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La historia de la monja benedictina que desmontó el timo de la gripe A y nadie la escuchó
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La historia de la monja benedictina que desmontó el timo de la gripe A y nadie la escuchó

Nadie hizo caso al vídeo que colgó en YouTube. El 1 de octubre de 2009 Teresa Forcades cargó contra la Organización Mundial de la Salud (OMS) por declarar pandemia una gripe

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La historia de la monja benedictina que desmontó el timo de la gripe A y nadie la escuchó

Nadie hizo caso al vídeo que colgó en YouTube. El 1 de octubre de 2009 Teresa Forcades cargó contra la Organización Mundial de la Salud (OMS) por declarar pandemia una gripe con una mortalidad inferior al virus estacional. "¿Por qué no declaramos pandemia a una gripe cada año?". Tiró a fuego contra las farmacéuticas, por no hacerse cargo de los posibles efectos adversos de los cientos de millones de vacunas fabricadas in extremis. Nadie la creyó, pero al final no ha habido pandemia de la gripe A. ¿El resultado? La OMS tiene la credibilidad por los suelos, España ha contabilizado menos de 300 fallecidos a causa de la gripe A (cuando mueren entre 3.000 y 4.000 por gripe estacional cada año), las arcas públicas se han quedado con 42 millones de euros menos en el bolsillo y los ciudadanos, los de todo el mundo, se sienten estafados por lo que ya se conoce como el timo de la gripe A.

Ya lo advirtió la monja benedictina ante una cámara el 1 de octubre de 2009, vestida con su hábito y con el monasterio de San Benet, en Montserrat (Cataluña), de fondo. Que el virus no es nuevo y que la industria farmacéutica es la “única que gana con este bulo”. Las críticas se le echaron encima hasta tal punto que la llegaron a bautizar como la monja-bulo. Ella calló y esperó hasta que la propia OMS, esta misma semana, ha admitido fallos y confusión. "Podía haber sido tan malo como pensábamos, pero hemos tenido suerte”, admitía Margaret Chan, directora general de la OMS.

En el famoso vídeo que tuvo cientos de miles de descargas, la monja preguntaba, citando informes y documentos oficiales para contrastar sus datos, por qué se declaraba una pandemia mundial a un virus con una mortalidad inferior al del año anterior. “¿Cómo pudo declarar algo así cuando la nueva gripe es más benigna que la gripe estacional y parte de la población (la tercera edad) tiene inmunidad?”, se quejaba Forcades. Antes de mayo de 2009, fecha en que se firmó la alarma, para poder declarar una pandemia era necesario que muriese a causa de un agente infeccioso una proporción significativa de la población. Un requerimiento que fue eliminado de la definición el mes de mayo, después de que el 26 de abril EEUU hubiera declarado “estado de emergencia sanitaria nacional” cuando en todo el país había 20 personas infectadas por la nueva gripe. Ninguna de ellas muertas. Sólo en caso de pandemia la OMS puede conseguir que sus recomendaciones sean órdenes para los países, lo que le permitiría obligar a vacunar a la población sin su consentimiento de declarar cuarentenas o aislamientos.

El ministerio de Sanidad español adquirió 13 millones de vacunas para pinchar a la población con más riesgo de contagio en primer lugar. ¿Qué le puede ocurrir a una persona que decide no vacunarse? “Mientras no se haya decretado que la vacuna es obligatoria, no le puede ocurrir nada. Ahora bien, si se decreta la obligatoriedad, el estado tiene la obligación de hacer cumplir la ley imponiendo multa o prisión”, aseguraba la teóloga. En España sólo se utilizaron tres millones de dosis. José Martínez Olmos, secretario general de Sanidad, ha confirmado que, los 10 millones restantes, hay que destruirlos. 42 millones de euros irán directamente a la basura.
 
Por qué se crearon tantas vacunas

Forcades alertaba de que la mayoría de los laboratorios habían diseñado vacunas en dos dosis, que deben sumarse a la vacuna de la gripe estacional, “algo que nunca se ha hecho y que multiplica por tres los posibles efectos adversos”. Hizo referencia a tres novedades que justificaba la creación de una vacuna nueva para la cepa de la gripe A. “La primera novedad es que la mayoría de los laboratorios están diseñando la vacuna de manera que con una sola inyección no sea suficiente y sean necesarias dos. La segunda es que algunos laboratorios responsables han decidido añadir a la vacuna coadyuvantes más potentes que los utilizados hasta ahora en la vacuna anual. La tercera diferencia es que las farmacéuticas que fabrican las vacunas exigen a los estados que firmen acuerdos que les proporcionen impunidad en caso de que las vacunas tengan más efectos secundarios de los previstos”. 

Insistió en recordar lo que sucedió en 1976 en Estados Unidos con una vacuna parecida que también se elaboró contra reloj por el peligro de la pandemia. El resultado, según la revolucionaria monja, fue una epidemia de efectos adversos graves (el síndrome de Guillain-Barré, una enfermedad neurológica) que obligó a parar la vacunación. Por eso los propios médicos se mostraron en contra de la vacunación, alegando que las prisas no son buenas para nada, y menos para parar una gripe como la A, que tiene tan baja mortalidad.

Su propuesta era tomar simplemente precauciones sensatas para evitar el contagio y no dejarse vacunar. En todo caso, debería haberse exigido la firma de un “consentimiento informado” que dejara claro los beneficios y los riesgos de la vacuna, hasta ahora inexistente. Ante los daños, los Estados, y no la industria farmacéutica, son los que tendrían que responder ante las reclamaciones.

Nadie hizo caso al vídeo que colgó en YouTube. El 1 de octubre de 2009 Teresa Forcades cargó contra la Organización Mundial de la Salud (OMS) por declarar pandemia una gripe con una mortalidad inferior al virus estacional. "¿Por qué no declaramos pandemia a una gripe cada año?". Tiró a fuego contra las farmacéuticas, por no hacerse cargo de los posibles efectos adversos de los cientos de millones de vacunas fabricadas in extremis. Nadie la creyó, pero al final no ha habido pandemia de la gripe A. ¿El resultado? La OMS tiene la credibilidad por los suelos, España ha contabilizado menos de 300 fallecidos a causa de la gripe A (cuando mueren entre 3.000 y 4.000 por gripe estacional cada año), las arcas públicas se han quedado con 42 millones de euros menos en el bolsillo y los ciudadanos, los de todo el mundo, se sienten estafados por lo que ya se conoce como el timo de la gripe A.

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