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El pacto con Vox en Valencia rompe el relato de moderación de Feijóo y agita al PP
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Dudas por la celeridad del acuerdo

El pacto con Vox en Valencia rompe el relato de moderación de Feijóo y agita al PP

El líder del PP autoriza nuevas coaliciones con los de Abascal tras el trato valenciano. Génova considera que no le penalizará electoralmente y apelará al voto útil: "Quien no quiera a Vox en las instituciones que vote al PP".

Foto: El líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Fernando Alvarado)
El líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Fernando Alvarado)
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Sorpresa es la reacción mayoritaria en el PP tras conocerse el pacto con Vox en la Comunidad Valenciana. En el partido, se descontaba que sería inevitable cerrar acuerdos con los de Santiago Abascal, pero en las comunidades autónomas no se esperaban hasta después del 23-J. Ahora los tiempos han cambiado y Carlos Mazón será investido presidente con los votos de Vox en medio de la campaña electoral. El nuevo calendario obligará a cambiar el relato de Alberto Núñez Feijóo o al menos a modularlo, según reconocen fuentes populares, aunque Génova interpreta que se lanza un mensaje claro: “Quien no quiera a Vox en las instituciones que vote al PP”.

El cambio en el discurso del líder popular quedó patente este mismo miércoles. Feijóo autorizará nuevas coaliciones con Vox, tanto a nivel municipal como autonómico, si es eso lo que deciden sus candidatos territoriales, sobre los que tiene una "confianza absoluta". "Vamos a hacer acuerdos con aquellos que nos garanticen estabilidad", aseveró en una entrevista en esRadio, donde responsabilizó también al PSOE de tener que sentarse con Vox para gobernar por no haber aceptado su propuesta para que gobierne la lista más votada. "El PSOE no tiene ninguna legitimidad para dar lecciones sobre pactos", añadía el gallego.

Cobrarse la cabeza de Carlos Flores, candidato de Vox condenado por maltrato psicológico a su esposa, permite al PP ahormar un discurso de vencedor, pero el hecho de renunciar a gobernar en solitario rompe el relato de moderación de Alberto Núñez Feijóo de cara a las generales. ¿Por qué entonces se ha precipitado el acuerdo? La clave está en el planteamiento de Vox para negociar. Kiko Monasterio, el encargado de diseñar las estrategias de los de Abascal, habría seguido la misma táctica que en Castilla y León al exigir un acuerdo global. Una vez que aceptan sacrificar a Carlos Flores, no dejan margen ni para alargar los plazos ni para desligar la investidura del Gobierno.

El anuncio debía producirse, según confirman fuentes de ambas formaciones, antes del 19, día en el que expira el plazo para registrar las listas electorales, ya que había que dar una “salida digna” al candidato de Vox y anunciar que sería cabeza de lista al Congreso. En el mismo momento, había que cerrar la presidencia de la Asamblea, que recae en manos de Vox, y una coalición de gobierno. En Castilla y León, el propio Abascal trasladó a Alfonso Fernández Mañueco durante sus deliberaciones que estaban dispuestos a ir a la repetición electoral si no se les reconocía su cuota.

El reparto de sillones está por cerrarse definitivamente. Cuáles y cuántos se verá a partir de hoy, si bien ya se ha empezado a filtrar que los de Abascal gestionarían departamentos como el de Sociales, Educación y Agricultura, además de una vicepresidencia. En el PP desmienten este organigrama. Educación y Sociales son áreas especialmente sensibles en las que Vox ha intentado imponer medidas como el pin parental o equiparar la violencia de género con la intrafamiliar. En el PP, son “líneas rojas” y remiten a lo que ha ocurrido en Castilla y León donde, insisten, más allá de las “ocurrencias” del vicepresidente, Juan García-Gallardo, no se ha cambiado ni se ha retrocedido en derechos sociales.

Foto: El candidato del PP a la presidencia de Aragón, Jorge Azcón (i), junto al candidato de Vox, Alejandro Nolasco (d). (EFE/Javier Cebollada)

En las filas populares, corría ayer la tesis de que Carlos Mazón habría hecho valer las “manos libres” que les dio Feijóo para amarrar su futuro sin consultar con la dirección nacional. El futuro presidente de la Comunidad Valenciana dejó claro en su rueda de prensa que había hablado con su jefe y que le había felicitado. “Ha habido contacto permanente”, aclaraban desde Madrid, donde ven una oportunidad en “el momento”, dado que los socialistas y Sumar están sumidos en sus luchas internas.

En el tablero nacional, desde Génova asumen que el PSOE sacará la artillería pesada. Hasta tres ministras calificaron de “vergonzoso” el sentarse con un “maltratador”. Era la baza que estaban esperando para movilizar a su electorado, pese a que en las elecciones andaluzas fue un fracaso. Moncloa va más allá y pondrá el foco en Europa. No solo, como ya avanzó Nadia Calviño, agitando el riesgo a perder los fondos, sino colocando el foco en la “preocupación” que hay en Bruselas por el crecimiento de la ultraderecha. Queda por ver si la alianza castiga a Feijóo en los próximos sondeos.

Foto: Carlos Mazón, próximo presidente de la Generalitat, con Pérez Llorca y Miguel Barrachina. (EFE/Manuel Bruque)

En la planta noble de la sede del PP, dan por superado este debate y consideran que el resultado del 28-M ha certificado que a su votante no le incomodan los pactos con Vox. Tiran de datos para reforzar su argumento. Una vez más, Castilla y León es el laboratorio. En las municipales de 2019, el PP logró un 35,07% de los votos en esta comunidad, frente al 39,98% de mayo. Mejoró en cinco puntos después de llevar más de un año gobernando con Vox, que duplicó su resultado, al pasar del 3,23% al 7,5%. El PSOE retrocedió en casi dos puntos en cuatro años.

En las baronías, coinciden con el análisis de que electoralmente no penaliza a Feijóo. El gallego rebatirá a los que le acusen de pactar con la ultraderecha con su mano tendida a los socialistas para impedir que se dependa de los “extremos”. La percepción mayoritaria en el PP es que el voto anti-Sánchez lo puede todo y siempre les quedará recurrir a que el PSOE ha pactado con Bildu y Podemos, advierten fuentes populares. Tampoco esconden que es “indispensable” que Vox opte por un perfil bajo de aquí a la cita con las urnas.

En los próximos días, se sellarán nuevas alianzas con Vox en los ayuntamientos, que tienen que estar constituidos el sábado 17, pero también con otros partidos como ha ocurrido en Canarias, o ayer mismo, en Cantabria, donde el PRC de Revilla ha dado sus votos para impedir que Vox esté en el Gobierno. La consigna es que el PP pacta con todos. El Ayuntamiento de Barcelona será la prueba. Si apoyan al candidato del PSC, Jaume Collboni, desarmarían a Sánchez.

Sorpresa es la reacción mayoritaria en el PP tras conocerse el pacto con Vox en la Comunidad Valenciana. En el partido, se descontaba que sería inevitable cerrar acuerdos con los de Santiago Abascal, pero en las comunidades autónomas no se esperaban hasta después del 23-J. Ahora los tiempos han cambiado y Carlos Mazón será investido presidente con los votos de Vox en medio de la campaña electoral. El nuevo calendario obligará a cambiar el relato de Alberto Núñez Feijóo o al menos a modularlo, según reconocen fuentes populares, aunque Génova interpreta que se lanza un mensaje claro: “Quien no quiera a Vox en las instituciones que vote al PP”.

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