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Feijóo descabalga a Vox como socio aupado por los sondeos al alza
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Pulso antes del 23-J

Feijóo descabalga a Vox como socio aupado por los sondeos al alza

El líder gallego bendice la repetición electoral en Extremadura tras la exigencia de sillones de los de Abascal. Rechaza también coaliciones en Murcia y Baleares y se afianza en su intención de gobernar en solitario

Foto: El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Miquel A. Borrás)
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Miquel A. Borrás)
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Alberto Núñez Feijóo ha aprovechado Extremadura para marcar territorio ante Vox. La resistencia de la otra baronesa del PP, María Guardiola, aun a costa de ir a una repetición electoral, sirve a Génova para mandar un mensaje a Santiago Abascal ante el 23-J. El PP no se plegará a las exigencias de la formación de ultraderecha a cualquier precio. La dirección nacional ha bendecido el pulso de la extremeña, que devuelve al líder popular al discurso con el que llegó a Madrid. El gallego siempre ha apostado por volver al bipartidismo, “prescindir” de los extremos y descabalgar a sus potenciales socios aupado por los sondeos. La coalición exprés en la Comunidad Valenciana había roto la línea argumental de gobernar en solitario y envalentonado a Vox. Feijóo percibió en horas que ese no era el camino y ordenó virar el barco.

De las autonomías de los barones para pactar se ha pasado a una “coordinación” de las alianzas para mandar un mismo mensaje, teniendo en cuenta las peculiaridades de cada territorio. Si en la Comunidad Valenciana los votantes del PP están “cómodos” con un acuerdo que soliviantó a la dirección nacional, en Extremadura se da por hecho que buena parte de los sufragios que ha recibido Guardiola son “prestados”. Electores que han castigado al sanchismo en la piel de Guillermo Fernández Vara. La candidata ve más opciones de futuro para ella misma y el partido si va a una segunda vuelta. Ahora los tiempos los marca el PSOE, que se ha hecho con la presidencia de la Mesa de la Asamblea gracias al apoyo de Podemos y ante la negativa de Vox de apoyar al PP sin entrar en el Ejecutivo. Salvo sorpresa, habrá una investidura fallida y a partir de ahí dos meses de plazo para un acuerdo. La ecuación extremeña queda al margen del 23-J, aunque será parte del discurso de la campaña electoral.

Si Sánchez está dispuesto a hacer de la Comunidad Valenciana la prueba de que Feijóo tendrá de vicepresidente a Abascal, el PP se mirará en el espejo de Extremadura para apuntalar su imagen de manos libres frente a Vox. En Baleares y Murcia, la jugada es la misma: acuerdos programáticos sin reparto de consejerías. En el primer caso, Vox sí ha cedido y este martes votó con el PP para hacerse con la presidencia del Parlamento. Ahora queda ver cómo se cierra la investidura teniendo en cuenta que Marga Prohens ha dejado claro que hará un Ejecutivo monocolor. Fernando López Miras tampoco descarta repetir elecciones en Murcia. El cálculo es que recogerá el voto útil y se hará con los dos diputados que lo separan de la mayoría absoluta.

El escenario de Jorge Azcón en Aragón abre otra ventana. Ayer se reunió con el líder del PAR para buscar un acuerdo de gobernabilidad. Como a Vox, también les ha trasladado su intención de no compartir puestos en el Ejecutivo. Las negociaciones seguirán hasta el viernes, cuando se constituye la Mesa. El diálogo con partidos regionalistas es otra de las bazas que ha explorado Feijóo en su afán de trasladar que lidera un partido “transversal”. Romper la política de bloques es una prioridad para el gallego, que ha visto cómo en los últimos años los populares se han quedado sin posibles socios alternativos a Vox en el Congreso.

Foto: El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Lavandeira Jr.)

Desde que tomó el mando del partido, ha ido intentando recomponer relaciones con el PNV. Había un muro con el partido de Iñigo Urkullu desde la moción de censura a Mariano Rajoy. Feijóo, que tiene una sintonía personal con el lendakari, es consciente de que para los nacionalistas vascos es imposible un acercamiento a sus siglas si Vox entra en la partida. De ahí la insistencia en marcar distancia con la ultraderecha.

El arrebatar a Bildu junto con el PSE el Ayuntamiento de Vitoria también se venderá como un “gesto” al PNV, que mantiene su particular batalla con los de Arnaldo Otegi. Un futuro respaldo a Feijóo en el Congreso por parte de los nacionalistas vascos es hoy casi una quimera, pero el líder del PP no descarta ninguna suma a partir de 24 de julio. De ahí la red de alianzas en las autonomías donde se han cerrado gobiernos a costa de Vox, con el partido de Miguel Ángel Revilla en Cantabria o Coalición Canaria en las Islas. El menú de pactos es de lo más variado, teniendo en cuenta que se favoreció en Barcelona que el socialista Jaume Collboni fuese el nuevo alcalde.

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo (EFE/Román G. Aguilera)

Superado el envite de los acuerdos poselectorales, el PP centrará la campaña en la movilización del voto útil en la derecha. En Génova han testado que el castigo a Sánchez es el principal activo electoral. “Si no quieren que se pacte con Vox, hay que votar al PP”, lanzan desde el equipo del gallego. En los trackings internos, ya se está percibiendo el trasvase de electores desde los de Abascal. Juanma Moreno en Andalucía o Isabel Díaz Ayuso en Madrid logran atraer a fieles de la ultraderecha apelando a la necesidad de una “mayoría suficiente”. ¿En cuánto la cifra el PP? Los más optimistas hablan de que la “ola del cambio” del 28-M se convertirá en “tsunami” y sitúan la horquilla en los 150-155 diputados. Los sondeos en la actualidad recogen que Feijóo estaría en estos momentos entre los 135 escaños y los 153 en la estimación más generosa.

En todos los supuestos, necesitaría a Vox para una investidura. Por el momento, el tema es tabú. Feijóo insiste en público y en privado que una coalición sería una “mala noticia”. El precedente de PSOE-Podemos es negativo desde el punto de vista de los populares, porque se ha demostrado que acaban siendo “jaulas de grillos”. Si gana las elecciones, mirará en primer lugar a los socialistas. Confía en que con un Sánchez de retirada se imponga el “PSOE de Estado” con el que pactar grandes medidas a cambio de una abstención. Si falla el primer plan, se explorarán sumas, siempre que los números lo permitan, con los minoritarios, y en última instancia se sentaría a escuchar a Vox. A lo mejor en ese momento es Abascal quien no quiere ser consorte o acabamos en una repetición electoral.

Alberto Núñez Feijóo ha aprovechado Extremadura para marcar territorio ante Vox. La resistencia de la otra baronesa del PP, María Guardiola, aun a costa de ir a una repetición electoral, sirve a Génova para mandar un mensaje a Santiago Abascal ante el 23-J. El PP no se plegará a las exigencias de la formación de ultraderecha a cualquier precio. La dirección nacional ha bendecido el pulso de la extremeña, que devuelve al líder popular al discurso con el que llegó a Madrid. El gallego siempre ha apostado por volver al bipartidismo, “prescindir” de los extremos y descabalgar a sus potenciales socios aupado por los sondeos. La coalición exprés en la Comunidad Valenciana había roto la línea argumental de gobernar en solitario y envalentonado a Vox. Feijóo percibió en horas que ese no era el camino y ordenó virar el barco.

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