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La nueva guerra del opio, vista desde China: "EEUU no es adicto al fentanilo, sino al dinero"
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"Revancha histórica"

La nueva guerra del opio, vista desde China: "EEUU no es adicto al fentanilo, sino al dinero"

En el último año, Estados Unidos ha apuntado a China como fuente de su crisis con el fentanilo. En China no están por la labor

Foto: Un hombre sin hogar en las calles de San Francisco muestra su alijo de fentanilo (Reuters. Shannon Stapleton)
Un hombre sin hogar en las calles de San Francisco muestra su alijo de fentanilo (Reuters. Shannon Stapleton)
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Año 2024. “La República Popular China calificó todos los análogos del fentanilo como sustancias controladas en 2019, lo que significa que actualmente subsidia la exportación de drogas que son ilegales según las leyes de Estados Unidos y China (…) Las sustancias no tienen ningún uso legal conocido en todo el mundo. El informe cita datos del sitio web de la Administración Estatal de Impuestos del Gobierno chino, que enumera ciertos productos químicos que tienen reembolsos de tasas de hasta el 13%. Además, actualmente subsidia dos precursores del fentanilo utilizados por los cárteles de la droga”, señala un informe de abril pasado del Congreso de EE.UU, señala Reuters.

Año. 2020. Reporte de la Administración de Control de Drogas de EEUU (DEA): "Si bien México y China son los principales países de origen de fentanilo y sustancias relacionadas traficadas directamente a los Estados Unidos, la India está emergiendo como una fuente de fentanilo terminado en polvo y productos químicos precursores del fentanilo".

Siglo XIX. El Gran Estado, libro de Timothy Brook: “El opio servía para obtener la liquidez que Gran Bretaña necesitaba para comprar algodón americano. Las plantaciones británicas producían opio en la India, el opio se cargaba en barcos y se vendía en China, la plata que sufragaba la droga era enviada a Estados Unidos para comprar algodón bruto, que se llevaba a Gran Bretaña para confeccionar ropa, que a su vez se mandaba a la India (donde la Compañía de las Indias Orientales había logrado acabar con la industria nativa del algodón), y con cuyos beneficios se compraba más opio (…) El estado chino no logró erradicar el consumo de droga hasta mediados del siglo XX”.

Si uno lee esos tres párrafos, es evidente que las tornas, en una suerte de revancha histórica, han cambiado. Ahora es desde la superpotencia asiática desde la que se trafica con drogas que están minando desde dentro a la hoy gran potencia occidental. China fue empujada hace doscientos años, especialmente por Gran Bretaña, a que sus ciudadanos consumieran opio en el siglo XIX y XX. Como relata Brooks, la droga producida en India se descargaba en los puertos chinos, donde millones de personas acabaron siendo adictos a los opiáceos ante la queja de las autoridades locales.

Foto: Personas en situación de calle consumen drogas, en Tijuana, Baja California (México). (EFE/Joebeth Terriquez)

El intento por parte de los chinos de detener ese comercio que estaba destruyendo su sociedad dio pie a las dos Guerras del Opio, entre 1839 y 1842 la primera, y entre 1856 y 186 la segunda. En esta última, otras potencias occidentales se aliaron con los británicos para aplastar a las tropas chinas en una humillación grabada en el imaginario del país.

En el museo del Partido Comunista de Shanghái, hay toda una detallada recreación de lo ocurrido. En un panel se explica así: "La primera Guerra del Opio de 1840 fue un momento decisivo en la historia moderna de China. Gran Bretaña y otras potencias extranjeras que les siguieron, impusieron su voluntad y tratados desiguales a la desventurada nación mediante la fuerza bruta. A partir de entonces, el país sufriría humillantes pérdidas de soberanía y descendería a una sociedad semifeudal y semicolonial".

Un problema estadounidense en su propio suelo

El globalizado mundo actual, argumento que en el siglo XIX esgrimían los británicos para someter a los chinos aduciendo que había un derecho universal al libre comercio, hace que el aleteo de una mariposa en China acabe hoy con un zombi, México mediante, en las calles de Chicago. Lo del aleteo es en realidad un laboratorio donde se comienza a producir el fentanilo, la droga que está arrasando las barriadas de Estados Unidos y que se considera 50 veces más potente que la heroína. En 2022, según datos oficiales federales, hubo 107.941 muertos por sobredosis en EEUU, unos 200 estadounidenses al día y la principal causa de muerte entre los 18 y los 49 años en ese país.

Ante este escenario, EEUU ha puesto sobre la mesa en sus relaciones bilaterales con China el tráfico de drogas como una clara línea roja. El pasado 23 de junio, por primera vez en la historia, el Departamento de Justicia presentó cargos contra cuatro empresas con sede en China por producir, distribuir y vender precursores químicos para la fabricación de fentanilo. Según la Fiscalía, las empresas eran muy conscientes de que los componentes químicos que vendían estaban destinados a fines ilícitos: no solo habían tratado de camuflar sus productos para que pasasen la aduana sin problemas, sino que sus anuncios comerciales estaban dirigidos específicamente a fabricantes de esta droga en México y EEUU, e incluso ofrecían asesoramiento sobre cómo transformar los precursores en fentanilo. Según EEUU, el Gobierno en Pekín no está haciendo lo suficiente para controlar este tipo de tráfico desde empresas chinas.

