La ANC pone en el disparadero a Aragonès en la Diada: "O independencia o elecciones"

El independentismo no despega. La Diada que debía ser unitaria, la primera, en realidad, que ya está liberada de la pandemia, pinchó este 11 de septiembre: según la Guardia Urbana de Barcelona, asistieron 115.000 personas, frente a las 150.000 del año pasado. Para los organizadores, asistieron 800.000 catalanes (el año pasado fueron 700.000). Dejando aparte el misterio de poder meter a tantas personas en una plaza de España medio llena, con los bordes prácticamente vacíos, la presidenta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Dolors Feliu, arengó a los presentes con un discurso encendido que no decepcionó al independentismo más extremista.

La manifestación se componía de cuatro columnas simbólicas que salían de diferentes lugares para converger en la plaza de España, donde se pronunciaron los discursos de clausura: había la Columna País, bajo el lema "Por una mayor calidad de vida", salida desde la cercana estación de Sants, que reivindicaba las infraestructuras y el bienestar de la gente; la Columna Soberanía, salida desde la plaza Letamendi bajo el lema "Por la independencia económica", que quería denunciar el expolio fiscal; la Columna Lengua, con el lema "Por la lengua y la cultura", que salió de la Escuela Proa, y la Columna Libertad, que salía de la Ciudad de la Justicia, con el lema "Por los derechos civiles y las libertades", pretendiendo denunciar los procesos judiciales en marcha.

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Todas ellas conformaban, según la presidenta de la ANC, la asombrosa cifra de 800.000 manifestantes. “La sensación de todos es que era muy numerosa y que había más que el año pasado. Nuestra cifra nació de los datos que nos iban llegando y que contrastábamos con otros”, justificó luego Dolors Feliu en TV3. “Los manifestantes tenían muy claro que el objetivo es alcanzar la independencia y todo se ha de encarrilar a hacerla efectiva”.

Para empezar, aseguró que “la unidad existe. Esta es la unidad. Hoy salimos a la calle para cambiar el curso de los acontecimientos, para decir que el futuro de Cataluña es la independencia”. Pero tanta unidad se le volvió en contra a continuación. Feliu arremetió contra los partidos independentistas para darles un ultimátum. “O independencia o elecciones”, fue la consigna repetida con la que finalizó su discurso.

Carteles contra Aragonès

“Eso es para que haya alguna reacción en el Parlament. Pere Aragonès, en su investidura, dijo que culminaría la independencia y si no son capaces de aprovechar todas las ventanas de oportunidades que se nos presentan, que sean valientes para convocar elecciones”, espetó luego al president en unas breves declaraciones a la televisión catalana. Pero no algo improvisado. Al comienzo de la manifestación, se escucharon algunos gritos de "Puigdemont president". Pero también había carteles con los lemas "Govern dimisión" y "Fuego nuevo". En la misma columna en la que se integraron los miembros de la cúpula de JxCAT, los gritos contra Aragonès y a favor de Puigdemont fueron la tónica general, junto a carteles anti-Aragonès con la misma estética que los carteles oficiales de esta Diada.

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Ante la masa de la plaza de España, Feliu no se refirió apenas a Junts, pero sí al Govern. Y dio sus razones para apretar a los partidos: “El Parlament, que tiene un 52% de los votos independentistas [dato falso, puesto que ERC, JxCAT y CUP representan el 48% de los votos], se comprometió a proclamar la independencia, porque para eso les dimos nuestros votos. Exigimos que los políticos sean coherentes con lo que la gente quiere. Y si no se atreven, que dejen paso a otra gente y que convoquen elecciones. Que convoquen elecciones para dar la voz al pueblo. No más autonomismo. Queremos la independencia y queremos el 1-O”, arengó la líder de la ANC. En ese momento, una buena parte de los presentes coreó varias veces la consigna de "Govern dimisión". La unidad proclamada un minuto antes por Feliu acababa de saltar por los aires, aunque Aragonès había abandonado la escena.

Feliu puso las líneas rojas que deben tener JxCAT y ERC a la hora de negociar en Madrid. “Solo es asumible una negociación de la gobernabilidad del Estado español si hay un reconocimiento explícito de la legitimidad del referéndum del 1-O”, clamó. Y advirtió a ambas formaciones de que si no se pliegan a sus intereses, “tenemos proyectos decididos para hacer efectiva la independencia, como la presentación de una lista cívica en el Parlament, para que haya gente en él que quiera la independencia”.

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Aseguró la presidenta de la ANC: “No hay opción. Queremos vivir plenamente como nación o pueblo libre. No queremos un encaje en el Estado español”. En términos parecidos se pronunció Xavier Antich, presidente de Òmnium Cultural, quien resaltó: “Hemos vuelto a llenar las calles de Barcelona. El Estado no podrá parar la fuerza de este pueblo”. Para añadir: “Nos hemos conjurado para cohesionar este movimiento. La única cosa que puede empujar a los partidos es la cohesión del independentismo. Sin movilización permanente, no podremos vivir nunca en libertad”. Antich prometió que su organización “luchará por la autodeterminación y el reconocimiento internacional de la república catalana. Nos queremos libres de represión, libres de monarquía, libres de los ataques contra las escuelas. Lo tenemos claro: queremos ganar la república catalana”.

El cantautor Lluís Llach, que pronunció un discurso en representación del Consell de la República, reclamó la unidad del independentismo porque “el movimiento independentista desunido pierde la fuerza e incluso la razón de ser”. En un discurso pretendidamente emotivo, aseguró: “No es admisible que las luchas partidistas para gestionar las migajas autonómicas nos hagan perder oportunidades. Cualquier renuncia es aprovechada por España para engullir las pocas competencias que nos quedan”. Por eso, pidió una “confrontación persistente en la calle, en la que también se impliquen los partidos y desde nuestras instituciones”.