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Alemania brilla por su ausencia: ¿Por qué Scholz no ha acudido a la visita de Xi en París?
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Miedo al dragón Chino

Alemania brilla por su ausencia: ¿Por qué Scholz no ha acudido a la visita de Xi en París?

Alemania evita sistemáticamente presentar un frente común ante China. Este lunes Macron y Von der Leyen se han reunido con Xi Jinping en París, pero sin el canciller

Foto: El presidente francés, Emmanuel Macron, recibe al presidente chino, Xi Jinping, en París. (EFE/Yoan Valat)
El presidente francés, Emmanuel Macron, recibe al presidente chino, Xi Jinping, en París. (EFE/Yoan Valat)

Este lunes, Xi Jinping, presidente chino, ha llegado a París para iniciar su primer tour europeo desde 2019. Tras visitar Francia, el mandatario del gigante asiático se dirigirá a Hungría y Serbia, dos países que tienen un perfil similar de socios disruptores, uno dentro de la Unión y otro fuera. La visita al presidente francés Emmanuel Macron es, en todo caso, la principal de la gira. Y por el Elíseo ha intentado que fuera algo más que una visita a Francia, sabiendo además que los próximos destinos de Xi no son al azar. Uno ha demostrado tener capacidad de entorpecer el funcionamiento de la UE en el plano geopolítico, mientras que el otro cuenta con el mayor potencial para desestabilizar los Balcanes. Los dos son los principales aliados que le quedan a Vladimir Putin, presidente ruso, más allá del Danubio.

Junto a Macon estaba Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, que en octubre anunció el lanzamiento de una investigación antisubvenciones contra la industria del coche eléctrico chino que ha tensado mucho las relaciones entre Bruselas y Pekín. El Ejecutivo comunitario también ha avanzado en toda una estrategia de seguridad económica destinada a proteger la industria europea de la sobrecapacidad china y de las subvenciones de EEUU, y en todas sus interacciones con el Gobierno chino ha pasado a exigir un reequilibrio de las relaciones comerciales.

Sin embargo, y a pesar de estar invitado, en la reunión no estaba Olaf Scholz, canciller alemán. En 2019, la última vez que Xi visitó París, Macron se reunió con él junto con Jean-Claude Juncker, entonces presidente de la Comisión Europea, y Angela Merkel, entonces canciller alemana. El pasado jueves Scholz viajó a París y cenó junto con Macron. Ya entonces el Elíseo había comunicado su intención de invitar al canciller alemán el lunes de vuelta a la capital francesa para presentar un frente común a Xi. Berlín declinó la oferta porque este lunes Scholz viajaba a Lituania, y desde la capital alemana se apuntaba a que la invitación había llegado demasiado tarde.

Sin embargo, para muchos de los observadores y analistas que siguen de cerca la postura alemana hacia China, el rechazo de la cancillería —más allá de los comprensibles problemas de agenda— es una nueva demostración de que Berlín no tiene ningún interés en formar un frente común contra Pekín.

Foto: El canciller Olaf Scholz. (EFE/EPA/Pool/Geert van den Wijngaert)

Cuando en 2022 Scholz viajó a Pekín con un grupo de empresarios, después de haber impulsado la venta de una terminal del puerto de Hamburgo a la gigante china COSCO —con la oposición de su vicecanciller y ministro de Economía, el ecologista Robert Habeck—, Macron se ofreció a viajar con él. El objetivo, según el Gobierno francés, era poder presentar un frente común ante un socio que se estaba aprovechando cada vez más de la apertura del mercado europeo sin seguir las reglas. Pero entonces, como ahora, Scholz evitaba formar parte de un bloque común europeo respecto a China. El canciller alemán considera que la prioridad estratégica de Berlín es mantener una relación especial y prioritaria con Pekín, y no está dispuesto a ceder esa posición privilegiada.

Las exportaciones a China son muy importantes para Alemania, especialmente las del sector automovilístico, aunque el déficit comercial entre ambos países no ha hecho más que crecer desde principios del siglo. Berlín se opone a endurecer las medidas contra Pekín precisamente porque tiene miedo de que una respuesta por parte del gigante asiático afecte a sus exportaciones a China. Para Bruselas no hay discusión: la economía china está sufriendo, Estados Unidos está intentando arrinconar a Pekín cerrándole el paso a tecnología clave y el gigante asiático necesita de Europa tanto como ella de China.

A ojos de los principales actores en la Comisión y en el Elíseo, es el momento de apretar las tuercas, de enseñar los dientes y de obtener concesiones por parte de Pekín. La tensión es obvia e inevitable, como se deja ver también en la visita de Xi a Francia este lunes, pero en la Comisión Europea y también en algunas capitales, principalmente París, se ha asumido que ese nivel de tensión es aceptable. Ese no es el caso de Alemania. La cancillería no considera que la tensión que están dispuestos a soportar la Comisión o Francia sea aceptable en el caso alemán. Por lo tanto, aunque sin oponerse de manera abierta, lo que hace por el momento es arrastrar los pies.

Foto: Emmanuel Macron, en la cumbre del 26 de febrero. (EFE/Gonzalo Fuentes)

Como la visita de 2022, la realizada recientemente por Scholz a Pekín ha vuelto a dejar muy mal sabor de boca en Bruselas. “El líder de la mayor economía de la UE demostró, con lo que dijo y con lo que no dijo, que su acercamiento a China sigue estando condicionado por el miedo. El miedo, alimentado por los dirigentes chinos y repetido como un loro por los capitanes de la industria alemana, a que Pekín arremeta contra las empresas del país si Berlín o Bruselas las presionan demasiado”, ha escrito recientemente Noah Barkin, del Programa Indo-Pacífico del German Marshall Fund (GMF). “Esta angustia parece haber llevado a Scholz, durante sus tres días en China, a restar importancia a la amenaza que los productos chinos subvencionados representan para la industria europea, socavando a la Comisión y a Francia en el proceso”, añadió en un reciente análisis.

Este lunes, Xi Jinping, presidente chino, ha llegado a París para iniciar su primer tour europeo desde 2019. Tras visitar Francia, el mandatario del gigante asiático se dirigirá a Hungría y Serbia, dos países que tienen un perfil similar de socios disruptores, uno dentro de la Unión y otro fuera. La visita al presidente francés Emmanuel Macron es, en todo caso, la principal de la gira. Y por el Elíseo ha intentado que fuera algo más que una visita a Francia, sabiendo además que los próximos destinos de Xi no son al azar. Uno ha demostrado tener capacidad de entorpecer el funcionamiento de la UE en el plano geopolítico, mientras que el otro cuenta con el mayor potencial para desestabilizar los Balcanes. Los dos son los principales aliados que le quedan a Vladimir Putin, presidente ruso, más allá del Danubio.

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