El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, en su reciente visita a Pekín y tras reunirse con el presidente Xi Jinping, ha vuelto a reiterar a los chinos que deben hacer más para acabar con la producción primaria de estos químicos. “Estoy en China para lograr avances en los temas que más importan al pueblo estadounidense, incluida la lucha contra el tráfico de fentanilo. Discutiremos los avances realizados para cumplir los compromisos asumidos por Biden y el presidente Xi el otoño pasado, así como las áreas en las que tenemos desacuerdos importantes”, señaló Blinken.

¿Y cuáles son esas áreas en el tema droga? La falta de confianza entre ambas superpotencias. Mientras los comités del Congreso de EEUU señalan directamente a China como causante del problema, desde la parte oriental la visión es distinta: “El fentanilo no es un problema de China ni es causado por China. Dicho esto, China no se ha quedado de brazos cruzados, sino que está dispuesta a ayudar al pueblo estadounidense. Desde la reunión de San Francisco [el encuentro entre Biden y Xi en noviembre pasado], la parte china ha acompañado sus palabras con acciones. Se han logrado avances en la cooperación antinarcóticos gracias a los enormes esfuerzos realizados por la parte china. La parte estadounidense debe abordar las preocupaciones de China de manera recíproca”, señala en el Diario del Pueblo, el periódico oficial del Partido Comunista chino, un alto funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores.

Es decir, Pekín le recuerda a Washington que lo de las drogas es un problema que ocurre en sus calles y que si quieren cooperación en esa materia deben dar algo a cambio e involucrarse en los problemas que les afectan a ellos en medio de una guerra comercial y con las fricciones por Taiwán y el Mar de China creciendo.

Foto: Estantería de una farmacia en Ohio, EEUU. (Reuters/Bryan Woolston)

Hay algunos avances. Pekín presume de haber llevado ante los tribunales a decenas de personas, alguna incluso ha sido sentenciada a pena de muerte por el tráfico de estas sustancias.

Modus operandi

El reto, señalan los expertos, es que muchos de estos laboratorios se encuentran en provincias del interior del país, donde hay menos medios para la lucha contra la producción de estupefacientes. Hasta 2017, China producía el 97% del fentanilo de alta calidad que se vendía en el mundo, y el 70% después de esa fecha.

Si la producción de opio requiere de decenas de miles de agricultores y una amplia extensión de terreno con acceso regular a agua, una cantidad similar de fentanilo puede producirse con unos pocos cientos de cocineros que ni siquiera necesitan tener conocimientos avanzados de química. Y el equivalente a una tonelada de heroína en fentanilo pesa apenas 20 kilos.

La venta se produce on line, con operadores chinos de empresas farmacéuticas y químicas que hablan diversos idiomas y que venden las sustancias con las que generar la droga en todo el mundo. Las mafias chinas, al igual que ocurre con le negocio del juego y las estafas, están copando el mercado ilícito del sudeste asiático en internet. Sus granjas de trabajadores colocan sus productos por todo el globo, con ayuda de sus redes navales de suministro.

Pekín, en todo caso, asegura que se ha comprometido a seguir trabajando para acabar con un grave problema global. Las autoridades chinas han puesto al frente de su lucha antidrogas a un veterano oficial, Hu Binchen, de 53 años, que será el encargado de supervisar la lucha contra el fentanilo en cooperación con sus homólogos estadounidenses. Ahora queda que Washington haga su parte, porque al igual que sucede en su histórico relato incriminatorio de México, los estadounidenses señalan las mafias de ambos estados como si en su propio país no hubiera estructuras criminales bien organizadas que están haciendo una fortuna envenenando a sus conciudadanos con el suministro de una droga que los convierte en adictos que se “pudren” en las calles.

"EEUU sueña despierto si espera y exige que China continúe su cooperación en asuntos que preocupan a EEUU mientras infringe los intereses clave de China", afirmaba un editorial del diario oficial chino en inglés Global Times de agosto de 2022 que recogía la postura oficial de Pekín. "En los últimos años, parece que los políticos estadounidenses tienen más interés en pasarle el marrón a China que en hacer frente de forma seria a su problema interno con el fentanilo", añadía el artículo, una línea argumental repetida una y otra vez por los diplomáticos chinos.

“Mientras la política monetaria esté en el centro del sistema político estadounidense, parece seguro que el problema de las drogas seguirá cobrándose más vidas inocentes”, señala otro editorial, esta vez del Diario del Pueblo, que trata sobre este tema y que se titula: “Washington no es adicta al fentanilo, sino al dinero que hay detrás de él”. Esa es la visión de este problema desde Pekín.

Año 2024. “La República Popular China calificó todos los análogos del fentanilo como sustancias controladas en 2019, lo que significa que actualmente subsidia la exportación de drogas que son ilegales según las leyes de Estados Unidos y China (…) Las sustancias no tienen ningún uso legal conocido en todo el mundo. El informe cita datos del sitio web de la Administración Estatal de Impuestos del Gobierno chino, que enumera ciertos productos químicos que tienen reembolsos de tasas de hasta el 13%. Además, actualmente subsidia dos precursores del fentanilo utilizados por los cárteles de la droga”, señala un informe de abril pasado del Congreso de EE.UU, señala Reuters.

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