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Campaña para salvar a la monja independentista antivacunas por recetar sustancias prohibidas
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La Fiscalía ha abierto una investigación

Campaña para salvar a la monja independentista antivacunas por recetar sustancias prohibidas

El Colegio de Médicos de Barcelona ha abierto un expediente a Teresa Forcades, partidaria de curar enfermedades con clorito de sodio, prohibido en España. Organizaciones soberanistas han impulsado una red de apoyo

Foto: La monja Teresa Forcades. (EFE/Marta Pérez)
La monja Teresa Forcades. (EFE/Marta Pérez)

Teresa Forcades, la monja catalana feminista e independentista por excelencia, vuelve a estar de actualidad. Ahora, por una cuestión más terrenal y menos empírica que el lanzamiento de una plataforma política. El Colegio de Médicos de Barcelona le ha abierto expediente y la ha denunciado a la Fiscalía por, supuestamente, inducir a pacientes con enfermedades graves a tratarse con clorito de sodio (más conocido como MMS o 'mineral miracle solution', solución mineral milagrosa), a los que habría incitado también a “apartarse de tratamientos validados para sus patologías”. Es decir, por recetar sustancias prohibidas.

Al tiempo que la Fiscalía ha abierto investigación, el mundo independentista se ha puesto en marcha para formalizar una plataforma de apoyo a la monja rebelde. Diversas entidades han abierto una campaña para defenderla, aduciendo que la denuncia del Colegio de Médicos “ataca la libertad de expresión” y que es “un organismo arbitrario y prepotente que no aporta ninguna prueba científica contra Forcades”. El formulario de adhesión indica que no solo no se presenta ninguna prueba en su contra, “sino que tampoco se presenta ningún testigo que valide la acusación (no hay ninguna denuncia de parte perjudicada)”.

Foto: Teresa Forcades. (Reuters)

Forcades se hizo famosa en 2013, cuando comenzó a dar mítines, siendo monja, junto al economista Arcadi Oliveres, con el que fundó la plataforma Procés Constituent. Su plan era convocar una Asamblea Constituyente en caso de ganar las elecciones, que debía redactar una nueva Constitución de la república catalana. En mayo de 2015, pidió una dispensa para dejar los hábitos temporalmente, aunque no se presentó a las elecciones. Procés Constituent, en cambio, sí se alió con Guanyem Barcelona, Podemos y los restos de ICV para concurrir a los comicios municipales por Barcelona. Por las filas de esta entidad habían pasado Jaume Asens y Gerardo Pisarello, por ejemplo, dos de los diputados de los comunes que están hoy en el Congreso de los Diputados y que entre 2015 y 2019 formaron parte del núcleo duro de Ada Colau en el Ayuntamiento de Barcelona como tenientes de alcaldía.

El proyecto político de Procés Constituent, que pretendía ser el cemento aglutinante de las fuerzas soberanistas de izquierdas, viajó hacia ninguna parte y acabó naufragando junto con el otro ‘procés’, enterrado definitivamente en 2017. A partir de entonces, se retiró de nuevo a sus aposentos del convento de Sant Benet de Montserrat, en la Cataluña profunda. 'Ora et labora', reza el lema de los benedictinos, orden a la que pertenece Teresa Forcades. Eso lleva haciendo los últimos años, salvo esporádicas apariciones en algunos medios de comunicación y diversos actos públicos. Su intensa vida laboral compagina esas ocupaciones con la dirección de la Escuela Monástica Sinclética y de la revista ‘Iglesia Viva’.

Foto: La teóloga y monja benedictina Teresa Forcades y el economista Arcadi Oliveras, en un acto de Procés Constituent. (EFE)

Pero su labor ha trascendido más allá de las paredes monacales y ahora son los propios soberanistas los que la tienen en el punto de mira, puesto que Jaume Padrós, el presidente del Colegio de Médicos que la ha denunciado, había sido un veterano militante de Convergència y está alineado en la actualidad con las tesis soberanistas. Es más, fue el principal apoyo médico que tuvo durante la pandemia el entonces ‘president’, Quim Torra. Sus postulados, no obstante, chocan frontalmente con las de esta ‘hermana coraje’, a la que en Latinoamérica (zona donde ha viajado en varias ocasiones) conocen con variopintos nombres: ‘monja indignada’, ‘monja separatista’, ‘monja abortista’, ‘supermonja’, ‘sor rebelde’…

La batalla mediática de Forcades con el Colegio viene de lejos. Fuentes de la institución señalan que las normas son muy claras y, al tener conocimiento de unos hechos que podrían ser irregulares, se han decidido a denunciarlos para esclarecerlos. Pero no es la primera trifulca que protagoniza la polémica monja. Según ha podido conocer El Confidencial, el Colegio le abrió una información reservada en 2018 por recomendar el MMS. El expediente se cerró el año pasado sin ninguna sanción, aunque con la advertencia de que no recomendase el clorito sódico como panacea.

