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Vox exige presidir las Cortes valencianas y forzará elecciones si el pacto con el PP no es "justo"
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PACTOS TERRITORIALES

Vox exige presidir las Cortes valencianas y forzará elecciones si el pacto con el PP no es "justo"

El partido de Abascal reitera que su línea roja "no son las personas", pero amenaza con comicios si el PP "no respeta a los votantes de Vox". El objetivo: entrar en el Gobierno de Mazón

Foto: El líder del PP en la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón. (EFE)
El líder del PP en la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón. (EFE)

El veto que ha puesto Génova sobre el candidato de Vox en la Comunidad Valenciana, condenado hace 11 años por maltrato psíquico a su exmujer, ha tensado más, si cabe, el primer encuentro oficial que sentará a una misma mesa a Carlos Mazón y al dirigente señalado por la cúpula del PP, Carlos Flores Juberías. Vox no cede a la presión e irá a la negociación con una lista de peticiones que, a su juicio, refleja el resultado de las urnas. Lo más urgente es la búsqueda de un acuerdo para el reparto de los puestos de la Mesa del Parlamento valenciano, que debe constituirse obligatoriamente el próximo 26 de junio. En el equipo de Abascal, avanzan que su intención es replicar el modelo de Castilla y León, y pedirán a la delegación popular la presidencia de Les Corts.

Fuentes de la dirección de Vox, que coordina las negociaciones de sus candidatos territoriales, inciden en que la intención del partido es acudir a la mesa de negociación "sin líneas rojas" y dispuestos a "ceder" en algunas cuestiones para cerrar un acuerdo de coalición en una plaza clave para el PP y para Feijóo. Pero consideran "lógico" exigir los mismos asientos que en Castilla y León. El PP necesita 10 votos de Vox para firmar una mayoría absoluta, los mismos que le faltaban a Alfonso Fernández Mañueco en 2022. Aquella negociación no solo se salvó cediendo a los ultraconservadores la presidencia de las Cortes, sino también una vicepresidencia para Juan García-Gallardo y otras tres consejerías para su equipo. Y esa será la hoja de ruta en la Comunidad Valenciana. Vox no concibe finalizar la negociación sin haber arrancado a Mazón su entrada en el Consell.

Foto: Carlos Mazón, candidato del PP a la presidencia de la Generalitat. (EFE/Manuel Bruque)

El preacuerdo de cara a la constitución de Les Corts es la primera gran prueba de fuego. Si el PP no cede a las condiciones de sus homólogos de Vox o si estos no suavizan sus condiciones, PSOE y Compromís pueden arrebatar la presidencia del Parlamento al bloque de la derecha. Y la intención del partido situado a la derecha del PP de hacerse con el mando de la Cámara no parece menor. En los últimos días, Vox ha realizado consultas a los servicios jurídicos de Les Corts sobre el mecanismo de elección de la presidencia y de la propia mesa, con el objetivo de afianzar sus peticiones ante el PP.

El siguiente paso serán las negociaciones de cara a la investidura de Carlos Mazón. Por el momento, los populares valencianos han evitado secundar la "línea roja" que ha levantado Génova al candidato de Vox por su condena de maltrato. "El PP no ha vetado a nadie", incidía este lunes el coordinador autonómico y número tres de Mazón, Juan Francisco Pérez Llorca. Pero si la directriz del equipo de Feijóo prevalece, el resultado de la negociación es del todo incierto. En la cúpula de Vox, evitan responder a la cuestión de si estarían o no dispuestos a sacrificar a su candidato para salvar un acuerdo de coalición con el PP en la Comunidad Valenciana. "Nuestra línea roja no son las personas", sintetizan las fuentes consultadas, que optan por una postura ambigua para evitar enturbiar las conversaciones con el PP antes de empezar.

Foto: Vicente Boluda y Carlos Mazón, el pasado jueves. (cedida) Opinión

Eso sí, en el partido de Santiago Abascal advierten de que estarían dispuestos a forzar una repetición electoral si el PP acude a la negociación con una posición de máximos. "Si no respetan a los votantes de Vox, si no hay un acuerdo razonable, iremos a repetición electoral", advierten. En la cúpula del partido, exigen a los populares un trato "justo", lo que implica un reparto de carteras equivalente al resultado electoral, independientemente de lo que suceda con su candidato. Vox advierte de que, más allá de cómo quede el futuro Ejecutivo popular, no transigirán tampoco con las líneas rojas de su programa. "Si no se nos garantiza un Gobierno en el que prevalezca la libertad de los padres para elegir la educación de sus hijos, romperemos puentes", ejemplifican.

