Sánchez y sus ministros se lanzarán a hacer "pedagogía exprés" sobre la amnistía

El Congreso de los Diputados abordará este viernes la segunda votación de la investidura de Alberto Núñez Feijóo. Salvo sorpresa mayúscula, el líder del PP no logrará los apoyos suficientes y a partir de ese momento llegará el turno de Pedro Sánchez. El presidente en funciones ya avanzó este jueves que espera reeditar “en poco tiempo” su Gobierno. Más allá del calendario, que los socialistas han fijado para la semana del 16 de octubre o la del 24 como "muy muy tarde", la consigna de la Moncloa es hacer “pedagogía” sobre la amnistía con carácter inmediato.

Si hasta el momento ni desde el Ejecutivo ni desde el PSOE se ha querido abordar “sin complejos” la medida de gracia para Carles Puigdemont, como recriminó a sus socios la portavoz de Sumar, Marta Lois, en los próximos días y a medida que avancen las negociaciones con ERC y Junts se irá poniendo música a través de Sánchez y los ministros más políticos a la letra de la amnistía. Los mensajes, aseguran fuentes socialistas, se centrarán en la necesidad de “reencuentro”, “diálogo”, “convivencia”, con el objetivo de hacer ver a los ciudadanos que se prioriza una “solución política” del “conflicto” frente a la vía judicial para “pasar página”.

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A la espera de tener bien atada jurídicamente la fórmula de una amnistía, que se enmascarará bajo otro nombre, la Moncloa irá allanando el terreno de cara a la opinión pública como hizo con los indultos. La idea es abrir y cerrar el debate lo más rápido posible para minimizar el desgaste. En el partido no se conocen los detalles de las conversaciones con Junts, pero sí se ha trasladado la urgencia por amortizar cuanto antes un acuerdo que será difícil de explicar y que contará con duras críticas desde el PP.

De ahí que altos cargos socialistas aventuren que estas dos semanas serán de vértigo. Habrá votación a la militancia del acuerdo que se suscriba y se espera que la pregunta se plantee en “términos muy generales”. Ya se consultó el pacto con Ciudadanos en 2016 y con Podemos en 2019. Los estatutos dicen que es obligatoria una consulta a las bases “sobre los acuerdos de gobierno en los que sea parte el PSOE”. El enunciado permite, como ya ocurrió en el caso del abrazo con Albert Rivera, ser muy laxos. De hecho, en aquella consulta se omitió la referencia explícita a la formación naranja. “El PSOE ha alcanzado y propuesto acuerdos con distintas fuerzas políticas para apoyar la investidura de Pedro Sánchez a la Presidencia del Gobierno. ¿Respaldas estos acuerdos para conformar un Gobierno progresista y reformista?”.

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En el caso de la amnistía también podría prescindirse de la palabra tabú. En esos días también se celebraría un comité federal de trámite, dado que no se espera contestación a la dirección nacional.

A nivel interno, no se esperan sobresaltos al margen de las críticas de la vieja guardia o el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page. La militancia socialista está “fanatizada”, señala un alto cargo, que explica que el compromiso de las bases con Sánchez es “absoluto”. Descuentan cualquier movimiento porque el partido “arropa las decisiones de su secretario general”, más aún después de haber mejorado el resultado en las últimas elecciones generales. Los posibles daños colaterales en el PSC en los próximos comicios catalanes también se dan por descontados. El partido de Salvador Illa cree que el miedo al PP y Vox hará que el constitucionalismo en Cataluña vuelva a por sus siglas pese a los pactos con Junts. “Los constitucionalistas catalanes también quieren superar el conflicto”, puntualiza un diputado catalán.

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El discurso para instruir sobre la amnistía también agitará el retroceso que representan el tándem derecha-ultraderecha. El análisis es que, como ocurrió con los indultos en la mayoría de los territorios, a excepción de Madrid, el debate de los ciudadanos no está en la amnistía y en las comunidades donde cala como Cataluña y País Vasco bendicen la apuesta de Sánchez. La Moncloa irá abriendo camino a sus postulados, que tendrá que modular en función del discurso de ERC y Junts. “Cada uno explicará el acuerdo como le convenga”, reconocen desde el socialismo, donde advierten que también los independentistas catalanes tendrán que “ceder” incluso en el discurso.

Por ahora, las posiciones de los soberanistas son de máximos, como se evidenció este jueves con la resolución pactada entre ERC y Junts, en la que señalan que no se apoyará la investidura de ningún candidato “si no se compromete a trabajar para hacer efectivas las condiciones para la celebración del referéndum”. Por su parte, el PSC también rechazó sumarse al texto sobre la amnistía que los independentistas llevaron al Parlament. Los socialistas no firmarán ningún texto que no sea el suyo.

En público se agitarán las discrepancias con el aniversario del 1-O en el horizonte, en privado las posturas están mucho más cerca, aunque “no hay nada cerrado”, insisten desde el partido de Sánchez, que basa su optimismo en las urgencias políticas y personales de Puigdemont. “No tendrá mejor opción de eludir la cárcel que esta”, plantea una voz autorizada del PSC, que llama la atención en que sea el abogado del expresidente de la Generalitat, Gonzalo Boyé, uno de los hombres clave para la investidura.