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La reacción de los gobiernos y bancos centrales evita otra sangría en el Ibex
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CRÓNICA DE BOLSA EN TIEMPOS DEL COVIT-19

La reacción de los gobiernos y bancos centrales evita otra sangría en el Ibex

Las sacudidas del mercado han crecido en paralelo a la extensión de los contagios en todo el mundo mientras bancos centrales y gobiernos se han afanado en cortar la hemorragia

Foto: Wall Street (Reuters)
Wall Street (Reuters)

La semana comenzaba muy negra, o mejor dicho muy roja, en los mercados. Los inversores no se habían repuesto de la sacudida de la semana previa, peor aún que la protagonizada tras la quiebra de Lehman Brothers en 2008, cuando sufrían un nuevo ataque de pánico con caídas de doble dígito que llevaban a los principales índices de Wall Street a firmar el mayor desplome desde 1987.

El Ibex 35 llegaba a perder la barrera psicológica de los 6.000 puntos y marcaba, incluso, mínimos intradía por debajo de los registrados en el momento más crítico de la crisis de 2012 cuando España se encontraba al borde del abismo. Muchas empresas españolas se quedaban 'a precio de OPA' y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) se veía obligada a prohibir las inversiones bajistas.

Un duro castigo que se producía pese a los esfuerzos de los bancos centrales por demostrar al mercado que la liquidez estaba garantizada, con la Reserva Federal a la cabeza. De hecho, en la madrugada del domingo, la institución monetaria estadounidense decidió no esperar a la reunión ordinaria del martes para anunciar, por sorpresa, una inyección en dólares a través de 'swaps' en coordinación con el Banco Central Europeo, el Banco de Inglaterra, el Banco de Canadá, el Banco de Japón y el Banco de Suiza, además de una nueva rebaja de los tipos de interés hasta el 0% y una ampliación del programa de compra de activos a 700.000 millones de dólares. Pero no era suficiente. Los mercados querían más, querían toda la artillería.

Las bolsas ganando confianza, incluso hasta el punto de que (¿será espejismo?) detectamos cierta propensión a tomar riesgos

Y es que el miedo a una profunda recesión mundial se ha ido instalado en el ánimo de los inversores a medida que la epidemia se ha extendido incontrolable por occidente, obligando a los países a echar literalmente el cierre. El sábado, el Gobierno de Pedro Sánchez finalmente declaraba el estado de alarma y seguía los pasos de Italia confinando a toda la población en sus casas. Detrás de España e Italia, iba Francia, mientras otros países comenzaban a adoptar también medidas de choque para frenar la pandemia. En paralelo, el capital huía de los activos de más riesgo en busca de refugio.

Foto: El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell. (Reuters)

Medidas que hacían saltar por los aires todas las previsiones económicas que había hasta la fecha, mientras los analistas solo trataban de cuantificar cuan profundo será el impacto de la crisis del Covit-19. Esto obligaba a los Gobiernos a adoptar planes para paliar el inevitable dolor que va a sufrir la población. Despidos, quiebras, impagos... Así, el martes comenzaba a conocerse el goteo de medidas de los distintos ejecutivos para llegar allí donde no lo hacen los bancos centrales. Estos paquetes comenzaban a calmar los nervios en las bolsas y, de hecho, el Ibex 35 experimentaba un fuerte rebote del 6% tras conocer la batería aprobada en el Consejo de Ministros, entre la que se encuentra la prohibición a empresas de fuera de la Unión Europea a lanzar OPAS sobre compañías estratégicas del país.

Batería de medidas

Desde entonces, los mercados no han tenido tiempo de respirar. Los titulares y anuncios se han ido sucediendo. El Banco Central Europeo (BCE) finalmente sacaba la artillería pesada con una megainyección de 750.000 millones de euros tras una reunión de urgencia, Donald Trump adelantaba un programa de 850.000 millones de dólares que incluye, incluso, el pago directo de cheques de 1.000 dólares los ciudadanos, Italia aprobaba, entre otras muchas cosas, moratorias de hipotecas, Francia suspendía el pago de alquileres, el Banco de Canadá, de Noruega, de Inglaterra...

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Todo esto se ha traducido esta semana, fundamentalmente, en un fuerte repunte de la volatilidad que ha llevado al VIX, el llamado índice del miedo, a alcanzar máximos superando los niveles de la crisis financiera de 2008. Sin embargo, y con todo, el balance total de la semana se puede considerar positivo. El Ibex 35 'solo' ha caído un 2,8% y ha salvado los 6.065 puntos -los mínimos de 2012-, lo que supone que ha logrado recuperar un 4,6% desde el desplome del lunes apoyado en la acción del BCE y el Gobierno. El Dax se ha dejado en las últimas cinco sesiones un 3,7%, el Cac 40 un 2,3% y el Eurostoxx 50 un 1,9%.

placeholder Evolución del VIX (Bloomberg)
Evolución del VIX (Bloomberg)

"Las bolsas ganando confianza, incluso hasta el punto de que (¿será un espejismo?) detectamos una cierta propensión a tomar riesgos. Pero lo mejor no es que los movimientos sean alcistas, sino que parecen suave y progresivamente alcistas, sin altibajos extremos como en días previos", apuntaban desde Bankinter que consideran que el cierre del viernes al alza puede ser "indicio de que podríamos haber tocado fondo".

Foto: (Reuters)

Pero la renta variable no ha sido el único activo que ha sufrido sacudidas esta semana. Las primas de riesgo, especialmente de los países periféricos se tensaban superando máximos de un año. Sin embargo, el salvavidas del BCE volvía a mitad de la semana a aplanar la curva de los bonos retornando el diferencial español a la barrera de los 100 puntos básicos tras superar el 157%.

Foto: Christine Lagarde, presidenta del BCE. (Reuters)

El otro foco de atención ha sido el petróleo, que el miércoles llegaba a desplomarse hasta mínimos de 2002 con el Brent en los 25 dólares y el Texas estadounidense en los 22 dólares. Ante este escenario y la posibilidad de quiebras en cadena de toda la industria del Shale en EEUU, el presidente Trump daba el jueves un golpe en la mesa amenazando con intervenir para frenar la guerra de precios desatada entre Arabia Saudí y Rusia que, junto al anuncio de compras de crudo por entre 10.000 millones y 20.000 millones de dólares ha logrado frenar la espiral bajista del barril.

La semana comenzaba muy negra, o mejor dicho muy roja, en los mercados. Los inversores no se habían repuesto de la sacudida de la semana previa, peor aún que la protagonizada tras la quiebra de Lehman Brothers en 2008, cuando sufrían un nuevo ataque de pánico con caídas de doble dígito que llevaban a los principales índices de Wall Street a firmar el mayor desplome desde 1987.

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