La Generalitat recupera el espíritu de Quim Torra con el acuerdo por la amnistía

La Generalitat de Pere Aragonès asegura que ha roto con el 'torrismo', pero a veces hay tics que revelan que la tentación de volver a lo peor de la legislatura de Quim Torra se repite una y otra vez. Es lo que ha pasado con el impulso del Acuerdo Nacional para la Amnistía y la Autodeterminación. Una nueva entidad impulsada por la Generalitat con David Fernández, antiguo líder de la CUP, al frente. Su misión será elaborar un informe para la causa independentista que recoja el resultado de estos meses de trabajo y que pondrá a disposición de los partidos, instituciones y otras entidades, como el Consell per la República, antes de disolverse.

Torra ya había hecho algo similar. Nombró para ello a un alto cargo, un histórico de CDC, Pau Villoria. Con un puesto de viceconsejero y un salario de seis cifras, Villoria redactó un escrito sobre el impacto del 155 en Cataluña. El nuevo informe aspira a testar el grado de 'represión' que se vive en este momento en Cataluña. El acuerdo, que, según Fernández, “fluirá de abajo arriba”, tendrá una segunda fase en la que intentará conseguir el respaldo de 150 entidades para defender la idea de que no basta con los indultos y que hay que obtener del Estado español tanto la amnistía como el derecho a la autodeterminación.

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Justo lo que el Gobierno de Pedro Sánchez no quiere entregar. Como no se abordan esos dos puntos, la mesa de diálogo sigue sin fecha, meses después de la última reunión. Pero el nuevo ente busca vincular el “bloqueo político en Cataluña” con la “represión judicial” que sufre el independentismo. Como si el informe pudiera servir de palanca para que se volviese a convocar la mesa de diálogo.

Por ahora, forman parte del grupo una treintena de entidades que operan bajo el mandato personal de Aragonès. El pistoletazo de salida se dará el próximo 20 de abril, en un acto que tendrá lugar en la Llotja de Mar. El grupo se ha comprometido a entregar su informe el próximo 1 de octubre. No se puede ser más octubrista. Se quiere captar el foco para que no lo hagan los habituales antagonistas del líder de ERC en ese terreno: la presidenta del Parlament, Laura Borràs, y sus seguidores.

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El próximo 1 de octubre se celebra el quinto aniversario de la consulta de 2017. Tras estos cinco años, la derrota se hace evidente. Pero el independentismo necesita verbalizarlo de otro modo. Por eso se escoge a David Fernández, figura clave en la consulta del 9-N, también por el papel que jugó la CUP en la consulta ilegal del 1-O. Una manera de enmascararlo es un manifiesto con un centenar de entidades asegurando que el acuerdo es necesario y que hay que detener la represión en Cataluña.

Perfil de activistas

Por eso, el perfil de los integrantes de la nueva entidad es más de activistas que de políticos profesionales, y por eso también se quiere vender una idea de “mayoría social catalana”, no tanto a favor de la independencia —la demoscopia va en el sentido contrario—, sino de conceptos más abstractos, como la amnistía. El Acuerdo Nacional para la Amnistía y la Autodeterminación parte de la idea de que hay diversas víctimas de lo que se considera 'represión española': un total de 2.500 personas investigadas en movilizaciones o actuaciones vinculadas al 'procés', de las que 801 continúan con causas abiertas. También los 100 años de condena a los dirigentes políticos sentenciados por el Supremo e indultados en junio de 2020 o las personas huidas a Bélgica o Suiza, como es el caso del 'expresident' Carles Puigdemont.

El nuevo ente lo integran una suma de activistas y expolíticos independentistas

Así, entre los actuales integrantes del pacto están expolíticos, pero también activistas como la 'exconsellera' de Salut Marina Geli, Marina Llansana o Bernat Joan; miembros de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) como Bernat Sorinas; el fundador de Unió de Pagesos, Josep Riera, o luchadoras antifranquistas como Anna Sallés. También forman parte la exdiputada Mireia Boya o la activista Tamara Carrasco. Se trata de un grupo de trabajo tan heterogéneo como poco operativo. Pero su finalidad se centra en que los sectores más radicales de JxCAT no se apoderen en solitario de la memoria del 1 de octubre. El independentismo ha renunciado a conquistar el futuro, incluso los irredentos como Quim Torra o Laura Borràs, por mucho que verbalicen lo contrario. La auténtica batalla es por la memoria.

Atraer a la sociedad civil

Uno de los objetivos del Acuerdo Nacional para la Amnistía y la Autodeterminación es que en el manifiesto resultante haya firmas de entidades como la patronal Pimec o los sindicatos CCOO o UGT. Es decir, que el documento final, aunque no sirva para nada, resulte lo más transversal posible. De nuevo, se trata de un debate de ideas, de dibujar una mayoría que parezca mucho más amplia de la que el independentismo tiene en el Parlament. La tentación es grande, porque el coste es muy bajo. En este momento, nadie cree que esto pueda implicar un cambio en la política real.