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Miguel Tellado, el 'escolta' político de Feijóo: cara amable, métodos duros
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Miguel Tellado, el 'escolta' político de Feijóo: cara amable, métodos duros

El líder popular sitúa a su lugarteniente más "leal" al frente del grupo parlamentario en el Congreso. Además de gestionar durante años las cañerías del PP en Galicia y Génova, el dirigente centraliza los mensajes más punzantes

Foto: Miguel Tellado. (Europa Press/Diego Radamés)
Miguel Tellado. (Europa Press/Diego Radamés)
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Miguel Tellado (Ferrol, 1974) nunca ha perdido el temperamento de guardián. Del PPdeG, de Génova, de Alberto Núñez Feijóo, del partido. Quienes le conocen aseguran que es afable a la par que duro. Son dos aptitudes que pueden ser incompatibles, pero no en su caso. "Él hace el trabajo que nadie más quiere hacer. Y, muchas veces, no es lo más agradable del mundo", relatan las fuentes consultadas. Ejercía hasta este lunes como vicesecretario de Organización del Partido Popular. No es cualquier puesto. No solo implica conocer las cañerías del partido. También controlarlas para que no haya fugas. Ahora delega esa función en Carmen Fúnez —que se convierte en número tres del PP—, pero se hace con las riendas del Congreso de los Diputados como altavoz de la formación en la Cámara, un "puesto clave" en la nueva etapa que se abre en Génova.

La fama que se ha ido ganando en Madrid es parecida a la que tenía en Galicia: mano de hierro en guante de seda. Pero "para él nunca supuso un problema". El ferrolano ha sido la sombra política de Feijóo desde hace años, una especie de escolta dispuesto a "hacer el trabajo sucio" para controlar el engranaje interno de la formación, especialmente en el ámbito territorial. Tellado abandona ahora la sala de máquinas para ponerse a los micrófonos y coordinar el grupo en el Congreso, el área a la que Feijóo da más relevancia en el ciclo que ahora arranca para el PP.

Muy pocas veces en estos casi dos años en Génova ha ejercido Tellado labores de portavocía. Pero cuando sucedía, la autoimpuesta moderación desaparecía de los argumentarios del PP. Hace unas semanas, sorprendió compareciendo tras los maitines de Génova en una rueda de prensa que suele capitalizar Borja Sémper, un rol que se ha repartido durante meses con Cuca Gamarra o Elías Bendodo. Algunas fuentes apuntan en privado que, en ocasiones, Tellado pedía a los suyos ser más duros en las comparecencias ante los medios. Y quizá por ese motivo, en la semana de la investidura de Sánchez fue él mismo quien trazó la hoja de ruta de la formación.

La decisión se miró con lupa por la inquietud que se había instalado en el partido respecto a la remodelación de la cúpula. Y las sospechas no iban desencaminadas. Feijóo debía elegir entre el tono templado de dirigentes como Sémper o el discurso duro y contundente que caracteriza a Tellado para afrontar la nueva etapa. El hasta ahora número cuatro en Génova acaparó los mensajes políticos más severos contra la oposición en la Xunta. Y al PPdeG nunca le fue precisamente mal.

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo; junto a Miguel Tellado en el Senado (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

El líder del PP ha optado por la segunda opción ante una legislatura de tierra quemada en la que no se prevén acuerdos políticos de ningún tipo con el PSOE de Sánchez. La elección de su eterno lugarteniente es una declaración de intenciones orientada a una oposición feroz a Sánchez. La estrategia no es otra que la de salir a morder e intentar desestabilizar un mandato marcado por el concurso independentista. Hace unos días, Tellado volvió a hacer méritos para su apodo de dóberman y elevó considerablemente los decibelios del debate político al afirmar que, a su parecer, "el que debería irse de este país en un maletero" no es Puigdemont, sino "el propio Sánchez", por la "humillación" a la que ha sometido al Estado tras pactar la amnistía con Junts.

El ya proclamado nuevo jefe del Ejecutivo le afeó esas palabras desde la tribuna durante su debate de investidura. "Hay declaraciones en las que algunas veces es mejor cerrarse la boca", lanzó Sánchez. El discurso del secretario general del PSOE fue apuntalado por su portavoz, Patxi López. "Cuando uno dice que el presidente debiera salir del país en el maletero de un coche, lo único que hace es definirse a sí mismo como un antidemócrata de toda la vida. Él sí que debiera salir de esta Cámara por la puerta de atrás", dijo. Y Tellado no quiso dar por zanjada la discusión. Pidió la palabra desde su escaño y confrontó con Francina Armengol. "Ustedes alientan la violencia en el momento en que la perdonan y la amnistían", profirió a la bancada socialista.

