Es noticia
Diez claves que sugieren que a Carrero Blanco lo mató alguien más que ETA
  1. España
SE CUMPLEN 50 AÑOS DEL MAGNICIDIO

Diez claves que sugieren que a Carrero Blanco lo mató alguien más que ETA

Una nueva serie documental recopila 50 años de investigaciones sobre el asesinato del presidente del Gobierno, uno de los episodios más oscuros de la historia de España

Foto: Imagen del boquete que dejó el atentado de Carrero Blanco. (EFE)
Imagen del boquete que dejó el atentado de Carrero Blanco. (EFE)

La próxima semana se cumplen 50 años del último magnicidio de la historia de España, el asesinato de Carrero Blanco. Con esta percha, Movistar Plus estrena Matar al presidente, una producción de 100 balas que recupera las principales informaciones que se han ido obteniendo a lo largo de los años sobre el atentado, que continúa sepultado bajo la ley de secretos oficiales, para exponer las numerosas inconsistencias de la versión oficial de los hechos.

"El de Carrero es el asesinato más importante de la historia de España", explica a este periódico Eulogio Romero, director del documental. "Porque su mandato implicaba la extensión del franquismo. Con su muerte, cambia todo el panorama político, el país se abre a la democracia. Estoy con los que creen que la muerte de Carrero, y no tanto la de Franco, es el comienzo de la Transición".

La muerte de Carrero Blanco a finales de 1973 da lugar a una sucesión de acontecimientos políticos que no da tregua a los españoles hasta bien entrados los ochenta. En un abrir y cerrar de ojos, cuando el ciudadano quiere darse cuenta, vive en una democracia gobernada por socialistas, con una Constitución en vigor, los comunistas legalizados y un golpe de Estado frustrado in extremis. La cuestión de Carrero cayó en el olvido. "Hasta ahora, no se había afrontado el asesinato en términos globales. Hablando con la gente, me di cuenta de lo realmente poco que sabíamos sobre el incidente. Que a Carrero lo mató ETA y que el coche voló por los aires", continúa el director del documental. "Investigando para el documental, me ha sorprendido lo poco que hace el Estado por detener y juzgar a los terroristas: no hacen un cerco en torno a Madrid, no analizan los explosivos, frenan las detenciones en más de una ocasión... Al final, los miembros de ETA no solo son amnistiados, sino que los sacan del país en un vuelo militar y el Estado financia su vida en un país del norte de Europa".

"Los etarras fueron amnistiados, se les metió en un vuelo militar y se les financió la vida"

La Operación Ogro, como la bautizó el comando de ETA desplazado a Madrid, es el atentado más exitoso de la banda terrorista en sus 60 años de actividad. Según los expertos de la Guardia Civil y del Ejército consultados, una detonación quirúrgica que acertó de pleno en el objetivo sin causar víctimas colaterales. Algo impropio de ETA, que nunca ha tenido reparos en llevarse por delante a cualquier viandante, y menos de aquella organización, mucho más humilde e inexperta que la que aterrorizó el país durante los años ochenta.

¿Ayudó alguien a ETA para asesinar a Carrero Blanco? Estas son las claves del caso que hacen pensar que todavía estamos lejos de saber toda la verdad.

1. El hombre del traje gris

En septiembre de 1972, un militante raso de ETA informa a la cúpula de que alguien con información relevante quiere verles. La cita tiene lugar el día 14, a las 12 de la mañana, en el hotel Mindanao de Madrid. Por parte de la banda acuden Argala y Wilson. El último se quedará fuera, vigilando la entrada, mientras Argala se cita con un hombre de unos 30 o 35 años, con un elegante traje gris, que sin mediar palabra le entrega un sobre cerrado y se marcha.

