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Castilla y León quiere fichar premios Nobel... a cambio de un contrato precario de 6 meses
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EL COLMO DE LA CIENCIA

Castilla y León quiere fichar premios Nobel... a cambio de un contrato precario de 6 meses

Una hilarante convocatoria de la Junta de Castilla y León en busca de científicos de prestigio desata las burlas y refleja, una vez más, las incoherencias del sistema

Foto: Premio Nobel. (EFE/Mauricio Dueñas Castañeda)
Premio Nobel. (EFE/Mauricio Dueñas Castañeda)

Los expertos en política científica lo tienen claro: no basta con evitar la fuga de cerebros, atraer talento es fundamental para escalar posiciones en el mundo de la investigación. Y, puestos a buscar, mejor hacer una apuesta fuerte. Al menos, eso han debido pensar en la Junta de Castilla y León al lanzar una convocatoria para tratar de captar científicos “de alto impacto”. De hecho, de muy alto impacto, puesto que buscan “preferentemente aquellos que hayan sido galardonados con el premio Nobel”, según indica el texto de forma literal. Esta peculiar oferta de trabajo ya sería llamativa en sí misma, pero se convierte en hilarante al seguir leyendo y encontrar que dicha incorporación es “por un período de duración mínimo de seis meses y máximo de doce”.

Los chistes en redes sociales estaban servidos porque esta convocatoria oficial del Programa Andrés Laguna, que lleva días publicada en el portal de Educación de la Junta, parece una broma en sí misma. “Una oportunidad de oro para visitar durante meses Soria, Palencia o Ponferrada”, comenta un investigador en Twitter. Otros se preguntan si la convocatoria la ha redactado El Mundo Today. Sin embargo, a muchos otros les ha hecho menos gracia: “Nos hacéis quedar como paletos ante el resto de la comunidad científica”, lamenta una investigadora dirigiéndose a gestores y políticos regionales y asegurando que un colega alemán le ha preguntado si esto era una parodia. “Hemos estado esperando tres años para que salieran convocatorias de ayudas a proyectos. Digo yo que nos financiarán con las migajas que dejen los premios Nobel”, atiza otra. Hemos preguntado a la Junta por la polémica y, por el momento, no hemos obtenido respuesta. Detrás de las risas, algunos hacen un análisis más profundo acerca del absurdo funcionamiento del sistema español de ciencia y tecnología, minado por este tipo de ocurrencias.

Foto: Una joven en un laboratorio científico. (Getty/Jon Cherry)

De hecho, al diseccionar un poco el resto de la convocatoria, encontramos detalles no menos sorprendentes. Si usted no tiene un Nobel, no se preocupe: también vale el premio Abel (concedido por el rey de Noruega a un matemático destacado), la medalla Fields (máximo galardón que de la comunidad matemática internacional) “o similar”. Eso sí, el primer requisito es ser doctor, para lo que habrá que presentar la debida documentación. En ningún momento se especifica el número de contratos que se ofrecen ni cuánto cobrarían los distinguidos investigadores, solo que el presupuesto total del Programa Andrés Laguna es de seis millones, aunque el primer año solo se invertirán 1,5 millones. Además, las candidaturas deben ser presentadas por las propias universidades o por los centros de investigación del CSIC de Castilla y León, que también son los encargados de evaluarlas y que, al final, acogerían a los afortunados.

Entre esos destinos, en teoría, podría estar el Centro de Investigación del Cáncer (CIC, mixto de la Universidad de Salamanca y el CSIC), pero allí tampoco salen de su asombro. La convocatoria es "una medida poco pensada, con requerimientos que son, como mínimo, jocosos, y que dice muy poco de la capacitación profesional de quien lo ha pensado y diseñado", comenta Xosé Bustelo, su vicedirector, en declaraciones a El Confidencial. Por otra parte, “es una medida que quiere empezar a construir la casa por el tejado: el problema de Castilla y León es el de carecer de una política realista de captación de talento, tanto de investigadores jóvenes como consolidados”. Los científicos de toda España piden programas como el ICREA catalán o el Ikerbasque vasco, un modelo exitoso de inversión a largo plazo que ya se está implantando también en Madrid y Andalucía. “En este campo, la rueda ya está inventada”, comenta el investigador. Sin embargo, las ocurrencias son inagotables.

placeholder Laboratorio del Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca. (EFE)
Laboratorio del Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca. (EFE)

De hecho, hay que tener en cuenta que para la convocatoria de Castilla y León ni siquiera es válido cualquier premio Nobel. En la memoria explicativa de las actividades de I+D que se realizarían, se pide especificar “su vinculación con la RIS3 de Castilla y León”. La RIS3 son las “estrategias regionales de especialización inteligente”, que pretenden identificar las áreas en las que cada territorio puede ser competitivo. En el caso de esta comunidad, se definen así: “Castilla y León, territorio con calidad de vida; Castilla y León, neutra en carbono y plenamente circular; y Castilla y León, una apuesta por la fabricación inteligente y la ciberseguridad”. Más vale que se abstenga cualquiera que no encaje, puesto que las candidaturas tienen que obtener 85 puntos de 100 para ser admitidas.

