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La última travesía del incombustible Francisco de la Torre
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22 AÑOS EN EL CARGO

La última travesía del incombustible Francisco de la Torre

El alcalde de Málaga ha deshojado la margarita. Volverá a ser candidato del PP con 79 años tras un soterrado pulso con su partido, que espera cerrar una futura 'abdicación' pausada y consensuada

Foto: Francisco de la Torre presenta en Dubái la candidatura de Málaga a la Expo de 2027. (EFE/Iñigo Álvarez)
Francisco de la Torre presenta en Dubái la candidatura de Málaga a la Expo de 2027. (EFE/Iñigo Álvarez)

El pasado 7 de agosto, tras dos ediciones suspendidas por la pandemia, Málaga recuperaba su tradicional Travesía a Nado del Puerto. Entre los 500 participantes, el alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre, que, con el dorsal 391, se lanzaba al agua, una vez más, para recorrer el kilómetro de distancia de la prueba. A sus 79 años de edad, hará 80 el 21 de diciembre, hay quien quiso ver en este gesto cercano una especie de despedida que adelantaba su adiós a la vida política. Pero nada más lejos de la realidad. De la Torre lleva en el cargo desde 2000, cuando sustituyó a una Celia Villalobos nombrada ministra de Sanidad por José María Aznar. Político incombustible, es un valor electoral seguro para la formación y volverá a optar a la alcaldía. Aunque, esta vez sí, su partido espera que permita un relevo ordenado y consensuado.

placeholder Francisco de la Torre durante la última Travesía a Nado del Puerto. (Ayuntamiento de Málaga)
Francisco de la Torre durante la última Travesía a Nado del Puerto. (Ayuntamiento de Málaga)

De la Torre afirmó a las puertas de la Feria de Agosto que sería “antes de otoño” cuando desvelaría una decisión que había condicionado a la necesidad de conciliar la agenda municipal con su vida personal. Algo imposible durante estos 22 años en el cargo y que no deja de ser una consecuencia de la concepción que el propio regidor tiene de la actividad política. Porque Paco, como lo llaman desde un alto ejecutivo de una multinacional hasta un vecino con el que se cruza paseando por el paseo marítimo a las 7.00, es incombustible.

En su día a día pueden colarse cuatro, cinco, seis, siete… actos. Una hiperactividad sobre la que se edifica gran parte de su éxito: concederle la misma importancia a un evento organizado por una asociación de vecinos que a una reunión con mucho boato junto a directivos, actores o el mismísimo Rey. Es más, es consciente de que lo primero es lo que realmente le otorga votos, por eso hace acto de presencia cada vez que puede. Una empleada del Ayuntamiento, a colación de esta circunstancia, recordaba la sorpresa de los asistentes a un funeral cuando lo vieron aparecer para dar el pésame a la familia. El finado era una persona de trayectoria profesional, pero poco conocida socialmente, “y el hecho de que fuese al cementerio, les diese la mano, hablara con los presentes, gustó a muchos de los que allí estaban”. “En ese momento, el alcalde se aseguró el apoyo de todos ellos”, señaló esta persona.

Foto: El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, en la celebración de la victoria de ayer en la sede del PP malagueño (EFE).

Pero más allá de las trazas populistas que en mayor o menor grado se quieran apreciar en esta forma de desenvolverse, ese constante pisar la calle no deja de ser un síntoma de su capacidad de trabajo. Porque quienes le han tratado observan en De la Torre una ‘rara avis’ dentro de la clase política actual. Alguien que asiste a una conferencia “y lo ves tomando notas, recogiendo ideas que poder aplicar”, apuntaba un representante de una de las mayores empresas del país, que no ocultó su sorpresa por la implicación del regidor en posibles proyectos. “Cuando ves eso, comprendes la transformación de Málaga en los últimos años”, señalaba, en referencia a la proyección internacional de la ciudad, su posicionamiento como destino cultural y la atracción que provoca en grandes firmas tecnológicas.

De la Torre se ha impuesto en las últimas cinco elecciones: tres, por mayoría absoluta

Aunque al regidor también se le achacan importantes debes en su gestión. Combina éxitos con proyectos que fueron un fracaso, como el Museo de las Gemas o la Capitalidad Cultural Europea, por ejemplo. Se le echa en cara su permisividad con un turismo masivo que está expulsando a los vecinos del centro histórico, así como su sintonía con el sector hostelero, primando sus intereses en cualquier circunstancia. Los detractores también le reprochan un abandono de los barrios —que ejemplifican en la suciedad— y que no apueste decididamente por un plan de movilidad sostenible.

Lo desesperante para sus adversarios políticos es que estos asuntos no han hecho mella en su efectividad electoral. Desde que en 2000 llegó al poder en medio de los grandes resultados logrados por Villalobos, cosechó tres victorias por mayoría absoluta en 2003, 2007 y 2011. La irrupción de los nuevos partidos le obligó a pactar con Ciudadanos en 2015 para conservar el poder, coalición que repitió cuatro años después con la formación naranja tras unos comicios en los que convirtió en irrelevante a un Vox en plena expansión nacional.

placeholder De la Torre con Juanma Moreno y Celia Villalobos en un reciente homenaje a la exministra y exalcaldesa de la ciudad. (EFE)
De la Torre con Juanma Moreno y Celia Villalobos en un reciente homenaje a la exministra y exalcaldesa de la ciudad. (EFE)

Este último mandato ha estado marcado por la implosión del grupo municipal de Cs que supuso el pase al Grupo de No Adscritos de su líder, Juan Cassá, y su posterior designación como tránsfuga por el pleno municipal. El regidor ha tenido que hacer equilibrios políticos para mantener el apoyo de dos facciones enfrentadas y evitar que el PSOE y Unidas Podemos por Málaga (UPporMálaga) atrajesen a uno de estos dos ediles para lograr arrebatar la alcaldía al PP. Un escenario en el que De la Torre retorció los argumentos para justificar apoyarse en un concejal sobre el que había caído el Pacto Antitransfuguismo, en una jugada que también afectaba a la conservación de la Diputación Provincial y que se cerró con nombramiento y suculento sueldo.

