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El PSOE blinda a Sánchez en la negociación con JxCAT para evitar su foto con Puigdemont
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SUMAR SE DESMARCA DE LA FIGURA DEL RELATOR

El PSOE blinda a Sánchez en la negociación con JxCAT para evitar su foto con Puigdemont

Los socialistas quieren minimizar el desgaste de la figura de Sánchez por si se produce una repetición electoral. Se reunirán "cuando toque" en calidad de miembros del PSOE y con los portavoces de los grupos parlamentarios, a excepción de Vox

Foto: Yolanda Díaz y Carles Puigdemont, antes de su reunión en Bruselas. (EFE/Olivier Matthys)
Yolanda Díaz y Carles Puigdemont, antes de su reunión en Bruselas. (EFE/Olivier Matthys)
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La foto de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, con el expresident catalán Carles Puigdemont ha puesto en guardia a los negociadores del Gobierno, porque abre la puerta a que se exija el mismo "reconocimiento" por parte de quien busca el apoyo de JxCAT para su posible investidura. Esto es, de Pedro Sánchez. Para blindar al presidente del Gobierno en funciones, fuentes de la Moncloa aducen que la negociación oficial, "cuando toque", se realizará desde el partido y el grupo parlamentario. Interlocutores en calidad de representantes del PSOE, no de miembros del Gobierno, pese a la dificultad de disgregar ambos roles, como ocurrió con el encuentro entre Díaz y Puigdemont.

Las reuniones para buscar apoyos, en caso de recibir el encargo del jefe de Estado si fracasa la investidura de Alberto Núñez Feijóo, se producirían con los portavoces de todos los grupos parlamentarios. A excepción de Vox, según explican desde Ferraz. Este formato intenta evitar la foto con Puigdemont o, llegado el caso, con la secretaria general de ERC, Marta Rovira, quien reside en Suiza tras huir igualmente de la Justicia en 2018. Con todo, desde la Moncloa insisten en que Sánchez no celebrará reuniones para su hipotética investidura en calidad de presidente del Gobierno en funciones, sino como candidato y líder de los socialistas.

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante una visita a las zonas afectadas por el incendio de Tenerife. (EFE/Miguel Barreto)

El segundo blindaje de Sánchez tiene que ver con la metodología de las negociaciones. Centradas en la máxima de la discreción, sin publicitar sus avances con declaraciones públicas ni escenificar el diálogo más allá de la ronda de contactos con los grupos parlamentarios. Ante el riesgo de que descabalguen, para no visibilizar cesiones que luego no se traduzcan en apoyos, pero también para evitar el desgaste de la figura de Sánchez si finalmente se produce el escenario de una repetición electoral.

"Nuestro método es diferente", explicaba el ministro de la Presidencia en funciones, Félix Bolaños, en referencia a la decisión de Díaz de acudir a Bruselas para reunirse con el expresident catalán. La Moncloa no pudo parar el encuentro, pues se le comunicó la tarde-noche antes y con "hechos consumados", según coinciden en señalar ambas partes. El método Bolaños, encargado por Sánchez para las negociaciones junto a la vicesecretaria general del PSOE y ministra de Hacienda en funciones, María Jesús Montero, se basa en comunicar solo los acuerdos si estos se producen.

Un método que defiende como "eficaz y exitoso". El mismo que ha seguido en otras negociaciones complejas o en procesos como el de la mesa de diálogo con la Generalitat, en el que encabezó la delegación del Gobierno y que desembocó en la denominada "desjudicialización" del procés. El paso adelante de Díaz puede elevar el coste para los socialistas a medio plazo, pues la exigencia de un encuentro con el propio Sánchez para sellar un hipotético apoyo a su investidura entra ahora dentro de la lógica. De ahí que fuentes de la cúpula socialista trasladasen su incomodidad ante una decisión "por su cuenta y riesgo", en referencia a Díaz, y lamentasen que le habría "dado igual si suma o resta". Sin embargo, por otro lado, puede servir para abrir el camino al PSOE sin asumir riesgos en carne propia.

