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Moncloa se prepara para un 12-O de máxima tensión y señala a Feijóo por agitar la calle
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Desfile con polémica

Moncloa se prepara para un 12-O de máxima tensión y señala a Feijóo por agitar la calle

Sánchez asume que la negociación de la amnistía marcará el desfile, que ha sido trasladado a un recorrido "antiabucheos". "Ya le silbaban cuando yo estaba en la Xunta", responde el líder del PP

Foto: Felipe VI preside el desfile del Día de la Fiesta Nacional junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/Rodrigo Jiménez)
Felipe VI preside el desfile del Día de la Fiesta Nacional junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/Rodrigo Jiménez)
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Con el trasfondo militar de la celebración de la fiesta nacional del 12 de octubre, Pedro Sánchez aprovechó su reunión con Alberto Núñez Feijóo para intentar ganar la batalla del relato. En la Moncloa son conscientes de que este año las protestas contra el presidente en funciones durante el desfile subirán de decibelios. Con la amnistía a Carles Puigdemont y otros acusados del procés en el horizonte, se espera un ambiente de "alta tensión", según reconocen fuentes socialistas. En este escenario, Sánchez pidió este lunes al líder del PP “contención en su intento desesperado de agitar la calle”. La estrategia pasa por establecer una relación de causa-efecto entre el llamamiento de los populares a expresar el malestar contra la medida de gracia a los independentistas y los abucheos y pitidos que pueda recibir el próximo jueves.

Los fontaneros monclovitas iban más allá y apelaban en el comunicado posterior al encuentro al “respeto institucional” del principal partido de la oposición a la Constitución, los símbolos nacionales y la fiesta nacional. En Génova, no daban crédito al redactado. Durante la reunión, Feijóo escuchó el “ruego” del presidente, al que recordó que los pitidos que recibe el 12-O se producen desde hace años, incluso cuando el gallego aún estaba en la Xunta. "¿Eso también lo organizaba yo?", le preguntó en tono irónico a Sánchez en una conversación de “trámite” que solo ha servido para constatar que las posturas de ambos son irreconciliables.

El líder del PP no va a “renunciar” a protestar en la calle contra la medida de gracia para los soberanistas. Los populares consideran un “éxito” tanto el acto que organizaron en la plaza de Felipe II en Madrid como la marcha de Barcelona del pasado domingo, convocada por Sociedad Civil Catalana. Pero los populares se sacuden de la acusación procedente del PSOE. Como admitió el propio Feijóo durante la rueda de prensa posterior a su encuentro con Sánchez, el líder del PP recordó a su homólogo socialista que el primer mitin que celebró el PP contra las prebendas al independentismo fue antes de su propia investidura. "El presidente tiene muy mala información", sentenció.

"No renunciamos a ninguna movilización democrátina ni a ninguna posición política", aseguró también Borja Sémper en la mañana del lunes, que prometió también una respuesta "contundente" pero "serena" a la amnistía. El objetivo es que los españoles no den por “amortizada” la despenalización del procés como, a juicio de los populares, pretenden desde la Moncloa. La movilización en la calle también ha ido ganando adeptos entre los mandos populares, que al principio se mostraron “escépticos” con llevar la oposición fuera de las instituciones. Pero ahora han encontrado un nicho que prevén explotar, en parte para arrebatar también a Vox una de sus grandes bazas de oposición.

Foto: El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez (i), se reúne con el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo. (Europa Press/Alejandro Martínez Vélez) Opinión
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Más allá de que no descartan futuras movilizaciones si se consuma el pacto con Junts, los populares se desmarcan del “malestar” que los ciudadanos escenifiquen el 12 de octubre contra Sánchez. Insisten en que ya ha sido increpado en el pasado, aunque reconocen que esperan que en esta ocasión “sean mucho más fuertes los pitidos” por la “situación de emergencia” que está atravesando España. Este lunes, además, Feijóo recuperó la exigencia de una convocatoria electoral en la que se "consulte" y "pida autorización" a los españoles antes de aprobar una ley de amnistía.

A pesar de que desde el Gobierno en funciones achaquen la “crispación” al PP, ya en la planificación del acto se optó por el recorrido conocido como “antiabucheos”. Como hizo José Luis Rodríguez Zapatero en 2011, se ha optado por situar la tribuna de autoridades en Neptuno en lugar de en la zona del estadio Santiago Bernabéu, para alejar al público. Desde el Ministerio de Defensa, justifican el cambio de emplazamiento en las obras que se están llevando a cabo en la zona y recuerdan que “pitadas hay siempre”, incluso cuando gobernaba Mariano Rajoy. El departamento que dirige Margarita Robles pide “ignorar” a una “minoría ruidosa” que no “respeta ni al Rey ni al Ejército”.

El emplazamiento elegido es más favorable para que la llegada del presidente en funciones, que no figura en el programa, pase más desapercibida para los asistentes que quieran silbarle. Si el momento en que el vehículo de Sánchez llega desde el Palacio de la Moncloa no es recogido por las pantallas colocadas a lo largo del recorrido, para la mayoría del público puede pasar desapercibido. La idea es minimizar los abucheos en un espacio más cerrado, según explican quienes han organizado el acto en años anteriores.

Foto: Felipe VI y Pedro Sánchez, en el desfile del 12 de octubre. (EFE/Rodrigo Jiménez)

Precisamente fue la llegada de Sánchez lo que centró la polémica de la pasada edición. El socialista se retrasó unos minutos y llegó casi al mismo tiempo que los Reyes, que tuvieron que esperarle para bajarse del coche. El presidente justificó que “había salido a menos cuarto, cuando me han dicho”, pero lo cierto es que los gritos de “¡Sánchez dimisión!” se ahogaban con los vítores a Felipe VI, que este año estará acompañado por la princesa Leonor, que se estrenará en la recepción posterior del Palacio Real.

Los representantes de ERC, Junts, Bildu y el PNV no acudirán, como ya es tradición, aunque serán los protagonistas de la recepción posterior, donde la amnistía centrará el debate. El Ejecutivo trabaja estos días en el redactado de la explicación de motivos de la futura norma, consciente de que habrá que hacer “mucha pedagogía”. El Rey tendrá la oportunidad de compartir de forma discreta su análisis con los asistentes en los corrillos posteriores al besamanos. No se moverá ni ápice de lo que marca la Constitución.

Con el trasfondo militar de la celebración de la fiesta nacional del 12 de octubre, Pedro Sánchez aprovechó su reunión con Alberto Núñez Feijóo para intentar ganar la batalla del relato. En la Moncloa son conscientes de que este año las protestas contra el presidente en funciones durante el desfile subirán de decibelios. Con la amnistía a Carles Puigdemont y otros acusados del procés en el horizonte, se espera un ambiente de "alta tensión", según reconocen fuentes socialistas. En este escenario, Sánchez pidió este lunes al líder del PP “contención en su intento desesperado de agitar la calle”. La estrategia pasa por establecer una relación de causa-efecto entre el llamamiento de los populares a expresar el malestar contra la medida de gracia a los independentistas y los abucheos y pitidos que pueda recibir el próximo jueves.

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