La Junta Directiva del 6 de noviembre abre la guerra por el poder en el Partido Popular

Cambio de planes en Génova. Alberto Núñez Feijóo ha convocado para el 6 de noviembre la junta directiva nacional con el horizonte de los “ajustes” en la cúpula y en las portavocías del Congreso y Senado. El partido ha sido un hervidero de quinielas en las últimas semanas. El gallego había anunciado que la remodelación interna se haría cuando se hubiera despejado la gobernabilidad. El argumento esgrimido se sustentaba en que el diseño del organigrama para hacer oposición no era el mismo que para una repetición electoral. ¿Qué ha cambiado ahora? En el partido consideran que “nada” y por eso sorprendió la “premura” con la que se les había cerrado la cita.

El partido teme que se desate una “guerra de filtraciones entre bandos” para posicionarse ante los futuros ascensos. “Es temerario fijar la fecha con tantísima antelación, sabiendo que van a rodar cabezas”, advierten. También hay malestar, porque sostienen que cerrar la fecha antes de que la presidenta del Congreso, Francina Armengol, anuncie el calendario de la investidura es asumir que el presidente en funciones tiene atado su pacto con Carles Puigdemont. En el PP hay dos posicionamientos sobre este asunto: los que siguen apostando por que el prófugo romperá la baraja en el último momento y Feijóo tendrá una segunda oportunidad y los que dan por hecho que Sánchez tiene todo cerrado.

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El círculo más estrecho de Feijóo advierte de que puede haber “decepciones” cuando se conozca la magnitud de la crisis, pero según confirman fuentes populares, en la séptima están consultando el margen que dan los estatutos para cambiar a la secretaria general, Cuca Gamarra, aprovechando esta remodelación. La propia portavoz del Congreso habría transmitido que en caso de dejar uno de sus cargos, prefiere mantenerse al frente del grupo popular en la Cámara Baja.

El problema con el que se ha encontrado Feijóo es que su número dos tiene que estar dentro de los 35 nombres del comité ejecutivo que se eligió en el congreso de Sevilla. Las fuentes consultadas aseguran que el gallego querría colocar en este puesto a alguien que no está en la citada lista y estaría buscando la fórmula. Una opción que se contempla es usar la baza de los cinco nombres de designación directa del presidente, forzando la dimisión de uno de ellos y colocando en su puesto al futuro o futura secretaria general.

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El quinteto lo forman Elena Cándida López (Galicia), María José Catalá Verdet (Valencia), Manuel Cobo Vega (Madrid), Pilar del Olmo Moro (Castilla y León) y José Manuel Romay Beccaria (Galicia). Precisamente, el que fuese mano derecha de Alberto Ruiz-Gallardón en el Ayuntamiento de Madrid acaba de ser nombrado presidente de la Comisión del Estatuto de los Diputados en el Congreso. Cualquiera de ellos estaría dispuesto a ceder su puesto en aras de dar una “coartada” que permita reinterpretar los estatutos. Solo Feijóo sabe quién será su secretario general y si finalmente lleva a cabo este paso, pero hay dos personas en las que coinciden las fuentes consultadas. El actual vicesecretario de Organización, Miguel Tellado, y la vicesecretaria de Políticas Sociales, Carmen Fúnez.

El primero supondría redoblar la confianza en su núcleo gallego. Hasta este momento, ha sido el encargado de negociar con los territorios y ha levantado alguna suspicacia con los barones. Tras la imposibilidad de formar Gobierno tras las elecciones del 23 de julio, ha intentado limar asperezas con los presidentes autonómicos, pero hay quienes le dan por “amortizado”. Por el contrario, Fúnez representa la cuota femenina que el PP busca potenciar y además cuenta con el favor de sus compañeros.

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La idea principal sería acabar con “la tricefalia” que ha operado en la cúpula popular desde el desembarco de Feijóo. Ha habido problemas de coordinación que han generado “vacíos”, como el descontrol a la hora de gestionar los pactos autonómicos con Vox. Las crisis en Extremadura, Asturias y Baleares han desatado las alarmas en Génova, porque asumen que hay que tener monitorizados los acuerdos con los de Santiago Abascal para que penalicen lo menos posible a los barones populares.

Elías Bendodo es pieza fundamental, por lo que Feijóo le escuchará siempre antes de modificar su estatus. Con la salida de Pedro Rollán para ocupar la presidencia del Senado, el andaluz podría ser el encargado de gestionar todo lo territorial. Cuenta con el respeto de los barones y se maneja bien en las tripas del partido. Hay quienes también le han situado como portavoz en el Congreso. En las quinielas también están Esteban González Pons, Borja Sémper y la propia Carmen Fúnez. “El puzle a veces se mueve en función de cómo vayan encajando las piezas”, apunta un veterano que aconseja a Feijóo ser “ambicioso” en la remodelación. “O cambias o te cambian”, advierte un excolaborador de Feijóo que tuvo mando en Génova.

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La maniobra para colarlo en el comité ejecutivo despierta suspicacias a nivel interno. Hay quienes alertan de que si finalmente se hace y algún militante lo denuncia, la dirección nacional podría tener un problema. Feijóo no arriesgará, insisten los que le conocen. La convicción es que si el presidente del PP da un paso, no lo hará en falso.

Los barones también quieren su cuota de poder en Madrid. Aquí es donde se ha colocado al hombre de Isabel Díaz Ayuso, Alfonso Serrano, como portavoz en el Senado. Feijóo prefiere a una mujer, pero no hay nada decidido. Por la libreta marrón han pasado desde la exconsejera de Medio Ambiente Paloma Martín a Ana Salom, de Baleares, Rosa Romero, de Castilla-La Mancha, e incluso Ana Beltrán. Hasta ahora, Javier Arenas ha estado ejerciendo como interino y le gustaría ser el dos.

Con estos cambios, Feijóo podría dejar para más adelante la celebración de una convención o congreso, que, como adelantó El Confidencial, lleva meses planeando en Génova. Todo está en el aire salvo que el 6 de noviembre habrá reunión. La incógnita es si esa misma semana Sánchez convocará su investidura o Puigdemont le hará apurar los plazos.