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Este asesinato 'vale' ocho años de cárcel y cabrea (y mucho) a los policías
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ACUERDO ENTRE LAS PARTES

Este asesinato 'vale' ocho años de cárcel y cabrea (y mucho) a los policías

Los componentes del sicariato sueco que perpetró dos crímenes en la Costa del Sol salieron del juicio con penas mínimas que han generado un gran desencanto entre los agentes

Foto: Momento en que el sicario perpetró el crimen. (Cedida)
Momento en que el sicario perpetró el crimen. (Cedida)

A pesar de que los magistrados ofrecieron un detallado relato de los hechos en su sentencia, solo las imágenes son capaces de mostrar la preparación y crudeza del asesinato. El sicario aparca junto a unos contenedores de basura la bicicleta en la que ha llegado y espera oculto a su víctima. Sofian Mohamed Ahmed, alias Zocato, un joven ceutí investigado por tráfico de drogas, sale de su vivienda en la urbanización Villas El Campanario de Estepona (Málaga). Son las 3:32 y las cámaras de seguridad muestran como avanza unos pasos. Activa la apertura a distancia del coche, estacionado a unos metros, y lo mira fugazmente antes de que algo llame su atención. Una figura que irrumpe de la oscuridad. Lleva el brazo extendido, pero no debe percatarse de que empuña un arma. Al ver que se aproxima con rapidez, Sofian intenta correr. Les separaban tan solo un par de metros cuando se observa el primer fogonazo. La víctima se encoje y gira el cuerpo. Un nuevo disparo. Y dos más. Hasta que cae en el suelo. Su asesino no se detiene ni un segundo. Se aproxima, le encañona con la pistola automática 9 milímetros parabellum y dispara a quemarropa en la cabeza antes de emprender la huida. El cuerpo queda tendido de lado en el asfalto, en posición de boxeador, parecida a la que presentan muchos fallecidos en incendios. Sobre el charco de sangre, los testigos métricos de la Policía Científica que señalizaban los proyectiles. Recibió "entre ocho y nueve" impactos y murió "de forma instantánea", como pone de relieve la grabación a la que ha tenido acceso El Confidencial.

El crimen se produjo el 20 de agosto de 2018 y dos años después los agentes de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) Costa del Sol realizaban las primeras detenciones. Entre ellas, la de Amir Faten Mekky, un peligroso elemento nacido en Copenhague (Dinamarca), de ascendencia iraní y que se hizo delincuente en la ciudad sueca de Malmö, al que las autoridades europeas relacionaban con al menos 19 asesinatos cuando por poco superaba la veintena de años. Fuentes policiales precisaron que únicamente lo superaba Ridouan Taghi, conocido como El ángel de la muerte.

Foto: Traslado de dos detenidos en esta investigación. (Policía Nacional)

Mekky fue atrapado en Dubái (Emiratos Árabes), donde permanecía escondido y mantenía un perfil bajo. Y tras él, en cascada, otros miembros de su organización. Como Ahmad Abdul Karim, considerado el lugarteniente. De origen iraquí, junto a su hermano Karim Abdul Karim, también capturado en la operación, era la persona de confianza del líder y formaba parte del núcleo de toma de decisiones.

La cifra de detenidos se elevó a ocho cuando se fueron sumando los escalones inferiores de una banda que, a través de uno de sus miembros, fue vinculada a dos actos de narcoterrorismo llevadas a cabo en Marbella y Benahavís. Un caso juzgado que se perpetró por aquellas fechas cuando sendas bombas provocaron grandes destrozos en una vivienda y una empresa. Perseguían acabar con la vida de un individuo al que previamente habían dejado un mensaje amenazante: "117 + deuda 30 + 60 + intereses 9 de Octubre", rezaba en un cartel indicador de la calle Los Altos de la urbanización benahavileña de La Alquería. Los tres detenidos, sicarios suecos, fueron condenados a 34 años de prisión.

Un desenlace inesperado

Los investigadores de los grupos I y III de la Sección de Crimen Organizado trabajaron sin desmayo para tratar de atrapar a los autores del crimen de Sofian, y del asesinato de David Ávila Ramos, alias Maradona, que tres meses antes fue acribillado en la localidad marbellí a la salida de la comunión de su hijo. Pero el desenlace no ha sido el esperado. No por su trabajo, que fue impecable, sino porque una serie de circunstancias y decisiones han hecho que el juicio que arrancó con peticiones de prisión permanente revisable haya concluido con penas mínimas. Ahmad Abdul Karim se comerá los dos crímenes, aunque únicamente cumplirá 12 años tras reconocer los hechos y pactar su defensa un acuerdo con la Fiscalía y la acusación particular.

