¿Vestirías a tu bebé muerto para fotografiarte con él?: La ciencia dice que favorece al duelo

Si hay algo antinatural, es la muerte de un hijo. La mortalidad perinatal, la que se produce durante la gestación y hasta un mes de vida del bebé, ha descendido notablemente en España. "Si en 1975 se producían entre 25 y 26 casos por cada 1.000 habitantes, actualmente oscilan entre cuatro y cinco", explica Ernesto González Mesa, ginecólogo de del hospital Materno Infantil de Málaga, uno de los precursores de un protocolo de apoyo y asesoramiento en este difícil trance. Un servicio en el que se ayuda a "crear recuerdos" con el fallecido a través de técnicas que —inicialmente— pueden resultar chocantes, pero que científicamente se ha demostrado que ayudan a facilitar el duelo de los padres. Gestos como lavar el cuerpo del pequeño, "vestirlo con su ropa", "cogerlo en brazos", "acunarlo" o "fotografiarse", apunta Rocío Agredano, matrona del mismo centro y una de las personas que participan en un "acompañamiento" que se prolonga después de que se produzca el alta médica.

Chiqui Reina pasó por el duro trance de "entrar embarazada al hospital y salir con los brazos vacío". Ocurrió en 2016, durante su tercer embarazo. Hoy es presidenta de Hay un lugar, una asociación que surgió como respuesta a la "soledad" vivida esos días en los que se sentía "perdida". Recuerda que entonces no existía un programa como el que ahora está en funcionamiento y su único refugio fueron las redes sociales. En ellas encontró que ese vacío que sentía, esa imposibilidad de pasar página que le recomendaba su entorno, no era exclusivo. Conoció a otras personas que transitaban por la misma angustia y descubrió que había terapias para intentar sobrellevar una pérdida "antinatural".

El doctor González Mesa reconoce que la organización de un hospital y una unidad de Maternidad es "tan compleja" que "puede interferir en el duelo", por eso en el citado centro malagueño se trabaja desde hace años en un protocolo de "acompañamiento a las familias" que deben afrontar la pérdida de su criatura.

"Era su proyecto de vida. Habían comprado ropa y cuna. Decorado una habitación", explica la matrona, que cuenta que los padres se ven sumidos en una "fase de negación", de incomprensión, en los que los profesionales que han sido formados para ayudarles en ese difícil momento están a su lado. Con "mucha paciencia y escucha activa". "Informando y respetando sus decisiones".

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Los expertos precisan que, "más que tratar el duelo, queremos facilitarlo", ya que "es un proceso fisiológico que tiene que ocurrir y que es necesario". "Un periodo de tiempo en el que la mujer, la pareja, la familia, va aceptando lo ocurrido". Y "nuestra misión no es convertirlo en algo positivo, sino acompañar a la mamá para que se desarrollen todos los mecanismos psicológicos y emocionales", señala el González Mesa.

Rocío Agredano añade que esta labor de apoyo que prestan los profesionales del centro permite "identificar aquellas situaciones en las que se está produciendo un duelo patológico" que "puede dejar secuelas indelebles en la salud mental y la vida de una familia". Incluso puede "complicar un futuro embarazo", añade el ginecólogo, que señala que el protocolo que están aplicando ayuda a "anticipar y evitar situaciones de estrés o ansiedad".

Hay un consenso generalizado entre los especialistas sobre el hecho de que "crear recuerdos" del bebé fallecido es muy positivo

Este recuerda que existe "muchísima" literatura científica que aborda el duelo perinatal y que hay un consenso generalizado entre los especialistas sobre el hecho de que "crear recuerdos, reconocer al bebé fallecido y darle personalidad" es muy positivo para superar este difícil trance para el que nadie está preparado.

La muerte de un hijo se ha considerado "un tema tabú". Del que raramente se hablaba en las familias y ante el que habitualmente se recomendaba el olvido. Chiqui recuerda cómo constantemente le decían que debía seguir con su vida; que lo pasado, pasado está. Pero el tiempo, y la terapia seguida, le han demostrado que "hay que hablar de ello" y "no taparlo".

Ella ha asumido que la muerte de un hijo "no se supera nunca", pero cuenta que el trabajo seguido durante los últimos ocho años le ha servido para "aprender a vivir con ese dolor y transformarlo en amor por mi niña fallecida".

El camino recorrido por esta madre, que ha involucrado en este proceso de sanación a sus hijos de 10 y 7 años —"los mayores"—, lo hizo en solitario. No tuvo a nadie a su lado. El servicio de ayuda que hoy en día presta el hospital Materno Infantil no existía entonces y tuvo que buscar apoyo en aquellas personas que conoció en las redes sociales y que habían sufrido el mismo revés vital. El pasado lunes, representando a su asociación, participaba en las I Jornadas de acompañamiento al duelo perinatal realizadas por el centro médico malagueño.

