cumbre de los BRICS de este pasado agosto. Gianluigi Guercia / REUTERS

La cumbre anual de los BRICS concluyó con un desafío importante para los seguidores más acérrimos del grupo de economías emergentes. A partir de enero de 2024, el bloque se expandirá más allá de sus miembros actuales —Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica— para abrir la puerta a Argentina, Egipto, Irán, Etiopía, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos. Una combinación ecléctica de gigantes de la energía y la minería que incluye dos estados africanos. De hecho, la cumbre puso especial énfasis en la transición energética, entre una serie de otras cuestiones, bajo el tema: "BRICS y África".

El grupo ha adquirido un trasfondo cada vez más geopolítico en los últimos años. A pesar de los intereses nacionales e internacionales divergentes entre sus miembros, ha llegado a representar la frustración de la zona sur del globo dentro del actual orden global impulsado por Occidente. Cuando se trata de energía y clima, la división más clara entre Europa y los BRICS es la eliminación gradual de los combustibles fósiles.

Foto: Un grupo de personas pasa por delante del Centro de Convenciones de Sandton, que acogerá la próxima cumbre de los Brics. (Reuters/James Oatway)

En general, las economías emergentes consideran que estos combustibles son demasiado importantes para el desarrollo y el crecimiento en los países de ingresos bajos y medianos como para frenar drásticamente su uso. Esta cohesión emergente, junto con la influencia geopolítica del grupo de la zona sur –especialmente en África por su riqueza energética– corre el riesgo de desviar la atención de las prioridades e intereses europeos.

Pero, a medida que la Unión Europea y sus estados miembros reconsideran sus políticas exteriores relacionadas con la energía tras la invasión rusa de Ucrania, deberían centrarse menos en posiciones divergentes con los BRICS y los estados africanos, y más en intereses superpuestos para realizar la transición energética. Los BRICS, África y Europa tienen mucho en común en su búsqueda de las cero emisiones, sobre todo en lo que respecta al rápido despliegue de la energía renovable. Por lo tanto, los europeos deberían explorar oportunidades de cooperación trilateral centrándose en los aspectos técnicos y los incentivos necesarios para impulsar objetivos comunes, como la generación y el uso de energía más limpia, así como la reducción de las emisiones globales.

Los desafíos

Los BRICS abogan por una transición sostenible hacia una economía baja en emisiones de carbono basada en responsabilidades comunes pero diferenciadas, y en las capacidades respectivas de cada país. Su rechazo a un enfoque más universal significa que sus prioridades, en ocasiones, divergen de las ambiciones climáticas de la UE. El comunicado de la última cumbre, por ejemplo, reitera que los BRICS apoyan conjuntamente el derecho de los países en desarrollo a explotar los combustibles fósiles para promover su crecimiento económico y su seguridad.

Es probable que varios miembros del grupo hayan contribuido al reciente fracaso del G-20 a la hora de acordar la eliminación gradual del uso de combustibles fósiles. El comunicado de este año también describe la oposición del grupo a las "barreras comerciales relacionadas con el clima", haciendo una posible referencia al mecanismo de ajuste en frontera de carbono de la UE (CBAM), que es profundamente impopular entre los estados del sur que luchan por establecer cadenas de valor verdes, especialmente en industrias intensivas en carbono.

Foto: El mundo produce 530 kilogramos de cemento y 240 kilogramos de acero por persona al año (EFE/Gustavo Amador).

Los estados africanos se alinean con muchas de estas posiciones y también comparten un interés en fortalecer los flujos comerciales y de inversión con los BRICS. Esto podría crear riesgos para Europa, debido a una mayor competencia por el acceso a recursos y mercados en un continente que se está volviendo cada vez más estratégico como proveedor de energía y recursos minerales .

La UE debe garantizar que no pierde oportunidades para apuntalar sus soluciones energéticas y acciones climáticas, y que sigue siendo relevante en la gobernanza global de estas materias. Esto se ha vuelto aún más importante tras la decisión adoptada en la cumbre de ampliar el grupo. La incorporación de estos estados no solo mejora la legitimidad internacional de los BRICS, sino que también puede fortalecer el comercio, la inversión y la capacidad de negociación del grupo para dar forma a la transición verde. Las sanciones y la necesidad de aislar a Rusia no deberían impedir que la UE negocie y colabore con los BRICS como grupo (como hacen los europeos con el G20, que incluye a Rusia).

