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Los hospitales donde escasean los milagros: "Una madre amamantando el bebé de otra, muerta. Eso es Gaza"
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"A veces rezo por que la muerte sea rápida"

Los hospitales donde escasean los milagros: "Una madre amamantando el bebé de otra, muerta. Eso es Gaza"

Testimonio de un doctor en un hospital de Gaza, donde escasean los medios y sobran los pacientes e, incluso, no pueden recibir donaciones de fuera porque se les acusaría de "financiar el terrorismo"

Foto: Una mujer palestina llora por su sobrina de cinco años, Saly, víctima de un bombardeo israelí en el sur de Gaza. (Reuters/Mohammed Salem)
Una mujer palestina llora por su sobrina de cinco años, Saly, víctima de un bombardeo israelí en el sur de Gaza. (Reuters/Mohammed Salem)
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"En las próximas horas, estaremos fuera de servicio debido a la falta de combustible", informa el doctor Raed Al-Arini, cirujano torácico de Al-Shifa, el hospital público más grande de Gaza.

Estar fuera de servicio no significa que dejen de ingresar pacientes, solo supone que las posibilidades de supervivencia de aquellos que llegan en situación crítica, ya de por sí bajas, se dejen literalmente en las manos de Dios o de lo que cada cuerpo sea capaz de aguantar.

Hace tres semanas, el doctor Raed trabajaba en la implementación de técnicas quirúrgicas mínimamente invasivas con el fin de reducir el dolor y el tiempo de hospitalización de los pacientes. Hoy, recibe a un hombre con medio torso reventado. Ha perdido la cuenta de a cuántos pacientes ha intervenido en los últimos 25 días para realizar reparaciones y resecciones pulmonares, cuántos tipos de lesiones de la pared torácica se ha encontrado, cuántas hemorragias ha sido incapaz de parar. Día a día, ha ido operando con menos personal, menos medios y menos material disponible, hasta llegar al punto en el que ya no hay anestesia disponible para todos los casos.

O no hay electricidad.

Tampoco agua.

placeholder Un palestino, herido, en el suelo del hospital Al Shifa, en Gaza. (DPA/Mohammad Abu Elsebah)
Un palestino, herido, en el suelo del hospital Al Shifa, en Gaza. (DPA/Mohammad Abu Elsebah)

La mayoría de los heridos que recibe en su departamento no son casos únicamente de cirugía torácica, también presentan lesiones en el hígado, en el bazo, en los intestinos, y muchos de ellos requieren a su vez de intervenciones ortopédicas o neurológicas.

La cirugía en tiempos de guerra supone no solo la falta de recursos, sino también la falta de personal sanitario. Esto obliga a los profesionales a enfrentarse a cirugías en solitario cuando normalmente las realizaban en equipo, e incluso a tratar pacientes que presentan cuadros de otras especialidades de las que no tienen conocimientos suficientes.

Foto: Gazatíes abandonan el norte de la Franja tras el ultimátum de Israel. (EFE/Mohammed Saber)

"No me queda nada", declara el doctor, refiriéndose a la falta de material. "Sigo trabajando porque es mi deber, pero necesitamos ayuda. Gaza se está desangrando, literalmente".

El sistema de salud, ya de por sí debilitado debido a la violencia estructural e institucional que sufre la Franja de Gaza desde hace años, es una de las principales víctimas de esta guerra. Los hospitales no solo sufren por la falta de infraestructuras, sino que se han convertido en objetivos para el enemigo. El derecho internacional humanitario brilla por su ausencia; ni siquiera los hospitales están a salvo de los ataques indiscriminados contra la población civil palestina. Los alrededores del propio Hospital Al Shifa, así como otro de los más importantes de Gaza, el Hospital Indonesio, han sido bombardeados. “Los centros de salud van convirtiéndose en centros de recuento de cadáveres más que en lugares en los que salvar vidas”, afirma Ramzi, paramédico gazatí.

