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La figura del relator dinamita la estrategia de negociación del PSOE con JxCAT
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Condición previa de Puigdemont

La figura del relator dinamita la estrategia de negociación del PSOE con JxCAT

La existencia de un verificador de los acuerdos, similar a la que ya abocó a la repetición electoral de 2019, choca con la apuesta por la discreción de los socialistas y tampoco suena bien en Sumar

Foto: Carles Puigdemont, en Bruselas
Carles Puigdemont, en Bruselas
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Las negociaciones entre el PSOE y Junts per Cataluña para intentar la investidura de Pedro Sánchez se presentan casi un campo de minas. Están plagadas de obstáculos para los socialistas que van desde la presión en contra de figuras como Felipe González a la posición de máximos que plantea Carles Puigdemont con un eventual referéndum de autodeterminación como principal amenaza. Pero hay una figura que retrotrae a fracasos previos en intentos de Sánchez por convertirse en presidente y choca de pleno con la estategia "prudente" y "discreta" que los socialistas defienden para ese arranque de la XV legislatura. Se trata de la entrada en juego de un relator como parte de ese mecanismo de verificación de los acuerdos a los que lleguen el PSOE y Junts, si es que lo logran, para que el líder socialista siga en Moncloa.

"Prudencia, paciencia, discreción y Constitución". La frase es precisamente del primer secretario del PSC, Salvador Illa, pero es similar a la que han utilizado en las últimas semanas otros dirigentes del PSOE que van desde Félix Bolaños a María Jesús Montero. Los socialistas consideran que el éxito de las conversaciones y del hipotético Gobierno pasa por ese cierre informativo en las negociaciones hasta que hayan llegado a buen puerto. Ya lo pusieron en práctica en la conformación de la Mesa del Congreso y el resultado fue la elección de Francina Armengol con una mayoría de 178 diputados, la misma que aprobará la reforma del reglamento del Congreso que permitirá el uso del catalán, el euskera y el gallego en la Cámara baja para la investidura de Alberto Núñez Feijóo y en lo sucesivo.

Foto: Fachada del Tribunal Supremo en Madrid. (EFE/Emilio Naranjo)

Esa fue precisamente una de las condiciones de Junts para avalar a la expresidenta balear y unas semanas después los de Carles Puigdemont han puesto sobre la mesa un paquete de condiciones previas que marcarán el devenir de las conversaciones. La amnistía, que era un tabú para el PSOE hace no tanto, está ya en pleno debate. La posibilidad de un nuevo referéndum está lejos. Pero los neoconvergentes insisten en su desconfianza de los "partidos españoles", sin distingos entre socialistas y populares, y han recuperado la figura del relator. En 2019, la aceptación de este "mediador" provocó un conflicto formidable incluso dentro del PSOE, ya que algunos de los barones se pronunciaron en contra de incluir a un verificador externo.

Ahora Puigdemont lo coloca como paso previo a la negociación para la investidura, algo incompatible con esa discreción que los socialistas defienden a capa y espada. Y también hay que tener en cuenta que la idea no suena bien en las filas de Sumar, más proclives que el PSOE a acercarse a Junts, como demostró el viaje de Yolanda Díaz a Bruselas. Fue precisamente Jaume Asens, el nexo de los izquierdistas con los neoconvergentes, quien se mostró reticente a la idea. "Es problemático", ha dicho Asens este miércoles en Más de Uno, el programa que dirige Carlos Alsina en Onda Cero, donde admitió que se trata de una petición "dificilmente asumible" por ser una figura más propia de los "procesos de paz y los conflictos armados".

En Sumar admiten que la presencia del relator se trata de una condición "difícilmente asumible" para avanzar en la negociación

"Es extraño poner a una persona internacional en medio de unas negociaciones", ha abundado Asens en Onda Cero, donde ha admitido que Yolanda Díaz comparte este posicionamiento. En Sumar, ha dicho, no rechazan una figura más laxa, que luego pueda verificar el cumplimiento de los acuerdos. Pero ahí está otro de los problemas de este "mecanismo de verificación" al que aludió Puigdemont en su comparecencia de Bruselas el pasado martes. Hay que recordar que lo que el líder independentista desplegó en la capital belga fueron las condiciones previas a una negociación posterior que se circunscribe a la hipotética investidura de Pedro Sánchez. Pero la legislatura va mucho más allá y la aritmética que salió del 23 de julio hace a los 7 diputados de Junts casi imprescindibles para sacar adelante cualquier norma.

Las posiciones de máximos que mostró Puigdemont el martes van encaminadas a un referéndum pactado al estilo del que se celebró en Escocia. Y esa es la línea roja para el PSOE, indican fuentes socialistas. La presencia constante de un "verificador" elevaría la presión de cualquier negociación, ya fuera una ley orgánica o el diseño de los Presupuestos Generales del Estado. Esa presión y esas exigencias son las que critican históricos dirigentes del PSOE como Felipe González o Ramón Jáuregui, pero también Jordi Sevilla, que se ha mostrado partidario de ir a nuevas elecciones ante las peticiones que detalló el expresident catalán en la capital comunitaria.

Foto: El expresidente español Felipe González (1982-1996). (EFE/Isaac Esquivel)

La recuperación de la figura del relator institucional tiene también una vertiente interna dentro del independentismo. La presencia de un mecanismo de verifiación para los acuerdos no es tan distinta de la mesa de diálogo que ERC pactó con el PSOE en la pasada legislatura. No hay que olvidar que falta poco más de un año para las elecciones catalanas y que las dos fuerzas secesionistas pasan por un mal momento electoral. Queda claro que la participación de los republicanos en la gobernabilidad del Estado no les ha reportado beneficios electorales. El batacazo de los neoconvergentes fue menor el 23-J, pero vienen de una pérdida de poder institucional relevante en las municipales del pasado mayo. En esa competición hay que entender el rechazo de Junts a la mesa de diálogo y la resurrección del relator, en otro intento por alejarse de sus viejos socios en la Generalitat, con quienes tienen una relación muy deteriorada.

Las negociaciones entre el PSOE y Junts per Cataluña para intentar la investidura de Pedro Sánchez se presentan casi un campo de minas. Están plagadas de obstáculos para los socialistas que van desde la presión en contra de figuras como Felipe González a la posición de máximos que plantea Carles Puigdemont con un eventual referéndum de autodeterminación como principal amenaza. Pero hay una figura que retrotrae a fracasos previos en intentos de Sánchez por convertirse en presidente y choca de pleno con la estategia "prudente" y "discreta" que los socialistas defienden para ese arranque de la XV legislatura. Se trata de la entrada en juego de un relator como parte de ese mecanismo de verificación de los acuerdos a los que lleguen el PSOE y Junts, si es que lo logran, para que el líder socialista siga en Moncloa.

Junts per Catalunya PSOE