En Ferraz, confían en abaratar el precio de JxCAT si recuperan el escaño por Madrid que pasó a manos del PP tras el recuento del voto CERA

Está previsto que otros actores políticos sigan los mismos pasos que Díaz, peregrinando a Bruselas o a Waterloo, como daban por hecho desde Sumar tras su encuentro con Puigdemont. Un resguardo para el PSOE, celoso en el manejo de sus tiempos en la negociación. La existencia de un verificador de los acuerdos, similar a la que ya abocó a la repetición electoral de 2019 como ha reclamado Puigdemont, choca con la apuesta por la discreción de los socialistas y tampoco suena bien en Sumar.

Jaume Asens, el encargado por Díaz de negociar con JxCAT, admitía este miércoles en una entrevista en Onda Cero que la inclusión de un relator es una petición "difícilmente asumible", por ser una figura más propia de los "procesos de paz y los conflictos armados". Eso sí, no rechazó una figura más laxa, que luego pueda verificar el cumplimiento de los acuerdos. En la parte socialista, se ciñen a su metodología.

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En las últimas semanas, se están produciendo conversaciones a varias bandas y a diferentes niveles que dan cuenta de la complejidad de las negociaciones y las desconfianzas mutuas. Los socialistas buscan sumar antes los apoyos de los grupos con los que mantienen una mayor interlocución o que se muestran más pragmáticos. Como con el acuerdo de la Mesa del Congreso, cuya última pieza del puzle fue JxCAT, atribuyéndose más protagonismo, pero también más responsabilidad sobre el fracaso o no de la negociación.

Segundo ensayo de la mayoría de 178

El papel que han jugado los posconvergentes en la negociación para la reforma del reglamento del Congreso va en esta línea. El texto acordado para garantizar el uso de las lenguas cooficiales contó con la firma de todos los socios potenciales para la investidura de Sánchez, menos de JxCAT. Todo ello, pese a tratarse de uno de los compromisos adoptados para el acuerdo de la formación de la Mesa del Congreso con el partido de Carles Puigdemont.

Foto: El expresidente catalán Carles Puigdemont. (EFE/EPA/Olivier Matthys)

Fuentes parlamentarias de esta formación avanzan que votarán a favor de la reforma exprés, pero excusan su firma porque "no formamos parte de ningún bloque, ni somos socios de nadie". Asimismo, añaden que no aceptaron la primera propuesta, "que es lo que se hubiera registrado y aprobado si no dependiera de nuestros votos". La votación de esta reforma exprés, que sumará 178 votos, en un pleno extraordinario la semana previa a la investidura de Feijóo, visibilizará por segunda vez una mayoría de 178 votos.

En Ferraz, confían además en abaratar el precio de JxCAT si recuperan el escaño por Madrid que pasó a manos del PP tras el recuento del voto CERA. En este caso, no necesitarían el voto de los siete diputados del partido de Puigdemont, sino que les bastaría con su abstención. El Tribunal Constitucional admitió a trámite su recurso para recontar los más de 30.000 votos nulos en esta circunscripción. En la dirección del PSOE, dicen tener fundamentos de que si finalmente se acepta su demanda para recontar estas papeletas podrían contar con un escaño más y pasar de reclamar el voto a favor a la abstención. Todo ello, cuando han recibido las condiciones puestas sobre la mesa por Carles Puigdemont para encarar la negociación como una posición de máximos.

La foto de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, con el expresident catalán Carles Puigdemont ha puesto en guardia a los negociadores del Gobierno, porque abre la puerta a que se exija el mismo "reconocimiento" por parte de quien busca el apoyo de JxCAT para su posible investidura. Esto es, de Pedro Sánchez. Para blindar al presidente del Gobierno en funciones, fuentes de la Moncloa aducen que la negociación oficial, "cuando toque", se realizará desde el partido y el grupo parlamentario. Interlocutores en calidad de representantes del PSOE, no de miembros del Gobierno, pese a la dificultad de disgregar ambos roles, como ocurrió con el encuentro entre Díaz y Puigdemont.

Pedro Sánchez Carles Puigdemont
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