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Lavinia deja la Milla de Oro con una escena impactante: "Los mejores vinos del mundo, con moho"
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CIERRA UN TEMPLO DEL VINO

Lavinia deja la Milla de Oro con una escena impactante: "Los mejores vinos del mundo, con moho"

El grupo francés especializado en vino deja el centro de la ciudad por el incremento en el precio de los alquileres y hará un ERE para los cerca de 20 trabajadores de la tienda

Foto: La tienda de Lavinia en Ortega y Gasset. (Grupo Lavinia)
La tienda de Lavinia en Ortega y Gasset. (Grupo Lavinia)
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Lavinia encara sus últimos días en Madrid. Ubicada en el corazón del barrio de Salamanca, en plena Milla de Oro, la considerada por los expertos como la mejor enoteca de la ciudad cerrará sus puertas el próximo 31 de enero. Pondrá así fin a una trayectoria de casi 25 años en la calle Ortega y Gasset, donde dispone de un local de 1.500 metros cuadrados que cuenta con una tienda con 4.500 referencias, un espacio de degustación, un bar de vinos y una amplia terraza acristalada.

El motivo del cierre, que los dueños han comunicado con "gran pesar", es la imposibilidad de llegar a un acuerdo para renovar el contrato de alquiler. Se trata de la zona más cara de Madrid, con un alquiler que se paga a 22 euros el m2, lo que dispararía el arriendo de Lavinia por encima de los 30.000 euros mensuales. Se da la circunstancia de que este local, en el 16 de Ortega y Gasset, está rodeado de firmas de alta costura como Valentino, Chanel o Celine, lo que induce a fuentes de mercado inmobiliario a pensar que esa será la próxima dedicación del espacio, que cuenta con dos plantas diáfanas.

Una parte importante de las ventas de Lavinia se han trasladado a internet

Será el final de la flagship del grupo Lavinia, de origen francés, que mantiene su presencia en otras zonas pudientes de la comunidad como La Moraleja o Pozuelo de Alarcón. Sin embargo, los dueños descartan una reapertura dentro de la Milla de Oro por sus altos costes y, en definitiva, porque desde su apertura en 1999, una parte importante del negocio físico se ha trasladado a internet.

Un 'dream team' estropeado

En los últimos días, muchos de sus parroquianos se han dejado caer por el local para despedirse. Sin embargo, una escena ha impactado a su selecta clientela la semana pasada: algunas de las botellas más cotizadas del mundo, que se subastan por unidades en Christie's, abiertas en mitad de la barra del bar. "Yo no me lo podía creer. Son etiquetas muy icónicas, que cualquiera al que le guste el vino tiene interiorizadas, por eso según me acercaba, creía que estaba alucinando", dice un cliente a este periódico. "Petrus, Lafleur, Cheval-Blanc... son vinos top 10 del mundo, y además del 47 y el 49, que son añadas históricas. Los mejores vinos que veo en mi vida y estaban ahí, sin corcho y a medias".

placeholder Imagen cedida de las botellas. (Cedida)
Imagen cedida de las botellas. (Cedida)

En la imagen pueden apreciarse dos botellas de Chateau L'Evangile del 47, en el centro, cuyo precio estaba en torno a los 1.500 euros hace unos años. Ahora, al apenas quedar botellas, esa cifra podría dispararse a gusto del vendedor. Más preciados son los Chaval-Blanc del 49 y el Petrus del 47, valorados en casi 4.000 euros cuando aún estaban a la venta en Lavinia. Según el Parker Rating, el indicador de calidad más fiable entre los enólogos, son vinos con 96 y 100 puntos respectivamente... sobre 100. También hay un Château Lafleur del 49, otro cotizado burdeos por el que pagan más de 2.000 euros.

Por si fuese poco, la colección se completa con la botella sin etiqueta, un Vega Sicilia de 1907, pieza de valor incalculable. Por botellas de añadas similares se están pagando hasta 29.000 euros.

Según varios enólogos y sumilleres consultados por este periódico, las seis botellas podrían costar más de 100.000 euros. Las identifican sin lugar a dudas como las joyas de la corona de una bodega única, de ahí la sorpresa al verlas expuestas y sin corcho sobre una repisa. "Ver una de estas botellas ya es un lujo. Ver dos juntas, un milagro. Ahora, ver seis... esto me recuerda más a la incautación de algún robo en un restaurante francés", dice uno de los expertos. "No es nada habitual ver estos vinos de casi cien años. Conozco a mucha gente que estaría dispuesta a pagar un dineral por ellos, aun arriesgándose a que dentro hubiese vinagre".

Los clientes que se acercaron a observar de cerca este tesoro enológico se encontraron con que los caldos se habían estropeado. "Olían muchísimo a moho, estaban estropeados", señala otro cliente. "Pude probar el Vega Sicilia, que se había amontillado, y el Petrus, que echaba un pestazo a moho que ni me atreví a probarlo".

Desde Lavinia le restan importancia a la presencia de vinos 'top 10' del mundo a medias

Pilar de Haya Huarte-Mendicoa, responsable de la tienda de Ortega y Gasset, le resta importancia al episodio. "Aquí tienen lugar muchos eventos, esas botellas pueden ser los restos de una cata de grandes añadas", ofrece como explicación a este diario, si bien la agenda del Clan de Viejas Añadas de Lavinia es pública y muestra que los vinos empleados son de un perfil mucho más bajo. Además, de haberse organizado esta cata, lo normal sería que se hubiera convocado a los mejores expertos del país.

No obstante, algunos empleados afirman que son los restos de una cata privada que la empresa organizó con ellos como forma de motivarles para trabajar en Navidad, aún a sabiendas de que serán despedidos. "Eran vinos que llevaban mucho tiempo a la venta sin éxito y en torno a los que había sospechas de que se hubiesen estropeado", dicen. Según esta versión, los propios empleados han decidido exponer los vinos en mal estado como queja simbólica, por lo que consideran una gestión deficiente del negocio.

En una rectificación posterior al artículo, el grupo Lavinia afirma que en ningún momento se organizó una cata de estas botellas, sino que se trató de una apertura en el ámbito de empleados cuando ya se sabía que las botellas se habían estropeado. "Es falso que estos vinos estuvieran a disposición de los clientes. Es cierto que estuvieron a la vista de los clientes de la tienda y quizás pudieron fotografiarlos incluso, pero en ningún momento se vendió una copa de ninguno de estos vinos a clientes", continúa la nota.

En esta línea, Lavinia considera que las botellas no tenían ningún valor: "De hecho, no tenían un valor más allá del propiamente simbólico: se trataba de botellas que se habían descatalogado hace años porque estaban estropeadas. Bajo ningún concepto estaban a la venta. Puede ocurrir que en ocasiones cuando se adquieren lotes de grandes vinos con historia una botella de esos lotes llegue en mal estado y no se puedan vender porque no tienen ningún valor para un coleccionista".

Lavinia encara sus últimos días en Madrid. Ubicada en el corazón del barrio de Salamanca, en plena Milla de Oro, la considerada por los expertos como la mejor enoteca de la ciudad cerrará sus puertas el próximo 31 de enero. Pondrá así fin a una trayectoria de casi 25 años en la calle Ortega y Gasset, donde dispone de un local de 1.500 metros cuadrados que cuenta con una tienda con 4.500 referencias, un espacio de degustación, un bar de vinos y una amplia terraza acristalada.

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