“Nosotros siempre defendemos que la ciencia necesita planificación y estabilidad, que implica tiempo y requiere un trabajo colectivo; y esta convocatoria es un muy buen ejemplo de todo lo contrario”, comenta Francisco Palazón, portavoz de la Federación de Jóvenes Investigadores (FJI/Precarios). En su opinión, por muy excepcional que haya sido este asunto, es sintomático de lo absurdo que a veces puede llegar a ser el sistema español de ciencia y tecnología. “A veces te preguntas qué sentido tienen algunas convocatorias más allá de hacer el anuncio”, apunta, aunque esta se lleva la palma.

placeholder Reunión de un proyecto en la Universidad de Burgos. (EFE)
Reunión de un proyecto en la Universidad de Burgos. (EFE)

En este caso, se ofrece un contrato de investigador distinguido amparado en el artículo 23 de la Ley de la Ciencia, aprobada en 2022, aunque este tipo de contratación ya existía anteriormente, desde la ley de 2011. “Es para contratar a gente de reconocido prestigio y ser investigador principal de proyectos”, comenta Palazón. Por ejemplo, “si creas un organismo público de investigación, podrías abrir una convocatoria de este tipo para dirigir ese nuevo centro”. Obviamente, “eso no lo puedes hacer en seis meses ni un año”, puntualiza. De hecho, este modelo apenas se ha utilizado y, cuando se ha recurrido a él, ha sido más bien con otros objetivos, “como vía de estabilización cuando no había otra o en fundaciones sanitarias que no encajan en el sistema porque no son universidades ni centros de investigación”.

La obsesión con los rankings

“Podríamos aceptar que fichar una superestrella puede repercutir de forma positiva, pero, si viene alguien de EEUU con un grupo de investigación de 30 personas y proyectos que duran cinco años, no es para estar seis meses”, comenta. Incluso, si alguien acaba encajando en la descripción, “vendrá y dará un par de charlas”, así que, “como mucho, podría servir para subir en los rankings”. En ese sentido, la convocatoria puntualiza que el candidato debe “figurar en la lista Highly Cited Researchers de Clarivate Analytics o contar con méritos acreditados de similares características”.

Las universidades de todo el mundo están pendientes de los rankings que elaboran diferentes instituciones y empresas. Aparecer la lista de Clarivate, que es una compañía privada, es uno de los principales criterios que suelen utilizar esos listados, lo que a su vez requiere contar con un gran número de citas de los artículos científicos. “No creo que sea por escalar en los rankings, aunque lo que piden es justo lo que se puntúa en los más famosos, como el de Shanghái”, comenta Joaquín Sevilla, catedrático de la Universidad Pública de Navarra y coautor del libro Los males de la ciencia. En su opinión, detrás de este surrealista anuncio quizás haya un intento de “prestigiar al propio sistema de I+D”. En todo caso, “parece una ocurrencia de alguien con muy poco conocimiento del mundo de la ciencia”, añade.

Foto: Conchi Lillo con el libro. (Cedida)

La ciencia española y el caos

En general, el mundo de las convocatorias “es un caos” en España, según Palazón. “Cada poco tiempo, sale alguna nueva, con pocos detalles y pocos visos de estabilidad”, comenta. Las polémicas más recientes han estado centradas en las ayudas Margarita Salas, pensadas para estancias de jóvenes doctores en España o en el extranjero, y las María Zambrano, que pretendían atraer investigadores hacia centros españoles. El Ministerio de Universidades las diseñó en 2021, pero, al no marcar cuál era la retribución del contrato, los beneficiarios se encontraban con que la mayoría de las universidades y los centros de investigación les descontaban parte de su sueldo para sufragar la cuota patronal (el importe que paga una empresa a la Seguridad Social por sus empleados).

En este caso, ¿qué va a pasar con la surrealista iniciativa de la Junta de Castilla y León? “Me temo que puede acabar mal de varias maneras”, afirma el portavoz de FJI/Precarios. “Por lo poco precisa que es la convocatoria, me imagino que va a servir para pagarle las vacaciones a algún amigo”, lamenta, teniendo en cuenta que deberían ser los propios centros de investigación y universidades quienes hicieran la propuesta. También está la opción de que, simplemente, “acabe por no ejecutarse”. Esta segunda posibilidad es bastante común: las administraciones anuncian jugosas inversiones en ciencia (en este caso, seis millones de euros) que finalmente no se materializan por distintos motivos.

A pesar de todo, la Ley de la Ciencia aprobada el año pasado ha traído “algunos avances”, en opinión de este colectivo, especialmente con respecto a los contratos indefinidos. Sin embargo, “se quedó corta” en algunos aspectos, como la falta de un estatuto para los investigadores posdoctorales o para el personal vinculado a la investigación en general. Al final, “para lo bueno y para lo malo, nuestro sistema académico y científico está muy descentralizado y muchas cosas dependen de cada centro y de cada universidad”.

Los expertos en política científica lo tienen claro: no basta con evitar la fuga de cerebros, atraer talento es fundamental para escalar posiciones en el mundo de la investigación. Y, puestos a buscar, mejor hacer una apuesta fuerte. Al menos, eso han debido pensar en la Junta de Castilla y León al lanzar una convocatoria para tratar de captar científicos “de alto impacto”. De hecho, de muy alto impacto, puesto que buscan “preferentemente aquellos que hayan sido galardonados con el premio Nobel”, según indica el texto de forma literal. Esta peculiar oferta de trabajo ya sería llamativa en sí misma, pero se convierte en hilarante al seguir leyendo y encontrar que dicha incorporación es “por un período de duración mínimo de seis meses y máximo de doce”.

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