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El PSOE confía en igualar o mejorar su resultado si hay elecciones por plantarse ante Junts
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ABONAN UN RETROCESO DEL INDEPENDENTISMO

El PSOE confía en igualar o mejorar su resultado si hay elecciones por plantarse ante Junts

Ferraz ha limado su temor a una repetición electoral. Su determinación pasa por buscar un acuerdo, pero trasladan el mensaje de que Puigdemont pone condiciones "inasumibles"

Foto: El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ejerce su derecho al voto en las últimas elecciones generales. (EFE/Ballesteros)
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ejerce su derecho al voto en las últimas elecciones generales. (EFE/Ballesteros)
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El escenario de la repetición electoral ha dejado de ser un tabú en el PSOE. En la dirección socialista y el Gobierno en funciones, insisten en que trabajarán para evitar nuevas elecciones, pero ya no las descartan si los independentistas catalanes, principalmente JxCAT, mantienen sus posiciones de "máximos". Un movimiento en la partida de mus de las negociaciones que se sitúa entre la amenaza de órdago y el cálculo de costes y beneficios. Fuentes de la cúpula de Ferraz recuerdan el precedente de 2019, tras su desacuerdo con Unidas Podemos, cuando "los ciudadanos volvieron a votar lo mismo". Eso sí, consideran que la fuerza del soberanismo disminuiría por su tendencia a la baja "elección tras elección" y su menor capacidad de movilización en la calle, para lo que ponen como ejemplo la última Diada.

La moderación de expectativas sobre las posibilidades de un acuerdo, aun manteniendo intacta su determinación a intentarlo, se ha trasladado a las federaciones. En su mayoría, niegan haber realizado una reflexión interna sobre el escenario de una repetición electoral, pero lo señalan como una posibilidad. De producirse, se desliza la confianza de que, al menos, igualarían sus últimos resultados. La situación del PP, marcado por sus pactos con Vox y "sin saber qué proponen para España", tampoco pasa desapercibida. El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, sí se ha lanzado a defender en público que su partido mejoraría sus resultados si se repiten elecciones.

Foto: El expresidente del Gobierno José María Aznar. (EFE/Raúl Caro)

"El PSOE tendría muchas opciones de subir", aseguraba este martes el barón socialista en declaraciones a los medios de comunicación. Tras ello, matizaba que dicha mejora se produciría "siempre y cuando no alimentáramos ninguna ambigüedad respecto de nuestra vocación constitucional y, lógicamente, de igualdad entre todos los españoles". En esta línea, recordaba que a las elecciones del 23-J "el PSOE y todo el Gobierno fueron con el planteamiento de que la amnistía no cabía en la Constitución". García-Page se ha convertido en una de las voces internas más críticas con cualquier acuerdo que implique un alivio penal a los encausados por el procés.

La amnistía ha dejado de ser una línea roja para el Ejecutivo, pero de forma genérica ya habla de condiciones "inasumibles". De la necesidad de afinar los "contenidos", aun sin aclarar siquiera si el alivio penal sería una ley u otras fórmulas que también están sobre la mesa. Una ambigüedad calculada, en la que dirigentes y miembros del Gobierno evitan pronunciarse explícitamente ante el riesgo de que descabalguen las conversaciones.

Foto: El 'president' de la Generalitat, Pere Aragonès, conversa con el secretario general de Junts, Jordi Turull (c), durante un acto político de la Diada. (EFE/Enric Fontcuberta)

El objetivo pasa así por no visibilizar cesiones que luego no se traduzcan en apoyos, pero también para evitar el desgaste de la figura de Pedro Sánchez si finalmente se produce el escenario de una repetición electoral. De hecho, fuentes cercanas a los ministros encargados de las negociaciones con los independentistas avanzan que no darán a conocer su propuesta inicial a JxCAT y ERC. De darse a conocer, dicen, es porque será muy similar a lo que se firme con sus interlocutores.