Foto: La monja Teresa Forcades. (EFE)

Sus defensores acusan al Colegio de provocarle indefensión y reclaman que el público “tiene derecho a escuchar toda clase de opiniones”, al mismo tiempo que aseguran que “Forcades siempre ha documentado y acreditado con estudios científicos sus opiniones”. “Es un intento regresivo de paralizar una investigación (no olvidemos que todos los conocimientos científicos comienzan con una hipótesis y que todas las hipótesis han de ser respetadas, tenidas en cuenta y, al mismo tiempo, agradecidas hasta que no se pueda demostrar otra que las invalide). Esta conducta de los denunciantes contrasta con los hábitos didácticos de la doctora Forcades, que siempre ha documentado y acreditado con estudios científicos sus opiniones, huyendo sistemáticamente de dogmas y prejuicios; no hemos visto todavía, por ahora, que esta sea la conducta de sus detractores”.

Antivacunas

Esta afirmación queda en entredicho con algunas de las afirmaciones de la religiosa con motivo de la pandemia del covid. Ya en el año 2009, en ‘Campañas por la gripe A’, Forcades se posicionó como una furibunda antivacunas. Ese mismo año, fue amonestada por la Iglesia por sus declaraciones en TV3 sobre el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo y su propia maternidad. El año pasado, afirmó que las vacunas contra el covid no producen inmunidad celular y son menos efectivas. Además, aseguró que la FDA (el organismo norteamericano que ha de aprobar cualquier medicamento) no apoyó el estudio de una vacuna de la firma inglesa Immodulon Pharmaceuticals. Ninguno de esos extremos era correcto, puesto que los expertos rebaten su primera afirmación y respecto a la vacuna inglesa, no fue prohibida por la FDA, además de que la doctora catalana se equivocó en el nombre de la empresa.

En una entrevista publicada en el portal independentista Vilaweb en mayo del año pasado, Forcades aseguraba que las vacunas contra el covid eran una solución a medias porque forzaban al virus a mutar “hacia una cepa más virulenta” y defendía que “el clorito de sodio es una sustancia que conozco muy bien, es el antivírico de más amplio espectro, es el que se pone en el agua para potabilizarla y ha sido muy bien estudiado en su consumo en humanos. Hace un año, presenté a la Agencia Española del Medicamento un protocolo de 90 páginas sobre el que la única respuesta que he tenido es tener que ir haciendo pequeñas correcciones poco importantes”.

Foto: La historia de la monja benedictina que desmontó el timo de la gripe A y nadie la escuchó

Ese protocolo parte de un estudio sobre el ELA realizado en los EEUU que no prosperó y que consistía en inyectar una dosis de clorito de sodio, demostrándose que no era tóxico. “Por eso, aunque pienso que también podría ser administrado vía oral, prefiero hacer el estudio con esta dosis comprobada del todo”. Aunque reconocía que la Agencia había prohibido el MMS en 2010, ella salía por la tangente: “Yo no hablo de MMS, sino de clorito de socio, que es perfectamente legal porque es el que se utiliza para potabilizar el agua. Y, además, el Estado español ha aprobado el uso del dióxido de cloro para el coronavirus para desinfección de superficies externas”.

La temida comparación

Su caso es similar al del curandero leridano Josep Pàmies, que utilizaba el mismo material como panacea para curar cualquier dolencia, incluidos cuadros graves de cáncer. “Los casos son diferentes —explican a El Confidencial desde el Colegio de Médicos de Barcelona—. En el caso de Pàmies, no estaba colegiado, por lo que solo lo denunciamos ante Fiscalía. Pero Forcades está colegiada y entonces podemos entrar como parte interesada. En su caso, actuamos como Colegio y hemos abierto un expediente interno el pasado viernes”. Ese mismo día, la monja colgó un mensaje en su cuenta de Twitter: “El Colegio Oficial de Médicos de Barcelona está intentando coartar mi libertad de expresión sin ninguna base ni evidencia científica”.

Afirmaba también que no había recibido ninguna comunicación de la Fiscalía, pero apuntaba a que la guerra con sus colegas galenos viene de largo: “Desde 2018, el Colegio intenta coartar mi libertad”. La institución médica, por su parte, reconoce que, a finales de enero, la junta de gobierno “cumplió con la obligación de poner en conocimiento de la Fiscalía Provincial de Barcelona estos hechos, que habrían tenido lugar a lo largo de varios años, para su investigación, al considerar que podían ser constitutivos de delito”. También desvela el Colegio que Forcades “ya había sido advertida con anterioridad sobre el hecho de que no podía indicar, recomendar o divulgar teorías o tratamientos (productos o procedimientos) prohibidos para uso humano o sin evidencia científica, aunque solo sea por su condición de profesional de la medicina”. Así pues, en honor de la buena praxis médica, el Colegio puso sus sospechas y evidencias en manos del fiscal. Forcades, por su parte, anuncia que se reserva “el derecho de ejercer acciones contra estas informaciones falsas”.

Teresa Forcades, la monja catalana feminista e independentista por excelencia, vuelve a estar de actualidad. Ahora, por una cuestión más terrenal y menos empírica que el lanzamiento de una plataforma política. El Colegio de Médicos de Barcelona le ha abierto expediente y la ha denunciado a la Fiscalía por, supuestamente, inducir a pacientes con enfermedades graves a tratarse con clorito de sodio (más conocido como MMS o 'mineral miracle solution', solución mineral milagrosa), a los que habría incitado también a “apartarse de tratamientos validados para sus patologías”. Es decir, por recetar sustancias prohibidas.

Monja Teresa Forcades
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