Es noticia
La resurrección de Fernando Clavijo: CC y PP cierran el paréntesis socialista en Canarias
  1. España
  2. Islas Canarias
Ocho años desde su primera investidura

La resurrección de Fernando Clavijo: CC y PP cierran el paréntesis socialista en Canarias

Clavijo ha sido investido presidente este miércoles. Regresa más curtido, es previsible que también menos impulsivo que en su anterior versión. Combativo, pero más reflexivo

Foto: El recién elegido presidente de Canarias, Fernando Clavijo (i) es felicitado por el hasta hoy vicepresidente del Gobierno regional, Román Rodríguez. (EFE/Miguel Barreto)
El recién elegido presidente de Canarias, Fernando Clavijo (i) es felicitado por el hasta hoy vicepresidente del Gobierno regional, Román Rodríguez. (EFE/Miguel Barreto)

Al cuarto año resucitó. Fernando Clavijo ha cerrado una travesía del desierto que amenazó con finiquitar su tiempo. Quien ha pasado este último cuatrienio braceando con el mar en contra, con causas judiciales abiertas y en la oposición, vuelve a ser presidente de Canarias (ya lo fue en el periodo 2015-2019). No lo ha tenido fácil. Estos cuatro años han sido largos. No solo en términos políticos, con Coalición Canaria desalojada del poder que monopolizó durante décadas y estrenándose en un escenario de final incierto —preguntándose los nacionalistas si sobrevivirían al frío de la oposición—. La política ha sido solo parte de la historia que Clavijo ha vivido, y sufrido, antes de volver a ser investido como jefe del Ejecutivo regional. El calvario judicial que ha protagonizado a su pesar el secretario general de CC lo ha marcado, y de qué manera. A ojos de familiares, amigos y compañeros — particularmente de su círculo emocional más estrecho— la investidura de Clavijo ha sido mucho más que un hito institucional. Ha simbolizado el final de una pesadilla, del desierto que el presidente ha transitado rodeado de sus fieles, de los suyos.

No es un desconocido, no puede serlo quien ya ha presidido el Gobierno regional. Han pasado ocho años desde que fue investido por primera vez, pero en el reloj de Clavijo ha pasado una eternidad. Ha convivido con tantos episodios situados en la línea donde la política se funde con el ámbito personal, tanta ha sido la inquietud en los juzgados, que difícilmente quien vuelve a presidir el Gobierno será la misma persona que lo presidió hasta 2019. Regresa más curtido, es previsible que también menos impulsivo que en su anterior versión. Combativo, pero más reflexivo; ejecutivo (como pocos) pero moldeado por lo experimentado y, sin duda, por el aprendizaje de los errores cometidos en el pasado. En estos ocho años tanto su paso por la Presidencia como por la oposición o los juzgados no lo han cambiado pero sí moldeado —es el mismo, pero probablemente sea otro—. Clavijo es directo, y como suele ocurrir con quienes han crecido practicando las artes marciales, enfoca la vida y la política muy marcado por esa óptica, por ese enfoque.

Foto: Fernando Clavijo. (EFE/Ramón de la Rocha) Opinión
TE PUEDE INTERESAR
El cambio del cambio (el regreso de Coalición Canaria)
Jaime Pérez-Llombet

Quien vuelve a ser presidente del Gobierno se siente cómodo moviéndose en círculos no necesariamente multitudinarios, prefiere rodearse de pocos, de los suyos, colaboradores o amigos que lo han acompañado con lealtad oriental el día que la aritmética le dio la espalda y cuando, ya lejos del poder, multiplicó panes y peces para no desaparecer bajo la arena del desierto. Nunca se rindió. No está en su registro darse por vencido. Clavijo es corredor de fondo —en términos políticos, porque su distancia en carreras oficiales son los diez kilómetros—. Le va el cuerpo a cuerpo. El karateca que fue sigue siéndolo y asoma con frecuencia en sesiones parlamentarias o, recientemente, en las intervenciones en la Cámara Alta en su condición de senador autonómico, posición que estos años le ha permitido driblar la sombra de la desaparición, de su final político, que lo sobrevoló cuando los socialistas lograron armar un cuatripartito para poner a CC camino del túnel de vestuarios.