Decisión madurada

La prórroga concedida por Francisco de la Torre a su carrera política supone un alivio en las filas del PP y pone fin a una tensión interna que se prolonga desde hace tiempo. Los principales responsables del partido en Málaga y Andalucía, aunque públicamente manifestaban un discurso conciliador, se mostraban nerviosos por los tiempos que marcaba el alcalde. “Cuando a él le dé la gana”, respondía un alto dirigente al ser preguntado sobre el momento en el que el regidor comunicaría si optaba a su sexta reelección. Esta contestación, expresada con un cierto hartazgo por los reducidos márgenes que dejaba para seleccionar a un candidato en el caso de que hubiese dicho que no, resume un proceso que otro miembro del partido sintetiza con un coloquial “le gusta que le doren la píldora”.

Foto: Francisco de la Torre. alcalde de Málaga. (Mariano Pozo)

Hartos de tener que responder a la pregunta sobre la continuidad del alcalde malagueño, en las filas populares decidieron pasar al ataque, invertir la carga de la prueba y situar el foco sobre De la Torre. “Queremos que sea el candidato y, si no desea serlo, no será por nosotros”. Por eso se empezó a construir un relato de exculpación de responsabilidades que minimizase los daños ante una posible negativa. Nada sería peor para los intereses electorales del PP que ser visto por los malagueños como muñidores de la salida del alcalde más importante de la historia de la ciudad. Por eso la estrategia fue declamar las virtudes de un regidor que frente a la opinión pública quedaba desarmado mientras expresara sus dudas.

Estas continuas declaraciones de amor público —“Quiero ser el Paco de la Torre de Andalucía”, dijo Juanma Moreno— no dejaban de esconder una necesidad electoral que —en parte— es consecuencia de la gestión personalista del regidor. Porque por mucho que los populares, ante una hipotética marcha de De la Torre, se empeñaran en decir que “hay banquillo”, lo cierto es que la sombra del alcalde es tan alargada que a su lado difícilmente podía despuntar una alternativa que mínimamente llenara el cartel electoral. “Es como un insecticida de talento”, comentaba un dirigente, con cierta guasa, sobre las dificultades de supervivencia de los delfines que han ido surgiendo en torno a la Casona del Parque.

Lo lógico es que el regidor, a punto de cumplir 80 años de edad, diese un paso al lado a mitad de mandato para facilitar su relevo

Hay quien piensa que “el PP ganará aunque presente un botijo como candidato”, sobre todo porque se confía en absorber casi la totalidad de los votos de Ciudadanos, pero bien es cierto que las encuestas que maneja la oposición les conceden más o menos oportunidades dependiendo de si De la Torre es cabeza de lista. De ahí que los populares acepten las peculiaridades de un regidor que no ha dudado en desmarcarse del argumentario del partido y marcar perfil propio y con el que deberán pactar una transición dulce. Lo ideal, señalaron fuentes del partido, es que permanezca en el cargo dos años y después ceda el testigo a una alternativa que pueda foguearse en primera línea de cara a los siguientes comicios. Pero con Francisco de la Torre es complicado afirmar eso. Sobre todo porque tiene en el horizonte la Expo’27, el gran evento internacional que le ha esquivado durante estos 22 años, el culmen a su carrera. ¿Dará un paso al lado tras cortar la cinta de la inauguración?

De la Torre ha probado las mieles de la vida política, pero también su cara más dolorosa. Sufrió dos veces el zarpazo de ETA —con el asesinato del concejal José María Martín Carpena y de su cuñado, el fiscal Luis Portero—. En abril de 2020, fue operado tras sufrir un derrame cerebral y su familia dijo públicamente que era el momento de dejarlo, pero el dirigente popular se ha regalado un tiempo extra. El previsible candidato del PSOE, Daniel Pérez, días atrás, decía sobre el que va a ser su principal rival que “hay que saber cuándo marcharse”. Más que un consejo, parecía un ruego.

El pasado 7 de agosto, tras dos ediciones suspendidas por la pandemia, Málaga recuperaba su tradicional Travesía a Nado del Puerto. Entre los 500 participantes, el alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre, que, con el dorsal 391, se lanzaba al agua, una vez más, para recorrer el kilómetro de distancia de la prueba. A sus 79 años de edad, hará 80 el 21 de diciembre, hay quien quiso ver en este gesto cercano una especie de despedida que adelantaba su adiós a la vida política. Pero nada más lejos de la realidad. De la Torre lleva en el cargo desde 2000, cuando sustituyó a una Celia Villalobos nombrada ministra de Sanidad por José María Aznar. Político incombustible, es un valor electoral seguro para la formación y volverá a optar a la alcaldía. Aunque, esta vez sí, su partido espera que permita un relevo ordenado y consensuado.

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