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Temor en el PP a no sumar con Vox si hay repetición electoral: "Es un riesgo para Feijóo"
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Lectura tras la investidura fallida

Temor en el PP a no sumar con Vox si hay repetición electoral: "Es un riesgo para Feijóo"

Altos cargos alertan de que, si Sánchez no cede ante Puigdemont con la amnistía, se quedarían sin discurso y el PSOE tendría una baza. La dirección, en cambio, cree que hay margen de mejora

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Salvador Sas)
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Salvador Sas)
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¿A quién beneficia una repetición electoral? Desde las pasadas elecciones del 23 de julio la pregunta es recurrente. Los fontaneros de los partidos escudriñan cada dato, dibujan escenarios, corrigen errores y, en mayor o menor medida, no descartan que el 14 de enero haya que volver a las urnas. La respuesta a priori es que el PP sería el más interesado. Alberto Núñez Feijóo se ha quedado a cuatro escaños de ser investido presidente del Gobierno. “Solo cuatro”, remarcan en la calle Génova, donde sus números les dicen que, si hay una “segunda vuelta”, lograrían sumar con Vox los 176 diputados necesarios para conquistar la Moncloa.

El optimismo de la dirección nacional choca, como ya ocurrió en la campaña electoral, con el temor que expresan a El Confidencial desde varios sectores del partido. “Unas elecciones son un riesgo total”, señalan fuentes parlamentarias populares, que advierten de que el mejor escenario para Feijóo es ir a la oposición. El análisis que hacen es que, aunque se mejore el resultado, si no se logra una “mayoría suficiente” para gobernar, el gallego tendría que dejar el cargo. “Entonces sí tendríamos un problema de liderazgo y de proyecto”, apuntan las mismas fuentes.

Foto: El rey Felipe VI recibe en audiencia al líder de Vox, Santiago Abascal (EFE/Kiko Huesca)

En los sondeos que se han venido publicando, hay coincidencia en que el PP mejoraría considerablemente sus resultados. El último, de Sigma Dos para El Mundo, le otorga 147 frente a los actuales 137, pero el retroceso de los de Santiago Abascal, que pasan de 33 a 28, los coloca en un empate a 175 con el denominado “bloque progresista” que conforman PSOE, Sumar, Bildu, ERC, PNV, Junts y BNG. También hay trasvase de votantes socialistas a Feijóo, pero insuficiente para armar una alternativa a Sánchez y sus socios parlamentarios.

“La amnistía escandaliza, pero, como no se ha materializado, no tiene repercusión electoral”, justifica un dirigente territorial de los etiquetados como centristas. El miedo entre altos cargos populares nace de esta misma conclusión. Si Sánchez convoca unas nuevas elecciones, supondrá que no ha llegado a un acuerdo con los independentistas catalanes. Lo que aparentemente sería un fracaso acabaría por convertirse en una baza electoral dado que el presidente podría esgrimir que no ha cedido a las exigencias del prófugo Carles Puigdemot. Sánchez apelaría así al socialista moderado con el que coquetea el PP. Felipe González y la vieja guardia pasarían de estar en frente a detrás.

Foto: El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y el lider del PSC, Salvador Illa. (EFE)

Sánchez nunca ha hablado abiertamente de la medida de gracia. De hecho, el delegar en el diputado Óscar Puente la réplica a Alberto Núñez Feijóo en la investidura fallida formaba parte de la estrategia de la Moncloa de evitar que el presidente “baje al barro” en la defensa de la amnistía para los procesados por el referéndum ilegal del 1 de octubre. Los asesores presidenciales siempre han tenido en la recámara el plan B, que pasaría por someterse otra vez a las urnas con un candidato que mantiene su palabra de negociar dentro de la Constitución frente al “chantaje” de los soberanistas.

En este escenario, que en estos momentos es el más improbable para PP y PSOE, dado que en ambas formaciones ganan las apuestas a que habrá Ejecutivo de Sánchez, el dirigente gallego vería truncado el eje de su discurso. Feijóo defendió ante la Cámara Baja que renunciaba a ser presidente del Gobierno porque no estaba dispuesto “a pagar el precio que le piden” desde Junts. Si Sánchez tampoco lo paga, la duda que se plantean en las filas populares es: “¿Qué nos queda a nosotros?”.

Foto: El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, durante un acto del PSOE en la Rinconada (Sevilla) el pasado sábado. (EFE/Julio Muñoz)

El mantra de que el socialista es un político sin escrúpulos quedaría en entredicho, desde la perspectiva de los populares, que asumen que la maquinaria socialista pondría en marcha el efecto bumerán para denunciar que el PP ha movilizado la calle y ha basado sus descalificaciones a Sánchez en una “mentira”. Ya en julio desde el PSOE se trabajó en la consigna de que los detractores del presidente habían “fabricado” una imagen de él, que, en algunos casos, llegó al extremo de describirle como “un psicópata”. El otro punto débil que perciben en el partido es el eslogan de 'derogar el sanchismo'. Explican que no solo se evidenció que fue insuficiente para movilizar a su electorado, sino que, con el ofrecimiento de pactos de Estado a Sánchez por parte de Feijóo, ha quedado “desfasado”.

Con respecto a la ecuación con Vox, los veteranos van más allá de achacar que no dé la suma al descalabro de la ultraderecha. La clave, según exministros de Rajoy que comparan la situación actual a la vivida con Ciudadanos, no es todo lo que bajen los de Abascal, sino lo que necesita subir el PP. “Si queremos llegar a la Moncloa, tenemos que morder mucho más a Vox”, reflexionan las citadas fuentes, que ponen como ejemplo lo que ha ocurrido en Andalucía o en la Comunidad de Madrid, donde Juanma Moreno e Isabel Díaz Ayuso lograron mejor resultado que Feijóo en las generales.

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, a la salida del Congreso tras su investidura (EFE/Fernando Villar)

En el marco territorial es prioritario una renovación en Cataluña y País Vasco. Con las actuales cifras en estas comunidades, mandatarios populares dan por hecho que el PSOE aguantará. Para ese cambio de tendencia se necesita tiempo. Están pendientes los congresos para sustituir a Alejandro Fernández y Carlos Iturgáiz. En el primer caso, se espera resistencia del líder del PP catalán.

Con todos estos elementos en el ambiente, en el PP se va extendiendo la opinión de que es mejor fiar el futuro a una legislatura corta de Sánchez y rearmarse como oposición ante un Gobierno que prevén debilitado por la ralentización de la economía, las exigencias de ajustes de Bruselas y la dependencia de Puigdemont. Pesa la manida expresión de que “las elecciones las carga el diablo”.

¿A quién beneficia una repetición electoral? Desde las pasadas elecciones del 23 de julio la pregunta es recurrente. Los fontaneros de los partidos escudriñan cada dato, dibujan escenarios, corrigen errores y, en mayor o menor medida, no descartan que el 14 de enero haya que volver a las urnas. La respuesta a priori es que el PP sería el más interesado. Alberto Núñez Feijóo se ha quedado a cuatro escaños de ser investido presidente del Gobierno. “Solo cuatro”, remarcan en la calle Génova, donde sus números les dicen que, si hay una “segunda vuelta”, lograrían sumar con Vox los 176 diputados necesarios para conquistar la Moncloa.

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