Su metodología de las negociaciones se centra en la máxima de la discreción, sin publicitar sus avances con declaraciones públicas ni escenificar el diálogo, más allá de la ronda de contactos con los grupos parlamentarios "cuando toque". Las desconfianzas son mutuas y en el partido de Puigdemont mantienen su exigencia sobre "el cumplimiento de los compromisos por adelantado". Un riesgo demasiado elevado para los socialistas, sobre todo si se traduce en una ley de amnistía que deba registrarse antes de que Pedro Sánchez pueda ser investido presidente.

Foto:  El presidente del Gobierno en funciones y líder socialista, Pedro Sánchez. (EFE/Juan Carlos Hidalgo) Opinión
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Los socialistas han limado su temor a una repetición electoral a modo de respuesta a Puigdemont, para no partir de una posición de debilidad en las negociaciones. El expresident catalán se refirió, durante su discurso para marcar sus condiciones, al dilema de volver a las urnas, "con riesgo de que los equilibrios políticos sean tan frágiles como ahora" o pactar "con un partido que mantiene la legitimidad del 1 de octubre y que no ha renunciado ni renunciará a la unilateralidad como recurso legítimo para hacer valer sus derechos". En su partida de póquer, en el Gobierno mantienen que las cartas de sus interlocutores no son tan buenas como dicen, al pasar de un total de 23 escaños a solo 14. "Su posición para negociar es menos fuerte", asegura un ministro socialista.

Misma hoja de ruta frente a las presiones

Los resultados del 23-J marcaron una tendencia al refuerzo de los dos grandes partidos. PP y PSOE sumaron casi el 65% de los votos, lo que se tradujo en un total de 258 diputados de 350. Esto es, el 73,5% de los escaños. De mantenerse esta tendencia y las llamadas al voto útil en una hipotética repetición electoral, serían Vox y Sumar los espacios con más riesgo de perder peso. Los de Santiago Abascal pasaron de 52 a 33 diputados y Sumar a 31, seis menos de los que tenían Unidas Podemos (35) y Compromís (2), ahora integrados en esta coalición.

Foto: Calendario de investidura septiembre 2023: estas son todas las fechas claves para la formación de Gobierno (EFE/Mariscal)

En el PSOE, han matizado en privado su discurso, al poner límites para llegar a un acuerdo de investidura y comenzar a reconocer la posibilidad de una repetición electoral. Se deba más o menos a una estrategia negociadora, lo que sí rechazan desde Ferraz es que las presiones internas o externas en contra de negociar una amnistía les hayan condicionado. Sobre las voces de la vieja guardia de la formación, como Felipe González o Alfonso Guerra y otros exministros, advirtiendo sobre la inconstitucionalidad de una ley al efecto, en Ferraz hablan de "diversidad y pluralidad" dentro del socialismo, pero negando que haya división dentro de la ejecutiva. Asimismo, ponen de relieve que existen "mecanismos democráticos para asegurar que la posición de su dirección es la posición respaldada por la mayoría del partido".

Si hay acuerdos, aseguró el pasado lunes tras la ejecutiva la vicesecretaria general y ministra de Hacienda en funciones, se articulará una consulta para avalarla. Sobre las presiones externas, como el "gran acto" convocado por el PP el próximo fin de semana en Madrid para oponerse a una amnistía, fuentes de la dirección ironizan que no cambia su hoja de ruta, como "tampoco se la cambió a Zapatero", en referencia a las protestas convocadas por el PP durante su mandato.

El escenario de la repetición electoral ha dejado de ser un tabú en el PSOE. En la dirección socialista y el Gobierno en funciones, insisten en que trabajarán para evitar nuevas elecciones, pero ya no las descartan si los independentistas catalanes, principalmente JxCAT, mantienen sus posiciones de "máximos". Un movimiento en la partida de mus de las negociaciones que se sitúa entre la amenaza de órdago y el cálculo de costes y beneficios. Fuentes de la cúpula de Ferraz recuerdan el precedente de 2019, tras su desacuerdo con Unidas Podemos, cuando "los ciudadanos volvieron a votar lo mismo". Eso sí, consideran que la fuerza del soberanismo disminuiría por su tendencia a la baja "elección tras elección" y su menor capacidad de movilización en la calle, para lo que ponen como ejemplo la última Diada.

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