Los barones del PP reclaman mayor peso en la nueva estructura de Génova

El PP trabaja ya en una remodelación interna que espera tener lista una vez se despeje la incógnita de la formación de Gobierno de Pedro Sánchez. Y, como siempre sucede en estos casos, las dudas superan por mucho a las certezas respecto a los "ajustes" que prevé ejecutar Alberto Núñez Feijóo, tanto en la cúpula de Génova como en las direcciones de los grupos parlamentarios. Las expectativas tornaron pronto en inquietud y nerviosismo por el ya conocido hermetismo con que el mandatario gallego suele despachar los asuntos de casa. Pese a que impera la convicción de que "nunca deja cadáveres a sus espaldas", el anuncio del líder popular ha tensado a las filas del partido por la incógnita de quiénes saldrán perjudicados de esa reestructuración, y por el momento aún incierto sobre cuándo se acometerán realmente los cambios.

Los retoques en la dirección nacional del partido se ven también como una especie de oportunidad en algunos territorios, entre ellos la Comunidad de Madrid, para reclamar peso orgánico y "visibilidad" en la cúpula. Las fuentes autonómicas consultadas apuntan a que no se trata de imponer "cuotas" a Feijóo, sino más bien superar el eje gallego-andaluz que ha imperado en Génova desde el aterrizaje del expresidente de la Xunta en Madrid. Lo mínimo, dicen, es que el presidente de los populares "consulte" a sus barones para afrontar la "nueva etapa" que se abre ahora en el PP para contar con los mejores perfiles. "Debería existir un cierto reparto", comenta un presidente autonómico.

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"Feijóo necesita los mejores efectivos al frente", sintetizan desde otra baronía territorial, que comparte el prisma de que Génova debería abrir su organigrama a la nueva realidad del partido. Con Feijóo irremediablemente en el rol de oposición, el poder del PP bascula hacia sus territorios, con once comunidades autónomas a su cargo. No en vano, fueron los barones los que apremiaban en privado al líder nacional a realizar una renovación "profunda" de la estructura para solucionar problemas de "operatividad" y de organización que derivó en múltiples polémicas y "vaivenes" tras el 23-J, y afrontar la nueva etapa con un equipo reforzado y, sobre todo, con las "funciones definidas".

Las fuentes consultadas apuntan a que, pese a que territorios como Madrid quedaron eclipsados por el protagonismo orgánico de Juanma Moreno, nadie se sintió contrariado por el equipo que eligió Feijóo cuando fue encumbrado líder nacional en el congreso de Sevilla, pese a que el poder se repartió especialmente entre gallegos y andaluces. Pero el 28-M ha dibujado un mapa autonómico fuerte tras recuperar bastiones como Comunidad Valenciana, Aragón o Extremadura, y las baronías llaman ahora a la puerta. Isabel Díaz Ayuso no logró poder para sus segundos espadas, y la única cuota madrileña en las vicesecretarías fue la de Pedro Rollán, que ahora saldrá de la dirección por su nueva responsabilidad como presidente del Senado.

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Los dirigentes territoriales instan, sobre todo, a poner "orden" en la cúpula de Génova, acabar con "bicefalias y tricefalias" y elegir nuevos portavoces en Congreso y Senado "combativos" con el Ejecutivo en el marco de la "oposición dura" que quiere desplegar el Partido Popular para intentar que la legislatura de Sánchez, en caso de que este logre formar Gobierno, sea lo más corta posible. Uno de los más señalados por los problemas de la campaña electoral fue el vicesecretario de Organización, Miguel Tellado, al que algunos perciben como el auténtico secretario general de Génova. Lo que exigen las voces consultadas es que Feijóo defina "de forma clara" el rol de cada uno de sus vicesecretarios, al margen de que decida dar más peso a algunos perfiles e, incluso, incorporar nuevas caras a la cúpula.

Pero si hay una persona que está en el centro de todas las conversaciones que estos días se escuchan en las filas del partido es Cuca Gamarra. "Todo el mundo se pregunta dónde quedará ella", incide un diputado cercano a la dirigente. Distintos cargos populares coinciden en señalar que su desempeño al frente del Grupo Popular ha sido "impecable", igual que la portavocía en la Cámara Baja. Y que "el jefe sabrá reconocérselo". Pero en lo que también hay unanimidad en el partido es que la dirigente no puede compaginar la secretaría general de Génova con ser la voz del PP en el Congreso. "Debe haber una persona para cada responsabilidad", opina otro barón territorial.

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La mayoría de las fuentes consultadas aboga por relevar a Cuca Gamarra de la portavocía del Congreso y que esta asuma otras funciones orgánicas para trasladar una verdadera imagen de renovación. "Se abre un nuevo tiempo político en el que nuestro único rol será hacer de oposición a un Gobierno muy condicionado por las decisiones de la investidura. El PP va a ser el único partido que defienda esos valores, y necesitamos voces fuertes", opinan fuentes de la confianza de Feijóo. Pero nadie se atreve a avanzar el nombre del sustituto de la riojana en la Cámara Baja. "Las quinielas con Feijóo son papel mojado", advierten.

La crítica se centra también en la falta de un portavoz nacional claro que informe sobre los asuntos del partido, un papel que se han repartido en los últimos meses Elías Bendodo, Borja Sémper y la propia Cuca Gamarra. Las opiniones son diversas, pero nombres como el de Carmen Fúnez o Borja Sémper se cuelan como los mejor considerados para esta nueva etapa del Partido Popular. Al margen de la incógnita de la portavocía en el Congreso, Feijóo deberá deshojar también la margarita en el Senado. La única directriz que parece clara es que el líder del PP optará por una mujer para liderar el grupo popular en la Cámara Alta tras la salida de Javier Maroto. Rosa Romero y Paloma Martín parten como favoritas, pero todas las voces consultadas apuntan a una misma dirección. "Lo que Feijóo tiene en la cabeza, solo lo sabe Feijóo".