Foto: Atentado contra Carrero Blanco en 1973. (Europa Press)
TE PUEDE INTERESAR
ETA no cambió nada con el asesinato de Carrero Blanco
Julio Martín Alarcón

En el parking, Argala y Wilson abren el sobre. Hay un solo folio: "El almirante Carrero Blanco va todos los días a la misa que se celebra a las nueve de la mañana en la iglesia de San Francisco de Borja, sita en la calle Serrano, frente a la embajada de Estados Unidos, con poca escolta". Los etarras acuden a la semana siguiente y, en efecto, comprueban que Carrero es un blanco fácil mientras va a rezar. Regresan al País Vasco, informan a la cúpula de ETA y se decide atentar contra el presidente, una idea que, según reconocen los terroristas en Operación Ogro: cómo y por qué ejecutamos a Carrero (Hordago, 1978), ni se les pasaba por la cabeza.

Un año después, cinco meses antes del atentado, el hombre del traje gris vuelve a convocarles al Mindanao. En esta ocasión acude Ezquerra, un peso pesado de la banda, y recibe otro sobre con todo el modus operandi detallado: qué piso deben comprar y dónde deber cavar para matar, y no secuestrar, como estaba valorando ETA, a Carrero.

Cincuenta años después, nadie sabe quién es el hombre de gris, determinante en la toma de decisiones de ETA, ni para quién trabajaba.

2. Los informes del comisario Sáinz

A comienzos de los setenta, el comisario José Sáinz fue enviado a Bilbao con una sola misión: aportar información sobre el pujante terrorismo vasco. Sáinz organizó una red de informadores que incluía a varios colaboradores de ETA y que se considera la primera fuente fiable de información de la banda de la que dispusieron en Gobernación (ahora Ministerio del Interior).

A lo largo de 1972, Sáinz informó en numerosas ocasiones a Madrid de que ETA planeaba atentar en la capital. Definió los comandos que habían bajado desde el sur de Francia como "extremadamente peligrosos" e incluso llegó a citar, como objetivos, al príncipe Juan Carlos, a Carrero Blanco y al director de la Guardia Civil, Iniesta Cano.

Los informes tienen efecto en Madrid: se refuerza la seguridad de varias figuras del Estado, incluidos sus cónyuges en muchos casos, pero a Carrero se le deja con la misma escolta.

placeholder ETA reivindicó el atentado a las pocas horas en Radio París. (EFE)
ETA reivindicó el atentado a las pocas horas en Radio París. (EFE)

3. Un año en Madrid

El comando destinado a matar a Carrero llega a Madrid un año antes del atentado. Durante ese tiempo, los tres terroristas —Jesús Zugarramurdi Kiskur, José Miguel Beñarán Argala y Javier Larreategi Atxulo—, todos ellos veinteañeros, cometen tantos errores como les es posible. En su primer piso franco, en el número 1 de la calle del Mirlo, en Campamento, los vecinos escuchan disparos en mitad del día. "Nos aburríamos tanto que a veces practicábamos tiro con balines contra la pared del salón", reconoce Argala en el libro de Hordago.

No solo eso: salen a discotecas, frecuentan los bares de la zona, juegan al mus con los parroquianos y se confían tanto que dejan ver el arma que llevan escondida en la chaqueta. Llaman tanto la atención que en el barrio se les conoce como los etarras, a modo de broma, por su acento vasco cerrado.

A los del comando de ETA les conocían en el barrio de Campamento como 'los etarras'

Un día, un vecino guardia civil de los Servicios de Información de la 111 Comandancia de Madrid se presenta en el despacho de su coronel. Sostiene que hay un grupo de jóvenes vascos en su barrio, con un alto poder adquisitivo y de los que nadie conoce su profesión. Le indica que, quizás, este podría ser el comando de ETA del que alertó el comisario Sáinz. La Guardia Civil organiza una operación para entrar en el piso de los etarras en plena madrugada, pero recibe pocas horas antes una orden desde arriba de abortar la operación. Al poco tiempo, los etarras cambian de piso y se les pierde la pista.

¿Pudo este comando semiadolescente, con la sola ayuda de un manual de minería comprado en La Casa del Libro, abrir un túnel de siete metros en el centro de Madrid sin ser detectado y ejecutar el atentado más profesional de la historia de ETA?

placeholder Escena de 'Operación Ogro', de Gillo Pontecorvo (1979).
Escena de 'Operación Ogro', de Gillo Pontecorvo (1979).

