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Del caos al optimismo en 15 días: qué nos dice el buen arranque de la bolsa en 2023
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Ganancias récord en la bolsa europea

Del caos al optimismo en 15 días: qué nos dice el buen arranque de la bolsa en 2023

La caída de la inflación y la resistencia de los datos económicos permiten a los inversores desquitarse de las tensiones de 2022 con un arranque de año histórico

Foto: Estatua de un toro en Wall Street. (Reuters/Carlo Allegri)
Estatua de un toro en Wall Street. (Reuters/Carlo Allegri)
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Como si el cambio de año hubiese sido el momento ideal para pasar página y adentrarse en un nuevo escenario, los mercados financieros internacionales (y en especial los europeos) han firmado unos primeros compases de 2023 fulgurantes, sin apenas evidencias de las preocupaciones que les atormentaron a lo largo de todo el ejercicio anterior.

En paralelo a una fuerte caída de las rentabilidades de la deuda, las grandes bolsas internacionales han firmado avances rotundos. Con unas ganancias acumuladas en las dos primeras semanas del año en el entorno del 9,5%, el EuroStoxx 50 podría detenerse en sus niveles actuales el resto del año y aún así firmaría su tercer mejor resultado de la última década. Si se tienen en cuenta los dividendos abonados en este periodo, el índice europeo ya ha borrado todas las pérdidas acumuladas desde el inicio de 2022. En el caso del Ibex, ni siquiera son necesarios los dividendos para cumplir ese hito. Según los datos de Bloomberg, el Stoxx 600, que suma un 6,5%, nunca antes había obtenido mejores registros en la primera mitad de enero.

Sectores fuertemente penalizados por las tensiones del año anterior, como el de consumo minorista o la tecnología, han pasado ahora a encabezar las listas de ganancias, configurando un escenario de mercados que recuerda más al que predominaba antes de que la guerra de Ucrania y la crisis inflacionaria pusieran patas arriba las reglas de juego con las que se habían manejado los inversores durante casi una década.

"Es cierto que algunos comportamientos en los mercados parecen reflejar la creencia de que nos dirigimos de nuevo a un escenario como el que existía antes de la guerra de Ucrania. Y creo que eso es un riesgo, porque se trata de una ilusión. Ese es un mundo que no va a volver tan fácilmente", corrobora Alberto Matellán, economista jefe de Mapfre Inversión.

A la mejora del sentimiento de los inversores no le faltan motivaciones. Tras muchos meses buscando señales de que el pico de la inflación quedaba atrás, los últimos datos parecen confirmar que ese momento ya ha llegado. La fuerte caída de los precios de las materias primas energéticas, favorecida por la eficaz respuesta de Europa a la caída de los suministros rusos, apuntala esta suposición.

Foto: EC Diseño.

En paralelo, como apunta Matellán, los indicadores económicos vienen mostrando una imagen menos negativa de lo que se había asumido. De hecho, el índice de sorpresas económicas en Europa que elabora Citi ha escalado recientemente a sus mayores niveles desde el verano de 2021.

Y a esto se añade el optimismo generado por la reapertura de la economía china, una vez abandonada la política de covid cero, que se espera que vuelva a situarse como una fuerza tractora del crecimiento mundial, con especial influencia en Europa. No en vano, los analistas de Bank of America señalaban en un informe publicado este viernes al crecimiento de China como el principal riesgo al alza para sus estimaciones sobre las bolsas europeas.

De este cúmulo de factores nace la idea de que los bancos centrales podrán poner pronto término a la agresiva política de ajuste monetario que desarrollaron a lo largo de 2022 e, incluso, comenzar a preparar el terreno para volver a suavizar los tipos (el mercado descuenta hasta tres recortes de los tipos de interés en la segunda mitad de 2023), convirtiéndose de nuevo en un factor de apoyo para los mercados. Y, lo que es más importante, se empieza a imponer la idea de que esto sucederá sin que tenga que mediar una recesión más o menos severa.

