Juanma Moreno se rodea de 'polis buenos' y pierde los escudos del primer mandato
La marcha de Elías Bendodo y la elección de perfiles más moderados en las portavocías del PP dejan al presidente de la Junta sin las defensas que tuvo en la anterior legislatura, que le permitieron huir del barro político
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A Juanma Moreno le gusta ponerse el traje de moderado y le sienta bien. Su discurso amable y su tono cercano son parte de su éxito y él está convencido de su apuesta, pero no solo es mérito suyo. Para poder ejercer ese papel institucional, con pocas aristas, el político malagueño ha contado con un equipo de escuderos con un rol más agresivo que le hacían de pararrayos. Y la mayoría de ellos ya no están en el núcleo del nuevo Gobierno, lo que deja al presidente más vulnerable que antes, a pesar del buen momento por el que pasa el jefe del Ejecutivo andaluz.
Este equipo de 'polis malos' no ha desaparecido, pero sí tiene otros papeles que les impiden ejercer el trabajo de los últimos tres años. Elías Bendodo ha dejado el Gobierno camino de Génova para intentar alcanzar con Alberto Núñez Feijóo el logro que consiguió con Moreno y que el gallego llegue a la Moncloa. José Antonio Nieto y Loles López, que fueron los fontaneros en el Parlamento y en el partido en la pasada legislatura, han entrado en el gabinete y sus nuevas tareas no son compatibles con apagar fuegos y críticas. Y quienes los han sustituido en sus cargos no practican esa agresividad que permitía al presidente lucirse cuando lo necesitaba.
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El mayor hueco es el que ha dejado Bendodo, amigo y hombre de confianza de Juanma Moreno desde hace décadas. Fue consejero de Presidencia y el responsable de controlar el partido mientras funcionó el autodenominado 'Gobierno del cambio'. No se ha ido del todo, aunque su puesto de coordinador general del PP, número tres de Génova en la práctica, le impide invertir en Andalucía todo el tiempo que antes dedicaba. Su omnipresencia en los plenos autonómicos, en el escaño que tiene justo detrás del presidente, da cuenta del peso de Bendodo, pero ya no es quien sale cada martes al atril de San Telmo para atizar al Gobierno de Pedro Sánchez o a la herencia de los 37 años de gobiernos socialistas.
Las primeras intervenciones de Bendodo como portavoz de la Junta dejaron pistas de ese estilo más cáustico, pero su sustituto, Ramón Fernández Pacheco, procede de la escuela moderada de Moreno. No es casualidad que el presidente lo haya señalado como el dirigente que mejor encarna su modelo. El exalcalde de Almería lleva apenas dos semanas como portavoz y no ha ahorrado en críticas al Ejecutivo central, pero sin el mordiente de su antecesor. Una fuente cercana al dirigente popular justifica su apuesta por el tono más conciliador. "Para ver a dos políticos reprochándose cosas, mejor poner los deportes", resume en defensa de la fórmula de Fernández Pacheco.
El papel de Bendodo se lo reparten Antonio Sanz, titular de Presidencia, y el nuevo portavoz, el almeriense Ramón Fernández Pacheco
Pero la marcha de Bendodo no es la única baja en ese equipo de defensas del portero Moreno. La dupla que formaron Loles López, ahora consejera de Inclusión Social, y José Antonio Nieto, responsable de la cartera de Justicia, despejó muchos de los balones que llegaban a la portería del presidente.
Nieto, que llegó como el hombre de Pablo Casado en las elecciones de 2018, se encargó de gestionar las relaciones entre los grupos parlamentarios en una legislatura complicada. Lo logró con pactos a izquierda y derecha cuando Vox dejó de apoyar sistemáticamente al Gobierno andaluz. Y todo ello combinado con los ataques furibundos que lanzaba a la oposición, con el PSOE como principal objeto de las críticas, en las sesiones de control al Gobierno andaluz. El papel de López, secretaria general del PP andaluz hasta hace unas semanas, era similar en lo orgánico, combinado con duras intervenciones desde la tribuna de la Cámara.
En lo que va de año, Pedro Sanchez ha recaudado en impuestos 22.283 millones MÁS gracias a la inflación y solo ha dedicado 7.000 a ayudas para hacerle frente, ni siquiera la tercera parte. Los otros 15.000, "pa la buchaca".
— Toni Martín (@toni_miglesias) October 10, 2022
Ahora sus cargos los ostentan Toni Martín como portavoz y Antonio Repullo como número dos en lo orgánico. Y son quienes están protagonizando los mensajes más duros en las últimas semanas, pero no con el mismo vigor de sus predecesores. Sí es cierto que hay una figura más incisiva que ha ganado peso, como es la de Antonio Sanz. El gaditano, que lo ha sido casi todo en el PP andaluz, es consejero de Presidencia, pero no tiene la portavocía.
Esto es así, en parte, porque encarna una versión del PP que es previa a la era Moreno, lo que facilitó la elección de Fernández Pacheco para el atril. Pero no es casualidad que los mensajes más duros respecto a asuntos como la sentencia de los ERE corresponden precisamente a Sanz, que ejerció de portavoz en los dos meses que Moreno tardó en decidir qué hacía con este cargo.
El heredero de Chaves
Moreno no es el primer presidente andaluz que opta por huir del barro y dejar que sean sus segundos quienes se enfanguen en la pugna con la oposición y el inquilino de la Moncloa. Manuel Chaves ya utilizó esta fórmula con políticos tan célebres como Gaspar Zarrías, su eterno consejero de Presidencia, o el fontanero orgánico Luis Pizarro. Y no es la primera vez que el político malagueño se mira en el espejo del exdirigente socialista.
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La fórmula del choque con el Gobierno central para posicionarse como punta de lanza de su partido ya fue empleada por el expresidente de la Junta. Y la de envolverse en la bandera andaluza para confrontar con Moncloa también. Los paralelismos no acaban ahí, ya que incluso las críticas de la oposición, que achacaba a Chaves tener una visión alejada de la realidad, también se parecen.
"Hay que rebajar la euforia", le dijo Juan Espadas, líder del PSOE andaluz, en la sesión de control al Gobierno. El socialista considera "desahogada" la visita de Moreno a Bruselas, mientras que Inma Nieto, de Por Andalucía, le recordó que es mortal, como, según la tradición, le dijo un siervo a un general romano que desfilaba victorioso por las calles de la capital del imperio.
A Juanma Moreno le gusta ponerse el traje de moderado y le sienta bien. Su discurso amable y su tono cercano son parte de su éxito y él está convencido de su apuesta, pero no solo es mérito suyo. Para poder ejercer ese papel institucional, con pocas aristas, el político malagueño ha contado con un equipo de escuderos con un rol más agresivo que le hacían de pararrayos. Y la mayoría de ellos ya no están en el núcleo del nuevo Gobierno, lo que deja al presidente más vulnerable que antes, a pesar del buen momento por el que pasa el jefe del Ejecutivo andaluz.