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Europa ha esquivado la recesión, pero el daño de la crisis es cada vez más visible
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EL PIB crece un 0,1%

Europa ha esquivado la recesión, pero el daño de la crisis es cada vez más visible

Aunque la economía de la región saldó el último trimestre con ganancias del 0,1%, los expertos ven razones para la cautela durante los próximos meses

Foto: Foto: EC Diseño.
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La economía europea ha vuelto a regalar una sorpresa positiva. Los augurios más oscuros sobre el Viejo Continente quedan nuevamente en papel mojado al constatarse que la región logró evitar la contracción en el último trimestre de 2022. El raquítico crecimiento del 0,1% en los tres últimos meses del año permite cerrar con un alza del PIB del 1,9% un ejercicio marcado por el drama de la guerra de Ucrania y la consiguiente crisis energética.

Este dato contribuye a reforzar la imagen de una Europa que ha logrado escapar con entereza del oscuro destino al que parecía abocarla dicha crisis. Con unos mercados laborales que han resistido con solidez el envite de la inflación, un comercio exterior que ha seguido sumando a buen ritmo y el alivio que ha supuesto en los últimos meses la caída de los precios energéticos, la región ha logrado sortear una y otra vez las proyecciones de recesión que asomaban en su horizonte. El índice de sorpresas económicas de Citi para la Eurozona refleja los mejores niveles desde el verano de 2021, lo que ha contribuido para que las bolsas europeas registren su mejor enero en más de un lustro.

Foto: Ilustración con la bandera europea. (Reuters)

El optimismo parece justificado. Europa, favorecida también por unas circunstancias climáticas especiales, ha encontrado los caminos para suplir el suministro energético ruso perdido por las sanciones y evitar el peligro de los racionamientos, al tiempo que las políticas de protección fiscal que se vienen implementando desde el shock del coronavirus se han revelado suficientemente eficaces para mitigar el impacto de la inflación en el bolsillo de los consumidores.

Pero estos logros, plasmados ahora en ese minúsculo crecimiento del PIB, quedan lejos de significar que los riesgos han quedado atrás. De hecho, cada vez son más evidentes, incluso en las cifras de crecimiento económico. No en vano, conviene señalar que, si la Eurozona ha saldado los tres últimos meses del año en terreno expansivo (por muy leve que fuera este), se debe, esencialmente, al extraordinario rendimiento de Irlanda (creció un 3,4% en el trimestre), que, pese a su reducido tamaño, fue capaz de agregar una décima al crecimiento del bloque.

Y tampoco puede obviarse que, aunque los datos conocidos este martes adolecen de falta de detalles, existen suficientes indicios para considerar —así lo hacen buena parte de los expertos— que el crecimiento del PIB en el último trimestre enmascara un fuerte debilitamiento del consumo interno que solo logra compensarse con la aportación del comercio exterior, que se habría visto impulsado por una caída de las importaciones.

Hay indicios de que el dato del PIB enmascara una evolución muy débil del consumo interno

"Las importaciones han caído significativamente, mientras que las exportaciones se han mantenido bastante bien, lo que significa que las exportaciones netas parecen haber contribuido positivamente al crecimiento económico en el cuarto trimestre. Cuando esto se debe a la caída de las importaciones, no es una señal de fortaleza", observan en ING.

A medida que se han ido acumulando recientemente las sorpresas positivas sobre la evolución de la economía europea —y en otras economías desarrolladas—, no han faltado voces que han justificado esto como el resultado de una conjunción de factores que han permitido atrasar el impacto de la crisis inflacionaria, pero no anularlo.

En buena medida, sostienen esas voces, la economía aún ha estado afectada en 2022 por las distorsiones ocasionadas por la crisis del coronavirus, con una larga serie de pedidos acumulados, mientras los consumidores han estado protegidos por las bolsas de ahorro generadas en ese periodo. Ahora, sin embargo, es de esperar que estos factores pierdan fuerza, mientras se intensifican los efectos de las subidas de tipos de interés aprobadas a lo largo de los últimos meses.

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En este sentido, en los mercados se ha abierto paso la idea de que la escalada de los precios ya ha llegado a su pico y se dispone a retroceder con fuerza en los próximos meses, lo que debería permitir al BCE suavizar el endurecimiento de la política monetaria.

Pero el último dato de la inflación en España, con un repunte inesperado, ha venido a recordar que el camino hacia la normalización de los precios puede ser más duro de lo estimado, lo que obligará al banco central a mantener el pedal de freno apretado. No en vano, diversos economistas han advertido de que un impacto muy relevante en la amenaza de espiral inflacionista, como sería la evolución de los salarios, tiende a tener un reflejo tardío, a medida que se van revisando los convenios empresariales.

En esas condiciones, la última encuesta sobre préstamos bancarios del BCE ya refleja en el cuarto trimestre de 2022 el mayor endurecimiento de las condiciones financieras en más de una década. "Con el BCE dispuesto a subir los tipos otros 100 puntos básicos, las estrictas condiciones financieras limitarán el crecimiento tanto este año como el próximo, y frenarán la recuperación del PIB", advierten en Oxford Economics.

En los mercados se ha abierto paso la idea de que la escalada de los precios ya ha llegado a su pico

Así, aunque las visiones más pesimistas parecen haber quedado descartadas, entre los expertos se ha generado un amplio consenso de que la economía europea podría sufrir finalmente la temida contracción ya en el primer trimestre de 2023 y seguir acusando las dificultades a lo largo del año. La debilidad del último dato de empleo en España o el desplome anunciado este martes de las ventas minoristas en Alemania pueden entenderse como señales de que el daño económico ya está abriéndose paso y previenen contra la tentación de dar por salvada la crisis.

La economía europea ha vuelto a regalar una sorpresa positiva. Los augurios más oscuros sobre el Viejo Continente quedan nuevamente en papel mojado al constatarse que la región logró evitar la contracción en el último trimestre de 2022. El raquítico crecimiento del 0,1% en los tres últimos meses del año permite cerrar con un alza del PIB del 1,9% un ejercicio marcado por el drama de la guerra de Ucrania y la consiguiente crisis energética.

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