"Hay quien se escandaliza"

Agredano alude a los vínculos que hay que generar con la gestante para acompañarla en el duelo, por eso hay que formar a todo el personal de la unidad de Maternidad. No solo a los profesionales que estén interesados. Y aplicar un protocolo en el que una matrona y una técnica de cuidados auxiliares de enfermería (TCAE) están al lado de la familia durante el proceso.

"Para facilitar este tránsito va a ser esencial crear recuerdos, sin importar las semanas de gestación". Y las técnicas para lograrlo pueden ser difícilmente asimiladas en un momento tan duro. "Recomendamos a los padres que cojan al bebé, lo acunen, lo besen, lo vistan con su ropa, que se fotografíen o que conserven la huella dactilar de las manos o el pie. Que lo trate como a un hijo cualquiera. Porque esas experiencias van a ser tesoros", señala la facultativa, que explica que cuando la criatura fallece en el útero hay un trabajo de preparación previo para que el shock de la madre sea menor.

Las familias "llevan el duelo de distinta manera" y la matrona confiesa que hay quien "se escandaliza" cuando le explican esta terapia. "¿Cómo le voy a dar un beso a mi bebé muerto?", han preguntado algunos progenitores. Pero la experta concluye que, los que aceptan dar el paso, lo agradecen e incluso lamentan no haber podido pasar más tiempo con él.

El 80% de las muertes perinatales tienen una causa desconocida, de ahí la importancia que dan los expertos a los estudios posteriores

La experiencia le ha demostrado que "las madres suelen reaccionar más tarde" y "los padres se muestran como una figura fuerte". Por eso en el centro "se guardan las huellas de sus hijos, por si alguna vez cambian de opinión y quieren venir a recogerlas".

En esta fase de acompañamiento también se trabaja con ellos para afrontar un paso clave para tratar de seguir reduciendo la mortalidad perinatal: la autopsia. "Se le explica la importancia de este estudio y se les detalla un proceso invasivo en el que primará el respeto por su bebé", destaca Rocío Agredano, a lo que Ernesto González Mesa aporta que "comprender qué es lo que ha ocurrido también puede ayudar a los papás".

El examen forense "pueda redundar en una disminución de los fallecimientos". El doctor incide en que el motivo más común de las muertes perinatales "es el desconocido". "Por más interés que ponemos en conocer la etiología, en el 80% de las ocasiones no encontramos una causa inequívoca que pueda justificar el fallecimiento". "La medicina hoy tiene sus límites, y llegamos hasta donde podemos", por eso tratar de conocer los motivos del óbito ayuda a trazar estrategias para que sigan descendiendo las estadísticas.

La mortalidad de los bebés que se produce durante la gestación y el primer mes de vida ha caído notablemente en el último medio siglo. Mientras en 1975 se registraban entre 25 y 26 decesos por cada 1.000 habitantes, esta cifra se sitúa entre cuatro y cinco en la actualidad, señala el especialista, que afirma que esta gran mejoría no debe restar interés a seguir investigando para arrojar certidumbre a ese gran porcentaje de casos inexplicables a día de hoy. "Hay que profundizar en los estudios etiológicos de la pérdida", reclama.

La simbología de la mariposa

La terapia de acompañamiento desarrollada por estos profesionales de la salud se extiende cuando la paciente regresa a su hogar, porque es "el momento más duro", el instante en el que sale de la burbuja hospitalaria y se enfrenta a la pérdida de su hijo.

El manejo de la lactancia es una de las cuestiones que se aborda. Abordar el impacto que supone para una madre generar leche cuando no tiene a un bebé que amamantar. La matrona relata que, en estas situaciones, pueden optar por tratamientos farmacológicos o por remedios naturales, como puede ser evitar la estimulación de la producción, realizar extracciones poco a poco, utilizar sujetadores deportivos o aplicar terapias de frío o calor. Otra opción que se les ofrece es donarla. La mujer, con un sacaleches, la extrae y un servicio de recogida a domicilio la traslada al banco de leche materna.

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Es parte de la información que se incluye en una caja donde los padres pueden guardar los recuerdos de su hijo fallecido. En ella, además de ropa y otros enseres, la réplica de un certificado de nacimiento con el nombre del bebé, el día y la hora de su alumbramiento y el peso. También un emotivo pésame del equipo del hospital y mensajes motivadores. "Incluso el más pequeño de los pies tiene el poder de dejar huellas eternas en el mundo", se podía leer en una de las tarjetas, mientras que en otra el personal se dirige a los padres para decirles que "no estáis solos, podemos ayudaros a recoger y guardar esos recuerdos que se convertirán en tesoros". Junto a estas frases, una mariposa de origami que "simboliza un nuevo comienzo", explica la matrona aludiendo a la transformación de una crisálida.

Chiqui Reina no recibió esa caja, no contó con el acompañamiento y el apoyo que ahora presta el hospital. Por eso ayuda a mitigar el dolor y la tristeza que en ella ocupó un espacio que estaba reservado para la alegría y la felicidad. Mientas tanto, seguirá encendiendo una vela en cada cumpleaños de su pequeña fallecida. "Es un detallito", comenta. "Mi niña está presente todos los días", se despide.