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La Policía Nacional se despliega, por primera vez, en El Hierro ante la llegada de numerosos cayucos de Senegal
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Repunte migratorio

La Policía Nacional se despliega, por primera vez, en El Hierro ante la llegada de numerosos cayucos de Senegal

El pasado fin de semana se batió el record del año en Canarias con el desembarco de 1.173 inmigrantes que, en su mayoría, zarparon de ese país de África subsahariana

Foto: Trasladan a migrantes que habían llegado en cayucos a El Hierro. (EFE/Gelmert Finol)
Trasladan a migrantes que habían llegado en cayucos a El Hierro. (EFE/Gelmert Finol)

La isla canaria de El Hierro se ha convertido en el Atlántico en lo que era la de Lampedusa en el Mediterráneo antes de que las autoridades italianas reforzaran sus capacidades. Un pedazo de tierra emergido con poca población (11.000 habitantes), escasos medios y sin un solo policía. Solo la Guardia Civil tiene presencia en Valverde, su capital.

El Hierro es en las últimas semanas el objetivo de numerosos cayucos repletos de inmigrantes irregulares que zarpan desde Senegal. Tres llegaron el sábado y otros tres el domingo, desbordando las capacidades de acogida de la menos poblada de las islas después de La Graciosa. La previsión de las fuerzas de seguridad es que en los próximos días desembarcarán muchos más.

Por eso, la Policía Nacional se va, a partir del martes 12, a instalar permanentemente en la isla, según fuentes de la Delegación del Gobierno. Hasta ahora, se desplazaba puntualmente cada vez que se avistaba un cayuco, pero la frecuencia es tal que el Ministerio del Interior ha decidido que habrá allí policías siempre para ejercer las competencias que les corresponden, de extranjería y fronteras.

Foto: Llegada de una embarcación a Tenerife. (EFE/Ramón de la Rocha)

Por de pronto, para aliviar la congestión migratoria, Interior fletó el lunes 11 el ferri Volcán de Taburiente, de la naviera Armas Transmediterránea, para trasladar a medio millar de inmigrantes de El Hierro a Tenerife, donde sí cuenta con más medios de acogida.

El pasado fin de semana se batió el récord migratorio del año en Canarias. Llegaron 1.173 sin papeles a bordo de 18 pateras, cayucos o lanchas neumáticas, de los que unos 200 se declararon menores. Se añadirán a los 2.708 que ya tutela el Gobierno autónomo de las islas.

En esas 48 horas, desembarcó un 10% de todos los inmigrantes que habían puesto pie en el archipiélago a lo largo de los ocho primeros meses del año (11.439), según el balance del Ministerio del Interior. De enero a agosto, la inmigración irregular por mar en Canarias aumentó un 7,5% con relación al mismo periodo del año pasado. De aquí a fin de año, ese incremento va a ser mucho mayor.

Foto: Efectivos de Emergencias con un grupo de inmigrantes que llegaron a Canarias. (EFE/Javier Fuentes) Opinión

Esta vez, la responsabilidad del auge migratorio no recae tanto sobre Marruecos como sobre Senegal. La mayoría de los inmigrantes que llegaron al archipiélago zarparon de ese país subsahariano y tocaron tierra en El Hierro, Tenerife y Gran Canaria. Los que salen de Marruecos y del Sáhara Occidental suelen generalmente desembarcar en las islas orientales, Lanzarote y Fuerteventura.

Alarmado por el repunte migratorio, el Consejo de Gobierno canario anunció el lunes 11 que enviará en breve una delegación a Senegal y Mauritania, un viaje inútil porque no son considerados interlocutores válidos por las autoridades de esos países. Desde Mauritania, apenas ha subido la presión migratoria.

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Fernando Clavijo, el presidente canario, también pidió por carta al jefe del Gobierno, Pedro Sánchez, que se implicara más en la crisis humanitaria, que está “impactando de manera directa en la gestión de los servicios públicos esenciales” de su comunidad. Reclamó además la creación de un “mando único” para hacer frente a esa desafío como el que se puso en pie en 2006, durante la llamada crisis de los cayucos. Ese año llegaron a las islas 31.700 inmigrantes, en su gran mayoría subsaharianos.

El auge de la inmigración procedente de Senegal obedece a dos razones. Una de ellas es la climática, porque a medida que se acerca el otoño la navegación es menos arriesgada por el Atlántico. En el primer semestre del año, ya perdieron la vida surcando el Atlántico 778 inmigrantes, según Caminando Fronteras, la ONG que encabeza Helena Maleno. Ayer se ahogaron otros 12, según Maleno.

Foto: Abdoulaye Faye, de 11 años, frente a su madre, que pertenece a una asociación que intenta que los jóvenes no emigren a Europa, en Dakar (Reuters).

La segunda razón, mucho más importante, es la inestabilidad por la que atraviesa Senegal. En un África francófona golpeada por golpes de Estado militares en cuatro países (Malí, Níger, Burkina Faso y Gabón), Senegal parece estar todavía a salvo. De lo que no se ha librado es de una oleada de manifestaciones juveniles, algunas violentas, tras el encarcelamiento en junio de Ousmane Sonko, candidato de la oposición a las presidenciales y condenado a dos años por “corrupción juvenil”. Los senegaleses deberán elegir en febrero a un sustituto del actual presidente, Macky Sall.

Como en otros países de la zona, las manifestaciones han tenido un marcado carácter antifrancés, con ataques, por ejemplo, a la cadena de supermercados Auchan y a las gasolineras de la petrolera Total, ahora custodiadas por agentes de seguridad privados y armados.

Alentado por los europeos, principalmente por España, el Gobierno senegalés presentó a finales de julio una estrategia nacional de lucha contra la emigración irregular que debería dar todos sus frutos dentro de una década. Mientras tanto, la marina senegalesa también intercepta algunos cayucos antes de que salgan de sus aguas. Un comunicado de las Fuerzas Armadas reveló que del 23 de agosto al 6 de septiembre abortaron la salida a Canarias de 1.015 inmigrantes.

Foto: Linguère Mously Mbaye
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Desde el sábado, al boquete migratorio senegalés se ha añadido, para el Ministerio del Interior español, otro posible frente. El terremoto que acaba de asolar Marruecos repercute negativamente sobre el sector turístico, cuya capital es Marrakech. Quizá también muchos de los que pierdan su empleo estén tentados, en un país carente de ayudas sociales, por la emigración. Ya sucedió cuando, al empezar la pandemia, cerraron en Marruecos hoteles y restaurantes porque desapareció el turismo.

Por ahora, sin embargo, ha habido pocas anulaciones de las reservas hechas para este otoño y la mayoría de los hoteles están casi intactos. “La mejor manera de ayudar a Marruecos es visitarlo”, declaró Hamid Bentahar, presidente del Consejo Regional de Turismo de Marrakech.

La isla canaria de El Hierro se ha convertido en el Atlántico en lo que era la de Lampedusa en el Mediterráneo antes de que las autoridades italianas reforzaran sus capacidades. Un pedazo de tierra emergido con poca población (11.000 habitantes), escasos medios y sin un solo policía. Solo la Guardia Civil tiene presencia en Valverde, su capital.

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