La negociación de investidura es una bomba que el PP no quiere detonar aún. Para Génova y para Mazón, la máxima es dilatar posibles acuerdos de gobierno con Vox para que no contaminen la campaña de las elecciones generales. El margen es limitado, pero posible. Antes del 21 de julio, Carlos Mazón debe enfrentarse a un primer debate de investidura, pero el PP puede forzar una primera votación fallida, que se repetiría 48 horas después, esta vez con la exigencia de la mayoría simple. Si siguen sin salir los números, el candidato popular tendría dos meses para repetir este proceso antes de agitar el fantasma de una repetición electoral.

El PP no vetará coaliciones con Vox en los territorios

Más allá de la excepción valenciana y del veto expreso a formar Gobierno con Carlos Flores Juberías, la dirección nacional del PP dará luz verde a los acuerdos de coalición que firmen sus candidatos territoriales, y no pondrá obstáculos, especialmente en aquellos casos en los que una alianza con Vox sirva para evitar la entrada del PSOE en ejecutivos municipales. Feijóo dio "absoluta autonomía" a barones y alcaldables del PP para decidir la relación que querían tener con el partido ultraconservador tras el 28-M, en parte para evitar responsabilizarse del resultado de unas negociaciones en las que Vox busca multiplicar el modelo de Castilla y León y asumir cuotas de poder. No obstante, como reconoció el líder nacional hace unos días en una entrevista en Onda Cero, es Génova la que deberá dar el plácet definitivo a los acuerdos territoriales.

Foto: Carlos Mazón, probable presidente de la Generalitat valenciana. (EFE/Manuel Bruque)

"Estamos intentando gobernar solos por todas las vías posibles", reiteran en el equipo de Feijóo, donde subrayan que la máxima del partido, tanto en la esfera nacional como en la territorial, es intentar acuerdos con los de Abascal "sin ataduras" y sin ceder cuotas de poder. Pero destacan que, si no hay otra vía, Génova "no vetará acuerdos de coalición con Vox". El tiempo apremia especialmente en el ámbito municipal, con varias capitales de provincia en liza, cuyos ejecutivos deben cerrarse antes del próximo 17 de junio. El goteo de acuerdos de gobierno entre PP y Vox en decenas de municipios y grandes ciudades como Elche contará con el visto bueno de Génova. El portavoz de campaña, Borja Sémper, ratificó en público este lunes que la dirección nacional confía "absolutamente" en el criterio de sus candidatos.

Esta circunstancia allana alianzas similares en grandes plazas donde PP y Vox tienen en su mano arrebatar el bastón de mando al PSOE, que ganó las elecciones en Guadalajara, Toledo, Valladolid, Alcalá de Henares o Burgos. En todas ellas, las dos fuerzas situadas a la derecha ultiman estos días los detalles de un acuerdo que podría facilitar a Vox el acceso a áreas de gobierno. En Génova, inciden en las manos libres de sus candidatos municipales para cerrar los pactos que consideren oportunos, con lo que dan por enterrada la propuesta de Feijóo de que gobierne la lista más votada, por falta de reciprocidad.

Foto: Carlos Mazón y Ximo Puig. (EFE/Biel Aliño)

El cordón que levantó la dirección nacional del partido a pactar con los de Abascal —desde el 13 de Génova, se llegó a aseverar que Feijóo no quiere "pactar con ultras"— despertó recelos en los territorios. "No se puede pedir a nadie que renuncie a gobernar si suma con Vox", incidían fuentes populares, que no compartían que el líder popular retomase una y otra vez su propuesta sobre la lista más votada, que podía poner en un brete a ejecutivos como el de Extremadura. De hecho, la candidata popular en esta región, María Guardiola, se zafó de las directrices de la dirección nacional y advirtió de que iría a elecciones antes que dejar gobernar a Guillermo Fernández Vara.

Aunque la máxima sigue siendo agotar hasta la última posibilidad de gobernar en solitario, la evolución de las negociaciones territoriales ha llevado a Génova a aflojar la soga y a no pedir a sus dirigentes que dejen gobernar a la izquierda si hay suma con Vox. No obstante, en el caso de los ayuntamientos donde el PP ha ganado las elecciones —como Valencia, Alicante o Sevilla—, la estrategia pasa por convencer a los ultraconservadores de que apoyen gratis sus investiduras y, si no es posible, ensayar gobiernos en minoría.

El veto que ha puesto Génova sobre el candidato de Vox en la Comunidad Valenciana, condenado hace 11 años por maltrato psíquico a su exmujer, ha tensado más, si cabe, el primer encuentro oficial que sentará a una misma mesa a Carlos Mazón y al dirigente señalado por la cúpula del PP, Carlos Flores Juberías. Vox no cede a la presión e irá a la negociación con una lista de peticiones que, a su juicio, refleja el resultado de las urnas. Lo más urgente es la búsqueda de un acuerdo para el reparto de los puestos de la Mesa del Parlamento valenciano, que debe constituirse obligatoriamente el próximo 26 de junio. En el equipo de Abascal, avanzan que su intención es replicar el modelo de Castilla y León, y pedirán a la delegación popular la presidencia de Les Corts.

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