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Cuando un 5% de crecimiento son malas noticias: Pekín anuncia sus objetivos más bajos
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Retos en la economía nacional

Cuando un 5% de crecimiento son malas noticias: Pekín anuncia sus objetivos más bajos

Las autoridades han fijado como objetivo anual un crecimiento del PIB en torno al 5%, el más bajo en un cuarto de siglo

Foto: Foto: EC Diseño.
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China ha presentado su objetivo de crecimiento más bajo en más de un cuarto de siglo, mientras Pekín se enfrenta a retos en la economía nacional y mundial tras poner fin a tres años de estrictas medidas contra el covid-19.

El objetivo de China de que el producto interior bruto crezca este año en torno al 5%, anunciado el domingo por el primer ministro Li Keqiang al inicio de la sesión legislativa anual del país, sugiere que los funcionarios están menos preocupados por la expansión económica pura y dirigen su atención a otras prioridades.

En las reuniones legislativas de esta semana, se espera que el líder Xi Jinping consolide aún más su control sobre los ámbitos de la seguridad, las finanzas y la tecnología, reorganizando puestos clave para diluir aún más el papel del gobierno en la formulación de políticas a favor del Partido Comunista, según ha informado The Wall Street Journal.

El objetivo de crecimiento de este año es más conservador que el objetivo del 5,5% fijado por Pekín el año pasado, un objetivo que la segunda economía mundial no alcanzó por un amplio margen, frenado por los estrictos controles ante el Covid y una prolongada caída del sector inmobiliario. La tasa de crecimiento del 3% del año pasado fue la más lenta de las últimas décadas, con la excepción del año 2020, cuando el Covid llevó a las autoridades abandonaron por completo su objetivo.

Foto: El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, y el líder chino, Xi Jinping, el 1 de marzo de 2023. (EFE)

"Este año es esencial dar prioridad a la estabilidad económica y perseguir el progreso al tiempo que se garantiza la estabilidad", declaró Li en el informe de trabajo del gobierno, el último antes de que sea sustituido en el cargo.

Este énfasis en la estabilidad se produce después de tres años de políticas de "Covid cero", en las que la contención de la pandemia se impuso a todas las demás prioridades, incluido el apoyo a la economía. Si la economía china logra recuperarse tras el desmantelamiento de las restricciones relacionadas con el Covid, podría volver a situar al país en una trayectoria que le permitiría superar a Estados Unidos como la mayor economía del mundo, una perspectiva que muchos economistas consideraban cada vez más improbable a medida que se prolongaba la pandemia.

Alcanzar una tasa de crecimiento en torno al 5% este año significaría que la economía china crecería una media aproximada del 4,6% en los cuatro años comprendidos entre 2020 y 2023, una cifra inferior a la tasa media de crecimiento anual del 6,7% registrada entre 2015 y 2019.

A corto plazo, el objetivo de crecimiento relativamente moderado del 5% muestra que los responsables políticos son cautelosos ante una letanía de desafíos que podrían ralentizar el ritmo de recuperación, incluso tras haber eliminado los controles del Covid: una lista de vientos en contra que incluye la tibia confianza empresarial y del consumidor, la débil demanda de productos fabricados en China en el extranjero y las pesadas cargas de deuda de los gobiernos regionales que podrían limitar su capacidad para estimular la economía.

Foto: El primer ministro holandés, Mark Rutte. (EFE)

El objetivo del 5% es especialmente prudente dado el fuerte repunte de la actividad empresarial en los dos primeros meses del año, opina Louise Loo, economista de Oxford Economics especializada en China y residente en Singapur. Los indicadores oficiales y privados de los sectores manufacturero, de servicios y de la construcción repuntaron con fuerza en enero y febrero.

"El lenguaje de hoy sugiere que Pekín cree que el impulso de la reapertura probablemente sólo sea algo temporal", interpreta Loo. "El impulso político consiste en gastar lo justo para alcanzar el objetivo de crecimiento del 5%".

Li declaró el domingo que el gobierno aumentaría el gasto fiscal en un 5,6% este año, menos que el aumento del año pasado, mientras que el crecimiento previsto de los ingresos para este año es del 6,7%, más que el año pasado. Las autoridades aspiran a un déficit fiscal del 3% en relación con el PIB este año, un modesto aumento desde el 2,8% de 2022, lo que sugiere que Pekín no estimulará agresivamente.

Una cuestión que se planteará este año será hasta qué punto se ralentizará el crecimiento de las exportaciones, después de haber impulsado la economía china durante gran parte de la pandemia. El crecimiento de las exportaciones empezó a ralentizarse en términos interanuales, y en octubre invirtió su curso, después de que los consumidores y las empresas de Occidente recortaran el gasto en medio de las agresivas medidas de los bancos centrales para controlar la inflación.