4. Tirando cable en plena noche

La noche antes del atentado, dos operarios instalan cableado en la fachada de la calle Claudio Coello hasta Diego de León. Son dos de los terroristas del comando que, ataviados con un mono azul, explican a los curiosos que están poniéndole electricidad industrial a un escultor que vive en el número 108. Lo que realmente están haciendo es conectar la dinamita que tienen bajo el asfalto con un pequeño detonador que activarán cuando el coche de Carrero pase justo por encima.

El caso es que durante dos horas, varios porteros, serenos, viandantes e incluso los miembros de seguridad de la embajada de Estados Unidos reparan en la extraña presencia de los operarios, que trabajan en condiciones de escasa iluminacion. Aunque a todos les extraña, en teoría, nadie alerta a las autoridades.

5. Los fallos policiales

A las ocho de la mañana del 20 de diciembre, el día que murió Carrero Blanco, los servicios secretos españoles ya están presentes en la calle Claudio Coello. Son 14 agentes divididos en dos grupos de siete. Al primer grupo se le da vacaciones por Navidad; el segundo recibe instrucciones de regresar a la base. Una hora y media después, el presidente vuela por los aires.

Pese a que el jefe de la escolta de Carrero había pedido en sucesivas ocasiones que se reforzase la protección del mandatario, nunca recibe respuesta de la Dirección General de Seguridad. Aquella mañana, Carrero acude a misa con una escolta mínima.

No se establecieron controles en las carreteras y estaciones tras el atentado, como es habitual

No es el único fallo policial de la jornada. Las autoridades demoran casi una hora en acordonar el lugar de la explosión, permitiendo que todo tipo de curiosos se asomen al cráter e incluso observen la galería cavada por los etarras, y en ningún momento se decreta la operación jaula, como se conoce popularmente el cerco policial tras un atentado y que tiene por objeto impedir que los terroristas abandonen la ciudad.

Tampoco se hace un análisis minucioso de los explosivos, con la excusa de que ese día llovía con fuerza y el agujero se llenó rápidamente de agua. La veterana periodista Pilar Urbano afirma en el documental que los análisis no se llevaron a cabo para encubrir la presencia del explosivo C4, de fabricación norteamericana, mucho más potente que la dinamita y que habría sido introducido la noche antes por un enviado de la CIA.

6. La reacción de Franco

Si algo esperaban los españoles después del atentado era una reacción furibunda del regimen, sobre todo conociendo que la relación entre Franco y Carrero Blanco recordaba la de un padre con su hijo predilecto. Sin embargo, la reacción del caudillo sorprendió tanto fuera como dentro del Gobierno. Al ser informado del asesinato, Franco no cambió la expresión facial y se limitó a decir: "Son cosas que pasan, qué se le va a hacer".

Once días días después, en la Nochevieja de 1973, Franco nombra presidente del Gobierno a Arias Navarro, que a la postre era el encargado de la seguridad de Carrero como ministro de la Gobernación. Es un acto con dos escándalos. Por un lado está la foto de Arias Navarro riéndose a carcajadas junto a Carmen Polo, esposa de Franco, rompiendo cualquier protocolo de luto y alimentando las teorías de que Polo era la valedora de Arias Navarro en El Pardo.

placeholder Arias Navarro y Carmen Polo, a carcajadas 11 días después de la muerte de Carrero. (EFE)
Arias Navarro y Carmen Polo, a carcajadas 11 días después de la muerte de Carrero. (EFE)

Por el otro, el discurso de Franco deja boquiabierta a media España. En un momento dado, el dictador afirma en público: "Es virtud del hombre político la de convertir los males en bienes. No en vano reza el adagio popular que no hay mal que por bien no venga". "¿Qué quiso decir con eso de que no hay mal que por bien no venga?", lamenta uno de los nietos de Carrero en el documental. "Esa frase nos dejó descolocados a todos".

Ante la pasividad de Franco, el coronel de la Guardia Civil y otros mandos militares iniciaron la represión por su cuenta, si bien fueron inmediatamente requeridos desde El Pardo para que se detuviese cualquier iniciativa personal.