Los inversores han asumido la vuelta a un escenario de crecimiento sano e inflación suave

El aterrizaje suave, tantas veces descartado como casi una quimera, parece hoy la base de las decisiones de los inversores, que ven ante sí un escenario casi ideal. El último dato de empleo en Estados Unidos, que combinaba señales de fortaleza económica con una desaceleración en el crecimiento de los salarios venía la semana pasada en apoyo de esta visión.

"La idea de un aterrizaje suave vuelve así de nuevo a la escena, pero incluso algunos van más allá y ven una especie de vuelta a aquella idea de la goldilocks economy, una economía que crece de forma armónica y sostenible, lo suficiente como para crear empleo y, además, sin tensiones de inflación", explicaba en un artículo reciente Juan Carlos Ureta, presidente de Renta 4 Banco.

A grandes rasgos, se trataría de un contexto semejante al que enmarcó la gran escalada de las bolsas mundiales en la década previa al covid y aun después de este, a pesar de los sucesivos episodios críticos (crisis del euro, desaceleración china y guerra comercial, Brexit o la propia pandemia) con los que tuvieron que lidiar los inversores a lo largo de ese periodo.

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La convicción en la posibilidad de ese escenario, que alimenta las previsiones de que, tras un bache entre el cierre de 2022 y los primeros meses de 2023, los resultados empresariales volverán a alcanzar máximos históricos ya a partir del segundo trimestre de este año, es suficiente para justificar el buen tono que vienen reflejando los mercados. El problema es que esta idílica pintura se enfrenta a un sinfín de desafíos que amenazan con emborronarla.

Como han señalado diversas voces del mercado en las últimas semanas, la creencia en un aterrizaje suave de la economía resulta prácticamente incompatible con la idea de un viraje en la actitud de los bancos centrales. Con economías como la estadounidense caracterizadas por mercados laborales muy ajustados, la ausencia de un frenazo económico fuerte, probablemente, obligaría a los responsables de la política monetaria a mantener pisado el pedal de freno para evitar que la inflación vuelva a desbocarse.

La propia Fed ha insistido últimamente en este mensaje, preocupada porque una relajación prematura de las condiciones financieras dé al traste con sus esfuerzos para aplacar la escalada de los precios. Las últimas actas de la institución evidenciaban una nula intención entre sus miembros de revertir a corto plazo la subida de los tipos de interés, un mensaje que pasó con escaso efecto por el mercado.

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"Lo paradójico es que los inversores ignoran las advertencias de la Fed justamente por pensar que la Fed lo está haciendo muy bien y que va a conseguir lo que parecía misión imposible, es decir, normalizar las condiciones monetarias sin empujar a la economía hacia una recesión. Es también paradójico que la Fed esté tratando de decir a los inversores que le gustaría que las bolsas y los precios de los activos en general bajen un poco más y que la respuesta de los inversores sea presionar al alza esos precios", comenta Ureta.

El presidente de Renta 4 recuerda que, a inicios del año pasado, los inversores también pasaron por alto las primeras señales que llegaban desde el banco central advirtiendo de que la escalada de la inflación probablemente obligaría a un endurecimiento contundente de la política monetaria y teme que actualmente se esté dando un desacople similar entre las intenciones de los banqueros centrales y las expectativas del mercado. "Un diálogo de sordos que no presagia nada bueno, y que deja la duda de si los inversores, que se equivocaron al no hacer caso a la Fed en el 2022, podrían estar equivocándose de nuevo ahora", sentencia.

La sombra de la recesión

En cualquier caso, los pasos que den la Fed y el resto de bancos centrales a lo largo del 2023 estarán muy condicionados por la evolución de la economía. Y si bien esta está sorprendiendo por su capacidad de resistencia, esta situación podría cambiar con el paso de los meses. Algunos expertos sugieren que solo el proceso de reajuste y puesta al día de las economías tras el shock del coronavirus ha permitido esquivar un mayor impacto de la crisis actual, pero que, a medida que este se agota, el daño de lo que ha sido un ciclo de endurecimiento monetario sin precedentes por su agresividad acabará manifestándose, arrastrando a las principales economías a la recesión. El riesgo de que factores como la crisis energética vuelvan a ganar fuerza en los próximos trimestres añade gravedad a esta visión.