Los letrados anunciaron un alud de pruebas para desacreditar la investigación. En la segunda jornada del juicio, cambiaron la estrategia

Fuentes cercanas al caso consultadas por este periódico explicaron que la instrucción comenzó a torcerse cuando las autoridades suecas se negaron a extraditar a los investigados si se les imputaba por asociación ilícita. El motivo es que "en su ordenamiento jurídico no existe este delito de forma independiente", y el proceso judicial de la extradición se basa en que "no se puede juzgar a un nacional por un cargo que no está recogido en el Código Penal de su país".

Esta circunstancia, no obstante, no impidió que el Ministerio Público encontrara fundamentos suficientes para solicitar la prisión permanente revisable para los acusados. "No van a poder acreditar la culpabilidad", desafiaba la defensa del tirador en la primera jornada del juicio que se celebró semanas atrás. Ese 12 de abril afirmó que la investigación policial se componía de "piezas de un puzle que no encajan" y negó que Ahmad Abdul Karim ejecutara a Maradona y Zocato. Un vídeo de Snapchat "lo sitúa en otro lugar en el mismo momento del asesinato" del primero; y, según manifestó, las imágenes de la muerte del segundo demostraban que el autor portaba el arma con la mano izquierda, mientras que su cliente era diestro.

El batallón de letrados parecía dispuesto a dar guerra, pero todas las estrategias se diluyeron dos días después de la primera vista. Para sorpresa de los asistentes, el entonces presunto autor de los disparos reconoció los hechos y ante el Tribunal del Jurado ofreció detalles sobre cómo perpetró ambos crímenes. "Sí, correcto", respondió en sueco cuando el fiscal le preguntó si tenía "graves desavenencias por motivos personales" con Zocato, mientras que explicó que el asesinato de Maradona estuvo precedido de una "fuerte discusión" provocada por los enfrentamientos que mantenían.

No fue el único que cambió su relato inicial y confesó su implicación en los hechos. Su hermano Karim, así como Fakhry Mekky, hermano de Amir Faten, admitieron que ayudaron a esconder la moto con la que el ejecutor huyó tras el acribillar a David Ávila en presencia de sus hijos; mientras que el considerado cabecilla de la organización asintió ante la pregunta de si previamente se reunió con la segunda víctima. Su intención era "distraerla" porque sabía que iba a ser asesinada.

Foto: Armas y otros objetos incautados a los detenidos. (Policía Nacional)

La confesión del núcleo duro del clan de los suecos era el resultado de unas negociaciones con las acusaciones que incluían una sustanciosa reducción de condena. La prisión permanente revisable que inicialmente se pedía para estos cuatro peligrosos delincuentes se quedaba en penas que, descontando el tiempo que estuvieron encarcelados de forma preventiva, y los posibles futuros beneficios penitenciarios, se reducían hasta el punto de generar la incomprensión de muchos agentes que trabajaron en el caso.

"Es un despropósito"

El Tribunal del Jurado de la Audiencia Provincial de Málaga fijó para Ahmad Abdul Karim una pena de 12 años como autor confeso de dos "asesinatos con alevosía" —cuatro por la muerte de Maradona, y ocho, por la de Sofian— y por la que deberá ingresar "voluntariamente" en prisión antes del 30 de julio. Hay que tener en cuenta que el Código Penal establece una horquilla de 15 a 25 años de prisión para este delito, por lo que una sentencia con tres menos que el rango inferior por dos crímenes es una victoria judicial. La pena "se sustituirá por expulsión del territorio español a los cinco años de cumplimiento". Lógico que no quisiera usar su turno de palabra en la última vista.

placeholder Amir Faten Mekky, el considerado cabecilla de la organización, escapa del proceso con una pena mínima. (Cedida)
Amir Faten Mekky, el considerado cabecilla de la organización, escapa del proceso con una pena mínima. (Cedida)

Es resultado, en parte, de la aplicación de la atenuante de confesión del hecho y reparación del daño del que también se han beneficiado los otros siete acusados. La considerable reducción de la pena al tirador ha generado incredulidad entre los policías que participaron en la investigación, aunque no más que la decretada para Amir Faten Mekky. El considerado líder del sicariato, que hasta su detención únicamente había pasado seis meses en prisión, ha sido condenado —solo— como cómplice del asesinato de Zocato y se le imponen dos años, 10 meses y 15 días de cárcel.

