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Negociar hasta las 6:47. Puigdemont no cederá en sus exigencias
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Conversaciones para la investidura

Negociar hasta las 6:47. Puigdemont no cederá en sus exigencias

"No habrá rebaja de ningún tipo", asegura su entorno ante la rebaja de expectativas que comienza a difundir el PSOE frente a la reclamación de una ley de amnistía

Foto: El expresidente de la Generalitat de Cataluña Carles Puigdemont. (EFE/EPA/Olivier Matthys)
El expresidente de la Generalitat de Cataluña Carles Puigdemont. (EFE/EPA/Olivier Matthys)

Cuando Carles Puigdemont hablaba de "hechos comprobables antes de comprometer ningún voto", lo decía de forma literal. El entorno del expresident huido observa con desconfianza los avances del argumentario del PSOE respecto a la amnistía. Desde el Gobierno se empieza a recular sobre los tiempos de la aprobación de la ley que exige Junts como condición previa para su apoyo. Según aseguran varias fuentes consultadas, Puigdemont no se plantea aligerar sus exigencias y no las reducirá sea cual sea el escenario que maneje Pedro Sánchez de cara a la investidura. Tanto si el PSOE necesita el voto a favor de Junts como si le vale la abstención, la formación independentista mantiene intactas sus condiciones, que implican la aprobación previa de una ley de amnistía. "No habrá rebaja de ningún tipo", aseguran.

Los más cercanos al líder de Junts insisten en que si la norma no está aprobada, no habrá investidura. Los últimos movimientos de los socialistas para recortar "el precio de la cuenta" no han pasado desapercibidos. El intento de lograr un apoyo del Tribunal Constitucional a un recuento de votos "a la desesperada" o las negociaciones con Coalición Canaria buscan —dicen— rebajar la dependencia del partido nacionalista con la idea de que una abstención de los siete diputados de la formación catalana es más fácil y, en proporción, la contrapartida debe ser también menor. "Se equivocan", agregan las fuentes consultadas.

Foto: Imagen de archivo de José Luis Rodríguez Zapatero. (EFE/Raúl Caro)

Un ejemplo de cómo el expresident quiere tenerlo todo atado es el acuerdo que facilitó la elección de Francina Armengol como presidenta del Congreso de los Diputados. En el marco de dicho pacto, el Gobierno propuso a la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea, que recae de manera muy conveniente en las manos de España, que el catalán se convierta en una lengua oficial de la Unión Europea, así como el euskera y el gallego.

Las 6:47

La carta con la que José Manuel Albares, ministro de Asuntos Exteriores, solicitó dicha inclusión se envió a las 6:47 de la mañana del 17 de agosto, el día que Junts decidió apoyar a Armengol. La ejecutiva de Junts se reunía a las ocho y quería algo más que buenas intenciones, quería incluso algo más que la prueba de que el ministro de Exteriores había dado el paso prometido: quería ver que el Consejo registraba esa petición, de ahí el envío de la misiva a primerísima hora de la mañana.

Foto: El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. (Reuters/Yves Herman)

Puigdemont dejó claro en el marco de aquella negociación que quiere hechos, no promesas. Lo repitió el martes 5 de septiembre, durante un discurso en Bruselas en que estableció sus condiciones para apoyar la investidura de Sánchez, incluyendo la amnistía y también un referéndum, aunque esta segunda condición no la expresó durante el discurso públicamente. Y ese será el marco que siga en el futuro.

Aquel 17 de agosto Puigdemont presumió en varias ocasiones de que contaba con la prueba que le permitía comprobar que el Gobierno estaba dando pasos, y señaló que ese sería el camino en la negociación futura si la Moncloa quería sus votos para investir a Sánchez. “Si llegamos a acuerdos futuros, será porque llevan incorporado su cumplimiento de forma comprobable. Como ha sido el caso” en esta ocasión, escribió Puigdemont en redes sociales.

Foto: La presidenta del Congreso, Francina Armengol, entre Alfonso Rodríguez Gómez de Celis e Isaura Leal. (EFE / Daniel González)

La cuestión de la inclusión de la lengua en la lista de idiomas oficiales de la Unión Europea se lleva a la reunión del Consejo de Asuntos Generales que se celebrará en Bruselas el próximo 19 de septiembre y el Gobierno no tiene ni mucho menos garantizado que la maniobra salga bien. Algunos otros Estados miembros ponen pegas, como por ejemplo el coste que generaría la traducción de todos los textos legales, además de la contratación de traductores. Sin embargo, lo que realmente temen otras capitales, especialmente París, es un posible efecto dominó que pueda hacer que otras regiones quieran que sus lenguas sean reconocidas como oficiales en toda la Unión Europea.

Y para aprobar esta inclusión del catalán, euskera y gallego como lenguas oficiales, España necesitaría el apoyo unánime de los Veintisiete, por lo que no será sencillo. La presidencia española del Consejo no lleva el asunto a la reunión del próximo 19 de septiembre como una discusión, sino como un voto, por lo que la propuesta del Gobierno podría verse rechazada ese mismo día si finalmente se decide votar. El resto de delegaciones han seguido el asunto con cierta distancia y esperan que España haga una exposición de su razonamiento el próximo martes.

Si el voto a favor de Armengol requirió del resguardo de entrada de la solicitud de Albares, la postura para la investidura requerirá una ley en marcha. "Lo mismo da abstenerse como votar a favor. No lo entienden", insisten las fuentes consultadas.

Cuando Carles Puigdemont hablaba de "hechos comprobables antes de comprometer ningún voto", lo decía de forma literal. El entorno del expresident huido observa con desconfianza los avances del argumentario del PSOE respecto a la amnistía. Desde el Gobierno se empieza a recular sobre los tiempos de la aprobación de la ley que exige Junts como condición previa para su apoyo. Según aseguran varias fuentes consultadas, Puigdemont no se plantea aligerar sus exigencias y no las reducirá sea cual sea el escenario que maneje Pedro Sánchez de cara a la investidura. Tanto si el PSOE necesita el voto a favor de Junts como si le vale la abstención, la formación independentista mantiene intactas sus condiciones, que implican la aprobación previa de una ley de amnistía. "No habrá rebaja de ningún tipo", aseguran.

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