Las oportunidades

El diálogo multilateral entre la UE, el grupo BRICS y los estados africanos podría permitirles identificar una hoja de ruta común y promover respuestas conjuntas a cuestiones de interés mutuo en el continente africano. Esa acción podría significar que compartan los costos y riesgos de la inversión, amplíen las oportunidades de mercado y apoyen mejor las necesidades de África.

Para fomentar esta cooperación, los europeos deberían comprometerse a encontrar formas de mitigar los impactos negativos de las políticas de la UE, como el CBAM. Al mismo tiempo, la UE debería reconocer y apoyar el liderazgo de los BRICS y de los países africanos en áreas que son de interés para los europeos. Inicialmente, esto podría comprender un apoyo más activo a las iniciativas multilaterales lideradas por los BRICS y África. Los europeos podrían, por ejemplo, respaldar la iniciativa de Brasil para proteger los bosques tropicales globales, lanzada con la República Democrática del Congo e Indonesia, con el objetivo de definir conjuntamente estándares para el cálculo de las emisiones de carbono. Una mayor cooperación con estados individuales podría allanar el camino para una mayor cooperación con el grupo BRICS en su conjunto.

Foto: Los líderes posan en la XV Cumbre de los Brics. (Reuters)

Esa alianza colectiva podría centrarse en la capacitación de habilidades, tanto a nivel técnico como gubernamental, para energías y tecnologías renovables. El diálogo trilateral también podría promover el co-desarrollo y la co-financiación de grandes proyectos regionales estratégicos, como líneas de transmisión de energía e infraestructura ferroviaria, tal y como los identifica la Unión Africana. Estos a menudo requieren un conjunto diverso de compromisos financieros y tecnológicos, que son difíciles de lograr si no es a través de la acción colectiva. Además, la UE podría aspirar a colaborar con los BRICS y los estados africanos en soluciones que eviten, reduzcan y eliminen las emisiones y en las cadenas de valor de los combustibles fósiles. También podrían trabajar en el desarrollo de cadenas de valor específicas, como los biocombustibles.

El apoyo a una acción conjunta como esta enviaría un mensaje de que la UE está abierta a colaborar con los BRICS, los estados africanos y otros en el sur global para reunir la experiencia financiera y técnica necesaria para implementar planes ambiciosos de transición energética. Esto permitiría a la UE enviar una señal importante, reconociendo la creciente relevancia de los BRICS y África en la toma de decisiones globales y su papel crítico en la dinámica energética y climática. También demostraría la empatía de la UE hacia las preocupaciones del sur, evitando posiblemente una mayor alienación recíproca.

Foto: EC
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Una mayor alineación entre los actores del sur global, como la expansión de los BRICS —a pesar de los muchos desacuerdos que probablemente le esperan al grupo— , podría llevarlos a ocupar mayores porciones de los sectores energéticos de cada uno. Esto incluiría tanto aquellos que los responsables políticos europeos se esfuerzan por restar importancia (como los combustibles fósiles), como aquellos en los que la UE y los estados miembros pretenden expandirse (como las cadenas de valor de los minerales).

Los europeos deben unirse a la conversación siempre que sea posible y aspirar a actuar como promotores del multilateralismo norte-sur para mitigar los posibles riesgos de una mayor cohesión global del sur y seguir siendo relevantes en el cambio de la dinámica global de la gobernanza energética y climática. Esta apertura es algo que los BRICS deberían al menos considerar si quieren permanecer fieles a su lema de "gobernanza más inclusiva".

*Análisis publicado originalmente en inglés en el European Council on Foreign Relations por Maddalena Procopio titulado 'Shifting alliances: Why the EU needs to cooperate with the BRICS and Africa on the energy transition'

La cumbre anual de los BRICS concluyó con un desafío importante para los seguidores más acérrimos del grupo de economías emergentes. A partir de enero de 2024, el bloque se expandirá más allá de sus miembros actuales —Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica— para abrir la puerta a Argentina, Egipto, Irán, Etiopía, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos. Una combinación ecléctica de gigantes de la energía y la minería que incluye dos estados africanos. De hecho, la cumbre puso especial énfasis en la transición energética, entre una serie de otras cuestiones, bajo el tema: "BRICS y África".

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