"Es un despropósito", lamentaba una de las fuentes consultadas, que explicó que, "según dicen, procesalmente, no se podía llegar a más". "Menos mal que los suecos le han metido la Orden Europea de Detención y Entrega (OEDE). Allí le piden 10 años, a ver si es verdad que lo condenan y se los come", agregó.

Algunos de los acusados podrán conmutar su pena si aceptan su expulsión del país, y la de otros se condiciona a que no delincan

Esta esperanza se justifica en que la resolución advierte que se le debe restar de la condena el periodo que ha pasado encarcelado en preventiva. Circunstancia que también ocurre con su hermano Fakhy y Karim Abdul Karim, considerados cómplices del asesinato de David Ávila, y a los que se ha condenado a tres años, seis meses y 15 días y tres años, 11 meses y 15 días de prisión, respectivamente. En el caso del primero, lo que le queda de pena será conmutada con la expulsión del país, que deberá abandonar voluntariamente antes del 1 de septiembre. El segundo debe hacer frente aún a la sentencia por la colocación de dos artefactos explosivos que perseguían matar a un empresario relacionado con el narcotráfico. La sentencia de este caso tenía 89 páginas; la de los dos asesinatos, 12.

Gomah Al. S., otro de los sentenciados, que ayudó a ocultar y arrojar a la basura una bolsa que contenía diversos dispositivos electrónicos y "geolocalizadores" que se utilizaron para realizar labores de vigilancia en la planificación de la muerte de Sofian, se enfrenta a una condena de un año, diez meses y 15 días de cárcel, aunque queda suspendida y "condicionada a que no vuelva a cometer nuevo delito en el periodo de tres años". Igual ocurre en los casos de tres implicados más en el crimen de Maradona: Rasmus T.N., Daniel N. e Ivonne N.

Foto: Los agentes sacan al detenido de su fiesta de cumpleaños. (Guardia Civil)

A todos los acusados se les ha impuesto la prohibición de aproximarse a las familias de las víctimas a menos de 500 metros y la obligación de indemnizar con 200.000 euros, en un caso, y 120.000, en el otro. Los que serán forzados a abandonar el país "no podrán regresar en un plazo de diez años, contados desde la fecha de la expulsión", ya que si lo hacen, "cumplirán las penas de prisión inicialmente fijadas".

Las fuentes consultadas no ocultan su pesar por el final del caso y sospechan que la confesión del lugarteniente de Mekky es una maniobra judicial para librarlo de las dos muertes. Ahmad Abdul Karim, en comparación con los hechos perpetrado, pasará encarcelado un tiempo asumible y su sacrificio será valorado.

A pesar de que los magistrados ofrecieron un detallado relato de los hechos en su sentencia, solo las imágenes son capaces de mostrar la preparación y crudeza del asesinato. El sicario aparca junto a unos contenedores de basura la bicicleta en la que ha llegado y espera oculto a su víctima. Sofian Mohamed Ahmed, alias Zocato, un joven ceutí investigado por tráfico de drogas, sale de su vivienda en la urbanización Villas El Campanario de Estepona (Málaga). Son las 3:32 y las cámaras de seguridad muestran como avanza unos pasos. Activa la apertura a distancia del coche, estacionado a unos metros, y lo mira fugazmente antes de que algo llame su atención. Una figura que irrumpe de la oscuridad. Lleva el brazo extendido, pero no debe percatarse de que empuña un arma. Al ver que se aproxima con rapidez, Sofian intenta correr. Les separaban tan solo un par de metros cuando se observa el primer fogonazo. La víctima se encoje y gira el cuerpo. Un nuevo disparo. Y dos más. Hasta que cae en el suelo. Su asesino no se detiene ni un segundo. Se aproxima, le encañona con la pistola automática 9 milímetros parabellum y dispara a quemarropa en la cabeza antes de emprender la huida. El cuerpo queda tendido de lado en el asfalto, en posición de boxeador, parecida a la que presentan muchos fallecidos en incendios. Sobre el charco de sangre, los testigos métricos de la Policía Científica que señalizaban los proyectiles. Recibió "entre ocho y nueve" impactos y murió "de forma instantánea", como pone de relieve la grabación a la que ha tenido acceso El Confidencial.

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