La fama que se está ganando en Madrid es parecida a la que tenía en Galicia: mano de hierro en guante de seda

Tellado se situó también en el punto de mira cuando justificó, en septiembre de este año, el acoso que sufrió el diputado socialista Óscar Puente durante un trayecto en tren, un comentario que no rectificó pese a trascender que el que increpó al dirigente había sido condenado por agresión días antes y tiene una orden de alejamiento por intento de extorsión a sus padres. "Puente no sabe encajar la crítica de un ciudadano contra el apoyo del PSOE a la amnistía", escribió en redes.

El "poli malo" de Feijóo

Licenciado en Ciencias Políticas y Sociales, los primeros pasos en política de Miguel Tellado distan mucho de la corriente ideológica que ahora abraza. Durante su etapa universitaria, formó parte de un sindicato estudiantil que orbitaba en torno al Bloque Nacionalista Galego. Más tarde trabajó como periodista en medios locales de su Ferrol natal, y pronto se hizo un hueco en la familia de los populares gallegos. En 2003, inició esa andadura como jefe de prensa en el Ayuntamiento de Ferrol, y cuatro años después hizo lo propio como responsable de medios del Grupo Popular en la Diputación de A Coruña.

El punto de inflexión de ese meteórico ascenso llegó en 2012, cuando se presentó a las listas autonómicas y logró escaño en el Parlamento gallego. En 2016, Feijóo sorprendió al nombrar al entonces portavoz del partido secretario general y, por tanto, número dos del organigrama popular gallego. "No es Cristiano Ronaldo, otros dirán que tampoco es Messi, pero será el Iniesta del PPdeG", sintetizó entonces Feijóo. No se equivocaba. A Miguel Tellado se le considera internamente como el responsable de las últimas mayorías absolutas del gallego por la coordinación de las campañas regionales, el ideólogo que logró convertir Galicia en una isla ajena al fin del bipartidismo. Vox y Ciudadanos siempre fueron residuales.

Foto: Parque Natural de As Fragas do Eume, bosque atlántico europeo. (EFE/Cabalar)
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Pero lo que le funcionó en la Xunta no terminó de cuajar en Madrid. Los que le conocen aseguran que "no dudó ni un segundo" en seguir a Alberto Núñez Feijóo a la séptima planta de Génova. Ni tampoco ocupar el papel de "poli malo" para hacer frente a sus rivales ante la institucionalidad que destila el gallego. El líder del PP le hizo también el encargo de ser su muñidor en la sombra, el "todopoderoso" vicesecretario de Organización, un puesto reservado para apagar los incendios territoriales sin que las cenizas lleguen a Madrid. Pero tras la victoria pírrica del 23-J, se ha instalado cierto malestar en algunas delegaciones autonómicas por la falta de "diplomacia" interna con la que, a juicio de estas voces, se guio Tellado con la confección de las listas. Tampoco gusta en los territorios el "férreo control" que ejerce desde Madrid.

"Él está encantado con esa imagen de duro. No hay mucha gente dispuesta a arremangarse cueste lo que cueste y actuar siempre en la sombra, sin intención de brillar", sintetizan las fuentes consultadas. El dóberman hace también las veces de perro mastín. Temperamental a la par que "leal", el tipo del rostro amable y métodos duros para guardar el "rebaño" territorial y, si es necesario, salir a "morder" a sus rivales políticos.

Miguel Tellado (Ferrol, 1974) nunca ha perdido el temperamento de guardián. Del PPdeG, de Génova, de Alberto Núñez Feijóo, del partido. Quienes le conocen aseguran que es afable a la par que duro. Son dos aptitudes que pueden ser incompatibles, pero no en su caso. "Él hace el trabajo que nadie más quiere hacer. Y, muchas veces, no es lo más agradable del mundo", relatan las fuentes consultadas. Ejercía hasta este lunes como vicesecretario de Organización del Partido Popular. No es cualquier puesto. No solo implica conocer las cañerías del partido. También controlarlas para que no haya fugas. Ahora delega esa función en Carmen Fúnez —que se convierte en número tres del PP—, pero se hace con las riendas del Congreso de los Diputados como altavoz de la formación en la Cámara, un "puesto clave" en la nueva etapa que se abre en Génova.

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