Foto: Li Keqiang durante su discurso en Asamblea Nacional Popular. (Reuters/Thomas Peter)

China tiene previsto publicar el martes los datos comerciales de los dos primeros meses del año. Según los analistas, la caída de los costes de transporte y el exceso de contenedores vacíos en los puertos chinos en las últimas semanas sugieren que la demanda comercial sigue siendo escasa.

"Si las exportaciones resultan ser mucho más débiles de lo esperado, es posible que los responsables políticos tengan que impulsar de nuevo la relajación monetaria o fiscal y la construcción de infraestructuras", señalaron economistas de Goldman Sachs a sus clientes en una nota del 2 de marzo.

Otro factor crítico para la recuperación general de China es la sostenibilidad de cualquier repunte pospandémico del gasto de consumo.

Los economistas están pendientes de cómo los hogares chinos utilizan el exceso de ahorro acumulado durante la pandemia, aunque algunos afirman que la persistente incertidumbre reducirá las ganas de derrochar de los consumidores.

Aunque Li instó al gobierno a "estabilizar el gasto en artículos de primera necesidad y promover la recuperación del consumo de servicios de consumo", no mencionó las donaciones en efectivo, una práctica de la época de la pandemia ampliamente adoptada en muchas economías occidentales para estimular el consumo.

Foto: Un trabajador chino inspecciona un panel fotovoltaico en una fábrica en Xian, en la provincia de Shaanxi. (Reuters/Muyu Xu)

En su lugar, Li pidió que se aumentaran los niveles de ingresos de la población para fomentar el consumo, sin dar más detalles. El desempleo juvenil sigue siendo elevado según las mediciones oficiales, tras alcanzar un máximo de casi el 20% el año pasado. Los trabajadores inmigrantes se enfrentan a una mayor inseguridad laboral, ya que es probable que las fábricas frenen la contratación al tambalearse la demanda de exportaciones.

El domingo, las autoridades tampoco dieron señales de nuevas ayudas al asediado mercado inmobiliario, que lleva estancado en una recesión desde finales de 2020, cuando los reguladores empezaron a aplicar estrictamente las restricciones a los préstamos a los promotores inmobiliarios.

El informe de trabajo del Gobierno pedía ayudas para los compradores de primera vivienda, los nuevos residentes urbanos y los jóvenes. Sin embargo, también reiteró el mantra de que "la vivienda es para vivir en ella, no para especular con ella" que Xi y otros funcionarios han adoptado en su campaña contra los precios desorbitados de la vivienda.

Esto sugiere que el sector inmobiliario, aunque probablemente gozará de cierto alivio por parte de los reguladores este año, podría no tener la oportunidad de recuperar su papel histórico como motor principal del crecimiento.

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El tono cauteloso general del informe de trabajo del gobierno refleja una preocupación constante por la rectitud fiscal en Pekín, preocupación que data de antes de la pandemia.

"Pekín dará prioridad a la sostenibilidad fiscal este año", afirma Houze Song, investigador del Instituto Paulson de Chicago.

Con ese fin, Pekín indicó el domingo que proporcionaría un modesto apoyo a los gobiernos locales, cuya carga de la deuda se disparó en medio de los mandatos de gasto relacionados con el Covid y de la caída del mercado inmobiliario, afectando a las subastas de tierras que se habían convertido en una importante fuente de ingresos para los funcionarios locales.

Las transferencias fiscales de Pekín a los gobiernos locales aumentarán este año un 3,6%, hasta los 10,06 billones de yuanes, muy lejos del incremento del 18% del año pasado.

Pekín permitirá a los gobiernos locales emitir bonos especiales por un valor total de 3,8 billones de yuanes (550.000 millones de dólares), que se utilizan principalmente para financiar proyectos de infraestructuras, frente a los 4,04 billones de yuanes del año pasado.

Foto: Soldados de la 68 Brigada de Infantería Independiente Jager 'Oleksa Dovbush' ponen a punto un lanzacohetes antitanque SPG. (EFE/ Oleg Petrasyuk)

Más allá de los objetivos esbozados en el informe de trabajo del gobierno del domingo, el rendimiento de la economía dependerá de si el nuevo gabinete, repleto de partidarios de Xi Jinping, puede reavivar la confianza entre los hogares y las empresas privadas.

"El reto al que se enfrenta el gobierno es cómo reforzar el sector privado, que es crucial para mejorar el empleo y el crecimiento de la productividad", afirma Eswar Prasad, profesor de política comercial en la Universidad de Cornell.

-Con la contribución de Grace Zhu, en Pekín.

*Contenido con licencia de “The Wall Street Journal”

China ha presentado su objetivo de crecimiento más bajo en más de un cuarto de siglo, mientras Pekín se enfrenta a retos en la economía nacional y mundial tras poner fin a tres años de estrictas medidas contra el covid-19.

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