"Desconfianza absoluta" entre Sánchez y Feijóo, pero buen talante a puerta cerrada

Quien conoce un poco el interior de los partidos y las relaciones que se establecen entre cargos de un color y otro sabe que, en muchas ocasiones, llegan a llevarse bien. Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo están muy lejos de tenerse aprecio, pero en medio de la ciénaga en la que está inmersa la política española, con el PP y el PSOE en uno de sus momentos de mayor agresividad, el presidente del Gobierno en funciones y el líder de la oposición mantuvieron extrañamente una reunión "cordial". La crispación la dejaron esta vez solo para cuando se citan en público.

El encuentro de este lunes en el Congreso, solicitado a instancias de Sánchez dentro de la ronda de contactos para su investidura, "no fue tenso", según confirman en el PP. Una valoración en la que coincide el PSOE y que sorprende por el balance final de la entrevista. El jefe del Ejecutivo reprendió a Feijóo por agitar la calle y promover pitidos contra él en el desfile del 12-O. Y el líder popular le acusó de "fraude electoral masivo" por no avisar a los españoles, en la campaña electoral del 23-J, de que impulsaría una ley de amnistía para obtener los votos de Junts y continuar así en el Gobierno.

A pesar de estas duras recriminaciones mutuas, la conversación entre ellos, que se prolongó durante 50 minutos, discurrió con normalidad. "Dentro han estado bien", aseguran fuentes socialistas. "Han hablado tranquilamente". La última vez que se vieron fue en el intento de investidura del dirigente gallego, en la que Sánchez declinó darle la réplica. Los dos, por supuesto, son personas educadas y la conversación se produjo en este marco. Sin avances, pero también sin el voltaje del desencuentro diario entre PP y PSOE.

Esta amabilidad que se profesaron puede obedecer a que ninguno espera nada del otro. O justamente lo contrario, a que existe un hilo de normalidad en la comunicación entre ellos. Hará falta que arranque la legislatura para comprobarlo. Los indicadores que existen en estos momentos apuntan a una desconexión total entre los dos principales partidos. Feijóo reclamó sin éxito la abstención del PSOE para ser presidente, después de quedar primero en las elecciones. Y Sánchez, decidido a reeditar el pacto con Bildu y las formaciones independentistas, ha prescindido incluso de hacer esta demanda al PP.

Opinión

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Según sostienen fuentes del PP, la "desconfianza" hacia el jefe del Ejecutivo en funciones es "absoluta" y la posibilidad de que puedan alcanzar acuerdos es "ínfima". En la Moncloa, la visión es igual de negativa. "Le vamos a combatir por tierra, mar y aire", señalan los populares, pero "si alguna vez quiere mirar enfrente suyo en lugar de a Waterloo, aquí estaremos". Aunque Génova no ve mucho margen para acordar nada con el PSOE, Feijóo dijo en rueda de prensa que "nunca" dejará de buscar "el mínimo entendimiento".

La incógnita del CGPJ

El propio presidente planteó en la reunión que deberían intentarlo. Transmitió que durante esta legislatura (Sánchez lleva semanas dando por hecho que gobernará con el respaldo de Junts) sería bueno tener con el PP "aproximaciones de diálogo". Los socialistas siguen reclamando al PP que cumpla con el mandato constitucional de la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Aunque este asunto apenas tuvo hueco en el encuentro. Se trató de manera "rápida" y "sin profundidad por parte del presidente" porque, según Feijóo, "no cuela" hablar de otra cosa en una ronda de consultas por la investidura.

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Pese a que fue algo tangencial para el PSOE, es un tema clave. En su cita anterior, en la ronda de consultas de Feijóo, Sánchez ya planteó que fuera quien fuera presidente, los dos partidos se comprometieran a actualizar el CGPJ antes de que acabe el año. El hecho de que los populares se hayan negado al acuerdo a lo largo de cinco años es un foco permanente de conflicto. "Es vergonzoso el bloqueo del PP", afirman desde el Gobierno. "Se pasan la Constitución por el arco", reiteran. En rueda de prensa, Feijóo se escudó en que los socialistas no la defienden cuando "están retorciéndola para que entre la amnistía". El acuerdo parece lejano. Pero en la política española es muy arriesgado hacer predicciones y en algún momento habrá que hacerlo.