7. Embajador a la fuga

Dieciséis horas después del atentado, un comisario de la policía francesa se presenta en la embajada de España en París. Le explica al embajador Cortina Mauri que tiene localizado al comando que mató a Carrero en un piso de la ciudad y que, si quieren actuar, han de hacerlo cuanto antes. La oferta es inmejorable: ellos ofrecen la información y se hacen a un lado durante las detenciones a cambio de no figurar en la historia.

La respuesta de Cortina Mauri les hiela la sangre tanto al comisario como al secretario de la embajada: "¡Déjate de historias! ¿Y para esto me haces venir tan temprano?". El ambiente en la embajada se caldea tanto con la decisión de Cortina Mauri que el embajador amenaza con volverse a Madrid para desentenderse de la cuestión. En una de las llamadas, Cortina Mauri le adelanta a López Rodó, ministro de Exteriores, que se vuelve a España esa misma tarde. "¡Qué dices! Pero cómo te vas a volver ahora, que es cuando más te necesito en París", le espeta el ministro.

Cortina Mauri, desafiando una orden directa de un superior, vuela hacia Madrid. A los pocos días, López Rodó es destituido de la cartera de Exteriores, que pasa a manos de Cortina Mauri.

8. La pintada de ETA

Días después del atentado, las autoridades comienzan a distribuir fotos del sótano desde el que se cavó la zanja del atentado. En todos los periódicos, y en Televisión Española, se publica una imagen muy llamativa: la de una de las paredes del domicilio en la que luce una pintada de ETA con su anagrama.

No obstante, el equipo del documental ha accedido al sumario del caso para descubrir que en las fotos policiales del atentado no figura la pintada, sino que apareció en torno a 10 días después del magnicidio. El carácter autodescriptivo de la foto sirvió para asentar en la sociedad la idea de que el crimen era solo imputable a ETA.

placeholder Fotograma del documental 'Matar al presidente'. (Movistar)
Fotograma del documental 'Matar al presidente'. (Movistar)

9. El fiscal general que hablaba demasiado

El encargado de investigar el caso es el fiscal del Tribunal Supremo Fernando Herrero Tejedor. En la apertura del año judicial de 1974, 10 meses después del atentado, dice en su discurso público: "La vinculación de los procesados con la banda ETA está probada sobradamente. Pero la participación a título de inducción, o colaboración, de otras organizaciones es materia que también corresponde al sumario en trámite".

En su informe judicial, Herrero Tejedor dejaba claro que ETA no había actuado sola. El testigo lo recogió el juez De la Torre, que años después aseguraría a Interviú que "la CIA estaba al cabo del asesinato de Carrero" y que tenía la "profunda convicción de que los inspiradores del atentado se han quedado a la sombra".

Ambos fueron relevados del caso, pasando a la Justicia militar.

10. Nunca fueron juzgados

Ninguno de los miembros del comando Txikia, el que asesinó a Carrero, fue juzgado. En 1975, gracias a la infiltración del agente Lobo en ETA, las autoridades españolas logran detener a Wilson y a Atxulo durante un atraco en Barcelona. Pasan dos años en prisión en que son interrogados en decenas de ocasiones sin que quede documento alguno de su declaración.

Con Ezquerra muerto en un tiroteo con la policía, Argala, el tercer elemento, es asesinado por el ultraderechista Batallón Vasco Español en 1978. Eran los dos únicos que podían aportar información sobre el hombre del traje gris que diseñó el magnicidio.

Dos años después, los etarras se benefician de la ley de amnistía de 1977 y quedan libres de cargos. El Estado les monta en un avión militar y les financia la vida en el norte de Europa. Desde entonces, no han vuelto a decir una palabra de aquel atentado.

La próxima semana se cumplen 50 años del último magnicidio de la historia de España, el asesinato de Carrero Blanco. Con esta percha, Movistar Plus estrena Matar al presidente, una producción de 100 balas que recupera las principales informaciones que se han ido obteniendo a lo largo de los años sobre el atentado, que continúa sepultado bajo la ley de secretos oficiales, para exponer las numerosas inconsistencias de la versión oficial de los hechos.

Terrorismo
El redactor recomienda