"Creemos que el optimismo del crecimiento puesto en precio resultará insostenible, dado que los datos de actividad se contraerán en consonancia con una demanda débil, conforme se resuelva la acumulación de pedidos y los datos secundarios se debiliten aún más, a medida que se materialice el impacto económico total del ajuste monetario agresivo. Como resultado, creemos que el próximo gran tema para los mercados será una fuerte pérdida de impulso de crecimiento, lo que implicará una caída para las acciones europeas, la disminución de los rendimientos de los bonos, la ampliación de las primas de riesgo, las rebajas de los beneficios por acción y un rendimiento inferior de los cíclicos frente a los defensivos", advierten en Bank of America, donde temen que la recesión de Estados Unidos acabe eclipsando otros desarrollos más favorables, como la aceleración del crecimiento en China.

"En última instancia, el destino del mercado este año depende de lo que resulte más impactante: la reapertura de China o la llegada de una recesión en EEUU debido al endurecimiento monetario. Estamos posicionados para lo último, dada la magnitud del viento en contra monetario que se avecina y la importancia de EEUU para el ciclo global", comentan en el banco estadounidense, que pronostica un retroceso del índice paneuropeo Stoxx 600 de hasta el 20%.

Foto: EC.

Asuman visiones más optimistas o todo lo contrario sobre los próximos pasos de la economía, los expertos parecen coincidir en un punto clave y es que lo que aguarda por delante a los inversores es un escenario condicionado por factores radicalmente distintos de los que imperaron en los años previos a la guerra de Ucrania. Especialmente, en lo referente a la inflación. "El mercado va a tener que acomodarse a una inflación media muy por encima del 2%, algo que no se había visto en la última década", comenta Ignacio Albizuri, director de Mercados de Miraltabank.

Procesos como la llamada desglobalización o el reajuste de las cadenas comerciales, los efectos de la transición ecológica y un previsible mayor gasto en defensa, dada la fragmentación de los bloques internacionales —unidos a cuestiones sobre las que existe más debate, como el envejecimiento de la población— son planteados frecuentemente para argumentar que el mundo se encamina a un largo periodo de tasas de inflación más elevadas de las que ha sido comunes en los últimos lustros, lo que tiene consecuencias profundas para los mercados.

En este contexto, plagado de incertidumbres, Albizuri apuesta por una aproximación cauta a la bolsa, para evitar verse arrastrado por cualquiera de los numerosos riesgos que acechan al mercado. "No hay que crear miedos, pero hay que ser sensatos porque podemos estar en mitad del ojo del huracán y es por lo que el mercado de grandes jugadores no ha empezado a crear posiciones estructurales en renta variable. En nuestra opinión, es más sensato sobrevolar el área para poder observar qué compañías son más sólidas y preparadas para escenarios adversos como el que podemos ver en estos dos primeros trimestres del 2023", indica.

Foto: Sede de la Bolsa de Londres. (EFE/Andy Rain)

De su comentario se desprende la necesidad de ser muy selectivo con las apuestas, algo en lo que coincide Antonio Aspas, socio y consejero de Buy & Hold, que defiende una visión más positiva de la situación del mercado, aunque admite el riesgo de que los inversores estén sobrerreaccionando. “Esperamos continuidad en las subidas, aunque no en bloque, por lo que es momento de seleccionar valores con el mayor número de argumentos a favor de su potencial”, indica el experto, que apunta a algunas tecnológicas y a compañías de pequeña y mediana capitalización con valoraciones atractivas como los principales nichos de oportunidad en bolsa, mientras que defiende que la renta fija muestra un potencial como no se ha visto en la última década.

Como si el cambio de año hubiese sido el momento ideal para pasar página y adentrarse en un nuevo escenario, los mercados financieros internacionales (y en especial los europeos) han firmado unos primeros compases de 2023 fulgurantes, sin apenas evidencias de las preocupaciones que les atormentaron a lo largo de todo el ejercicio anterior.

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