El viaje que ahora emprende será con el PP, no con el PSOE. Si bien Coalición tiene algunos doctorados en relaciones abiertas, con los populares se sienten más cómodos —especialmente Clavijo—. Salvo que los resultados del veintitrés de julio provoquen una implosión en el PSOE que abra las puertas a la propuesta de dejar gobernar a la lista más votada (fórmula que sería exportada a algunas comunidades autónomas), hay pacto para cuatro años. Su compañero de viaje será el presidente del PP canario, Manuel Domínguez. Tienen perfiles asimilables, pero no les ha dado tiempo a caer en ese parecido. Serán los meses o los años de la legislatura que ahora echa a andar los que dicten si Clavijo y Domínguez, inminente vicepresidente, son o no suficientemente compatibles. Si los socialistas siguen sentándose en el Consejo de Ministros la confrontación Canarias-Estado propiciará la cohesión del Ejecutivo regional. Si finalmente el PP ocupa los ministerios, entonces sí, más pronto que tarde el pacto de Coalición con los populares se verá condenado a gestionar tensiones derivadas de la falta de respuesta, inversión o sensibilidad del Gobierno del Estado con el archipiélago.

Foto: Manuel Domínguez (PP) y Fernando Clavijo (CC) sellan el acuerdo para el Gobierno de Canarias. (EFE/Ángel Medina G.) Opinión
TE PUEDE INTERESAR
Cambio de ciclo (una hora antes)
Jaime Pérez-Llombet

Clavijo ha querido empezar anunciando una bajada de impuestos que los vientos que llegan de Alemania pueden acabar poniendo en cuarentena. La rebaja fiscal ha sido una bandera compartida por CC y PP durante la campaña, los incrédulos estaban esperándolos al doblar la esquina y no han querido los socios empezar con mal pie. Eso sí, no han puesto nombre, tramos, productos o apellidos a la rebaja del IGIC del 7% al 5%, una medida que puede traducirse en una pérdida de ingresos de entre 400 y 500 millones de euros, un paso del que no quieren saber nada cabildos ni ayuntamientos, no están dispuestos a perder las plumas que les corresponden porque en el Gobierno hagan promesas con pólvora ajena.

El presidente, ya investido, tiene sobre la mesa un buen puñado de tareas que estarán en el día a día del Gobierno entrante, entre otras la de dar una vuelta de tuerca a algunos servicios públicos que, como en Sanidad, no han salido del atasco a pesar de los incrementos presupuestarios. Dependencia. Vivienda. Formación profesional. Junto al desafío de ser un destino turístico que cumpla con las exigencias medioambientales o el impulso a obras públicas pendientes, Fernando Clavijo tendrá en la prometida reforma de la Administración una asignatura que lo evaluará a pie de calle. Mejorar la atención al ciudadano —que tanto ha empeorado de la pandemia a esta parte, entre otras causas por el abuso del teletrabajo en las distintas administraciones— o poner algo de cordura legislativa en una región con exceso de leyes serán retos que debe mantener en lo alto de su agenda.

Clavijo llega con la mili hecha. Conoce la casa por dentro, sus potencialidades y sus miserias, fortalezas, vicios y malas inercias. Esta vez llega aprendido. Y cambiado. Han pasado ocho años desde su anterior investidura, y cuatro desde que inició una travesía del desierto que amenazaba el final de su carrera pero que finalmente ha desembocado en su resurrección.

Al cuarto año resucitó. Fernando Clavijo ha cerrado una travesía del desierto que amenazó con finiquitar su tiempo. Quien ha pasado este último cuatrienio braceando con el mar en contra, con causas judiciales abiertas y en la oposición, vuelve a ser presidente de Canarias (ya lo fue en el periodo 2015-2019). No lo ha tenido fácil. Estos cuatro años han sido largos. No solo en términos políticos, con Coalición Canaria desalojada del poder que monopolizó durante décadas y estrenándose en un escenario de final incierto —preguntándose los nacionalistas si sobrevivirían al frío de la oposición—. La política ha sido solo parte de la historia que Clavijo ha vivido, y sufrido, antes de volver a ser investido como jefe del Ejecutivo regional. El calvario judicial que ha protagonizado a su pesar el secretario general de CC lo ha marcado, y de qué manera. A ojos de familiares, amigos y compañeros — particularmente de su círculo emocional más estrecho— la investidura de Clavijo ha sido mucho más que un hito institucional. Ha simbolizado el final de una pesadilla, del desierto que el presidente ha transitado rodeado de sus fieles, de los suyos.

Noticias de Canarias
El redactor recomienda