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El PP pide un golpe de autoridad de Feijóo ante el "caos" con Vox y el "desgobierno" en Génova
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Malestar entre los populares

El PP pide un golpe de autoridad de Feijóo ante el "caos" con Vox y el "desgobierno" en Génova

Lamentan que no haya un “secretario general o coordinador fuerte” que pare los golpes contra el gallego. Afean que Bendodo o Tellado no fuesen capaces de frenar el pacto en Valencia

Foto: El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Fernando Villar)
El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Fernando Villar)
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La gestión de los pactos poselectorales con Vox ha convertido el PP en una olla a presión. Si entre los barones impera la ley del “sálvese quien pueda”, después de que cada comunidad haya adoptado su propio discurso para justificar la variedad de acuerdos con los de Santiago Abascal, entre los cuadros del partido el desconcierto inicial ha ido virando a “malestar”. “Lo que está en juego ahora es la Moncloa. No podemos poner en juego la credibilidad de Feijóo”, lamenta un dirigente popular, que señala como causa el “desgobierno” que se vive en Génova.

Los que han trabajado en la planta noble en etapas anteriores no ponen paños calientes. “Se necesita un secretario general, coordinador o lo que sea que ejerza”, lamentan, mientras señalan a los fontaneros Elías Bendodo y Miguel Tellado por no parar los golpes a Alberto Núñez Feijóo. La reflexión es que se debió impedir que Carlos Mazón cerrase el acuerdo con Vox en unos tiempos y condiciones que han lastrado al resto de candidatos e hipotecado el discurso del líder. Ponen como ejemplo que el gallego ha acabado teniendo que recurrir a “teorías imposibles” como el porcentaje de voto para justificar la falta de criterio común.

Foto: Feijóo y Abascal, en el Día de la Fiesta Nacional. (EFE/Rodrigo Jiménez)
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Ante esta situación, en las filas populares piden a Feijóo que dé “un golpe de autoridad” y ponga orden a través de un “interpuesto”. Los veteranos explican que en la actual dirección se está “enfocando mal” qué son las baronías y advierten de que si era malo el “ordeno y mando” de Pablo Casado y Teodoro García Egea, no es mejor la sensación de “descontrol”. Aquí es donde echan en falta que Bendodo o Tellado, dado que la secretaria general, Cuca Gamarra, nunca ha estado en lo orgánico, tomen el mando y tutelen los pactos con el criterio marcado por el jefe.

Una baronía no supone que puedas hacer lo que te dé la gana”, señalan las mismas fuentes, que matizan que “tener manos libres” da unas prerrogativas, pero también unas obligaciones que pasan por “ser sensato”, en clara alusión al pacto en la Comunidad Valenciana. En Génova, seguían manteniendo este jueves que el origen del caos estaba en que Mazón había dado a Vox todo lo que exigió y que desde ese momento los de Santiago Abascal han planteado el mismo marco en todas las negociaciones, lo que se considera “inasumible”.

¿Cómo se podía haber evitado? La respuesta para los cargos del partido está en la hemeroteca. Destacan que Feijóo ha sido barón muchos años y sabe que para hacer ciertas cosas hay que “tener galones”. “Ayuso y Juanma pueden ser autónomos, pero unos candidatos que aún no son presidentes, no”, aseguran para defender que se debió establecer un criterio de mínimos, especialmente en lo programático, para sentarse con Vox.

El pasado fin de semana, Feijóo intentó unificar criterios con la orden de evitar dar consejerías a la ultraderecha. Después de dejar gobernar a los socialistas en Barcelona y Vitoria, cogió fuerza el mensaje de “transversalidad”, pero la batalla en Extremadura liderada por María Guardiola volvió a evidenciar la falta de unanimidad. La extremeña está dispuesta a ir a una repetición electoral porque no quiere dar sillones a un partido al que describe como xenófobo o negacionista de la violencia machista, mientras en Baleares se da la presidencia de la Mesa del Parlamento a Gabriel Le Senne, que tiene en sus redes sociales comentarios machistas y homófobos. En Aragón, Jorge Azcón tampoco les quiere dar asientos en el Ejecutivo y está negociando con el PAR. Anoche llegaron a un acuerdo para el reparto de los cargos del Parlamento, que presidirá la diputada de Vox Marta Fernández. "Un acuerdo parecido al de Baleares", apuntaron fuentes de la dirección del PP aragonés a El Confidencial, que insisten en desligarlo del futuro Ejecutivo. "No cerramos nada que tenga que ver con el futuro Gobierno. Creamos una mesa de trabajo para el cambio".

Foto: Alberto Núñez Feijóo en la comparecencia posterior a su reunión con la Fundación Reformismo 21. (EFE/Fernando Villar)

Mientras las negociaciones continúan, las declaraciones de unos barones acaban desacreditando a otros. Juanma Moreno se ha situado del lado de Guardiola, Ayuso fue muy dura con los de Abascal en su discurso de investidura y Mazón surfea como puede, mientras Fernando López Miras en Murcia está dispuesto a ir a la repetición electoral. La justificación de que “Extremadura no es la Comunidad Valenciana” no sirve para calmar los ánimos en un PP que teme que el camino a la Moncloa se “trunque”.

En los sondeos que se han publicado, el efecto de los pactos multilaterales no ha perjudicado a Feijóo, que sigue agrandando su distancia con Pedro Sánchez, aunque necesitando a Vox. “Lo que se está debatiendo ahora en las comunidades es lo mismo a lo que habrá que enfrentarse después de las elecciones”, alertan en las filas del PP. La dirección colegiada que Feijóo estableció en Génova para repartir el poder tras asumir el mando del PP no siempre ha estado tan afinada como esperaban en el partido. Si el gallego es presidente, se remodelará el staff de la planta noble. Hay quinielas internas que sitúan a Bendodo como ministro y colocan a Tellado como un futuro todopoderoso secretario general. Nadie lo sabe, aunque muchos piden que la mano derecha de Feijóo en Galicia asuma ya todo el control.

La gestión de los pactos poselectorales con Vox ha convertido el PP en una olla a presión. Si entre los barones impera la ley del “sálvese quien pueda”, después de que cada comunidad haya adoptado su propio discurso para justificar la variedad de acuerdos con los de Santiago Abascal, entre los cuadros del partido el desconcierto inicial ha ido virando a “malestar”. “Lo que está en juego ahora es la Moncloa. No podemos poner en juego la credibilidad de Feijóo”, lamenta un dirigente popular, que señala como causa el “desgobierno” que se vive en Génova.

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