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El mercado cree que el Banco Central Europeo frenará en marzo y ve el euríbor estable en el 3,5%
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MEJORES EXPECTATIVAS DE LOS INVERSORES

El mercado cree que el Banco Central Europeo frenará en marzo y ve el euríbor estable en el 3,5%

Por primera vez no se cotizan más alzas del tipo interbancario, pese a que Lagarde ha insistido en dejar la puerta abierta a más subidas después de marzo

Foto: Christine Lagarde, presidenta del BCE. (EFE/Vogel)
Christine Lagarde, presidenta del BCE. (EFE/Vogel)
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Christine Lagarde se ha esmerado en ser dura, pero el mercado no se lo cree. Tampoco a Jerome Powell. Lo que los inversores compran es que la inflación ha tocado techo y que, por lo tanto, el techo de las subidas de tipos está a la vuelta de la esquina. De hecho, el mercado ya no cotiza más alzas del euríbor, lo que podría ser un respiro para las familias.

Se trata de una de las grandes preocupaciones de muchos hogares, ante la actualización de la cuota hipotecaria, especialmente en préstamos que se han otorgado durante los últimos años y que, por lo tanto, todavía tienen un principal elevado. De hecho, una hipoteca variable de 150.000 euros a 30 años con euríbor + 0,99% encarecería su cuota ahora en 300 euros al mes. Y 600 euros si la hipoteca es reciente y de 300.000 euros.

Foto: Christine Lagarde, presidenta del BCE. (EFE/Wittek)

Pero estas subidas del euríbor, que en poco más de un año se ha incrementado en casi cuatro puntos porcentuales, desde el -0,5% hasta el 3,4%, podrían estar llegando a su fin. Al menos, eso es lo que cree el mercado, pese a que los bancos centrales han tratado de dejar abierta la puerta a más subidas de tipos en el medio plazo, asegurando que aún no está hecho el trabajo con la inflación.

La Reserva Federal (Fed) subió el miércoles los tipos por octava reunión consecutiva, y su presidente, Jerome Powell, dijo que quedan al menos dos alzas más, y descartó recortes en 2023, algo con lo que especulaban algunos inversores en los últimos meses. El Banco Central Europeo (BCE) también movió ficha este jueves, 50 puntos básicos, anunció otros 50 puntos para marzo y la presidenta, Christine Lagarde, dejó la puerta abierta a más subidas porque aún “hay presiones inflacionistas”, mientras que los riesgos sobre el crecimiento están “más balanceados”.

Foto: Foto: iStock.

No ha sido suficiente este toque hawkish para convencer a los mercados de que pueden ser aún más restrictivos, tanto con los tipos de interés como con el balance. Porque los bancos centrales quieren frenar el dinamismo económico para combatir la inflación, y para eso necesitan influir en el comportamiento de los agentes económicos, algo que pueden hacer con sus decisiones y con su lenguaje, un arma a la que el exgobernador del Banco de Inglaterra Mervyn King denominó efecto Maradona —porque relata que Maradona marcó el histórico gol contra Inglaterra driblando rivales sin cambiar su trayectoria—, y que está perdiendo fuelle. Lejos queda el whatever it takes de Mario Draghi, con el que cambió la tendencia en Europa solo con un compromiso de confianza en el proyecto del euro.

Powell y Lagarde no quieren que el mercado se relaje para no llevar los tipos demasiado altos en un corto espacio de tiempo, porque están buscando un equilibrio que consiste en mitigar la inflación sin destruir demasiado potencial de crecimiento en un mundo, además, más endeudado que nunca. Incluyendo los Estados, como se ve con Italia, Francia o España. Lo que quieren es que se reduzca el dinamismo de la actividad económica para que, aunque sea a costa de la recesión, una menor demanda reduzca la inflación.

El mercado no ha comprado sus discursos, sino que ya ve el final de los tipos y aplaude la reducción de la inflación

Pero el mercado no ha comprado sus discursos, sino que ya ve el final de los tipos y aplaude la reducción de la inflación, que cayó en enero al 8,5% en la eurozona. Aún sigue muy por encima del 2% que persigue el BCE, pero los inversores ya hablan de desinflación. Prueba de ello es que la rentabilidad del bono español a 10 años ha caído este jueves 30 puntos básicos, en lo que es el mayor descenso en una sesión desde marzo de 2020, cuando el mercado de renta fija era un torbellino de volatilidad. "Los mercados de renta fija pasaron por alto sus débiles intentos de halconeo, concentrándose en el punto final de las subidas, que parece cercano, para presionar a la baja los rendimientos", resume Anna Stupnytska, macroeconomista global de Fidelity.

Ver un punto de inflexión es suficiente para que los inversores se animen después de la sangría de 2022. Dicho punto de inflexión se ha visto con la inflación y, esperan, se verá pronto con los tipos. El BCE ha dicho que prevé subir los tipos otros 50 puntos básicos en marzo, con lo que tocarían el 3,5% —hace un año, estaban en el 0%—. Y, según pronostica ahora el mercado, se acabará ahí el rally de alzas, pese a que Lagarde ha dejado la puerta abierta a más subidas.

El euríbor a 12 meses, que es el nivel al que se prestan liquidez los bancos en función de lo que esperan los tipos, está en el 3,4%, y lleva estable desde el cierre de diciembre. Los inversores creen que seguirá en estos niveles en lo que queda de año, según la cotización del futuro del euríbor a tres meses, que se usa de referencia sobre lo que pronostica el mercado en términos de tipos de interés.

Foto: Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, coincide con Christine Lagarde, presidenta del BCE. (Efe / Calvo)

Así, el tipo interbancario cerraría el año en una horquilla entre el 3% y el 3,5%, lo que supone que apenas hay ya recorrido para que suba más, siempre según el criterio actual de los inversores, que no ha variado con las reuniones de los bancos centrales. Es decir, el mercado compra la tesis de que hay desinflación y de que los bancos centrales echarán pronto el freno a las subidas de tipos. De hecho, el BCE lo haría en marzo.

Si pivota con fuerza la inflación, podría haber otra vez expectativas a medio plazo que hagan a los bancos centrales recular

Para 2024 se esperan recortes de tipos, ya que el deterioro de las condiciones macro, con posible recesión, sería suficiente para que el aumento de los precios se modere de forma definitiva hasta tranquilizar a los bancos centrales y moderar el precio del dinero —o precio del tiempo, como les gusta decir a algunos técnicos del Banco de España—. En este punto, si pivota con fuerza la inflación, podría haber otra vez expectativas a medio plazo que hagan a los bancos centrales recular, y esto es lo que prevén los inversores, que ven el euríbor en el 2,5% al terminar el próximo año.

Hay que tener en cuenta que estas proyecciones cambian rápidamente. No hace mucho, se preveía que el euríbor no bajara del 3% durante, al menos, una década. Y ahora los inversores creen que lo hará el próximo año. No obstante, hay dos novedades importantes. Una es ver que no se esperan más subidas de tipos, lo que no había pasado en este ciclo de alzas. Y la otra, que en las últimas semanas se ha ido consolidando el pronóstico con menos volatilidad.

Christine Lagarde se ha esmerado en ser dura, pero el mercado no se lo cree. Tampoco a Jerome Powell. Lo que los inversores compran es que la inflación ha tocado techo y que, por lo tanto, el techo de las subidas de tipos está a la vuelta de la esquina. De hecho, el mercado ya no cotiza más alzas del euríbor, lo que podría ser un respiro para las familias.

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