Las imágenes que llegan a diario desde los hospitales bien podrían formar parte de una película distópica. Sin embargo, y aunque parezcan superar a la ficción, son parte del día a día: operaciones bajo la luz de las linternas de los móviles, cirugías sin anestesia, agua y jabón para lavar las heridas a falta de desinfectantes, e incluso, el uso de vinagre cuando ni siquiera el jabón se encuentra disponible. Los casos no pueden compararse con los que tratan habitualmente, a pesar de estar acostumbrados a curar heridas de bala. Los niveles de destrucción del tejido son imposibles de controlar sin los recursos adecuados, y muchas veces los cirujanos se ven obligados a tomar decisiones que nunca se imaginaron que tendrían que considerar, o que se salen de la literatura médica.

placeholder Cuerpos de palestinos muertos en el bombardeo israelí del campo de refugiados de Jabalia, en el norte de la Franja. (Reuters/Anas al-Shareef)
Cuerpos de palestinos muertos en el bombardeo israelí del campo de refugiados de Jabalia, en el norte de la Franja. (Reuters/Anas al-Shareef)

Los heridos por ondas expansivas sufren de lesiones internas que no pueden tratarse sin la tecnología de diagnóstico necesaria. La cirugía de guerra juega en el terreno de lo masivo: la cantidad de pacientes, la magnitud de las lesiones, la falta de recursos. Todo eso lleva a que, dejar morir, sea una opción a la que se ha de recurrir sabiendo que en condiciones normales el paciente podría haber salido adelante.

Rezar por que la muerte sea rápida

Los médicos comparten su impotencia, no solo por no poder hacer frente a las emergencias médicas, sino por las durísimas situaciones humanas de las que tienen que hacerse cargo.

“Me di cuenta de que había un niño de unos seis años, sin moverse del mismo lugar, desde hacía más de un día”, cuenta Ramzi, el paramédico. "Me dijo que estaba esperando a que su madre volviera. Enseguida me enteré de que su madre había muerto y nadie se había percatado de que había llegado acompañada de su hijo".

Foto: Familiares de palestinos asesinados durante la actual escalada del conflicto entre Israel y Hamás lloran junto a sus cuerpos en el Hospital Nasser de Khan Yunis. (EFE/Haitham Imad)

A la falta de recursos y la situación catastrófica a la que hacen frente día a día los hospitales de Gaza, se le añade la amenaza de un ataque inminente por parte de Israel. "Dicen que los hospitales esconden a miembros de Hamás para justificar la intención de atacar", ejemplifica Salah. "Soy cirujano y salvo vidas. No sé quiénes son los pacientes que me llegan, si son de Hamás o no; no me importan su religión o su ideología. No tenemos tiempo apenas de identificar a muchas de las personas que llegan destrozadas. Mi trabajo consiste en mantener esos cuerpos con vida, en aliviar el sufrimiento. Salvaría también a los israelíes que han destrozado mi barrio, porque es mi deber como médico".

"No podemos salvarles la vida, y tampoco aliviar su sufrimiento"

El doctor Salah reconoce que la falta de recursos les hace vivir situaciones en las que lo único que pueden hacer por los pacientes es rezar por que la muerte sea rápida. “No podemos salvarles la vida, y tampoco aliviar su sufrimiento”, describe. "Esa es la situación terrible a la que nos enfrentamos los médicos de Gaza".

Aún hay compañías de material sanitario en funcionamiento dentro de la Franja. Raed habla de la posibilidad de comprar material quirúrgico, sin embargo, el coste es muy elevado y la posibilidad de hacer llegar donaciones desde fuera conlleva numerosos riesgos.

"Tampoco podemos enviar dinero a Gaza, nos acusarían de financiación al terrorismo"

La diáspora palestina con familiares en Gaza sufre la impotencia de no poder ayudar a los suyos directamente. Maher, desde Abu Dabi, cuenta cómo los palestinos en los Emiratos Árabes no se atreven ni siquiera a hablar de la situación de Gaza por miedo. "Mandar dinero ahora mismo es imposible, podrían acusarnos de estar mandando dinero a terroristas".

“A falta de medidas internacionales, a falta de un alto al fuego, a falta del respeto al derecho internacional humanitario, nos queda la propia ética”, añade Salah. "En Gaza nos protegemos los unos a los otros, somos parte de una pérdida generalizada: a todos nos han matado hijos, padres, amigos, esposos o hermanos, y eso nos convierte en miembros de una misma familia. Ayer vi cómo una mujer acunaba a su hijo muerto. Al lado habían dejado a un bebé que acababan de rescatar de entre los escombros y que había perdido a toda su familia. La mujer dejó el cuerpo de su hijo para coger al bebé, al que no conocía de nada y que lloraba desconsolado, para amamantarlo. Eso es Gaza. Ese es el espíritu de Palestina".

"Esa madre somos todos".

"En las próximas horas, estaremos fuera de servicio debido a la falta de combustible", informa el doctor Raed Al-Arini, cirujano torácico de Al-Shifa, el hospital público más grande de Gaza.

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