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Los barones del PP se resisten a gobernar con Vox y evitan seguir el ejemplo de Mazón
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TENSIÓN EN LOS TERRITORIOS

Los barones del PP se resisten a gobernar con Vox y evitan seguir el ejemplo de Mazón

La rigidez de los dos partidos agita el fantasma de elecciones en Extremadura, Murcia o Baleares, donde el PP pide gobiernos en solitario. Vox tensa la cuerda y acusa a Génova de entorpecer las negociaciones

Foto: La líder del PP en Extremadura, María Guardiola. (EFE/Jero Morales)
La líder del PP en Extremadura, María Guardiola. (EFE/Jero Morales)
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El acuerdo de coalición que el PP y Vox cerraron el martes en la Comunidad Valenciana abre la veda para alcanzar acuerdos similares en otros territorios donde las dos fuerzas de la derecha están obligadas a entenderse. Pero lo cierto es que, hasta la fecha, los barones populares que necesitan los votos de los de Santiago Abascal se resisten a seguir el ejemplo valenciano e insisten en que no gobernarán con la formación ultraconservadora, una postura que amenaza con aislar a Carlos Mazón como el único gran dirigente regional —junto a Alfonso Fernández Mañueco— que debe afrontar toda una legislatura en coalición.

Los presidentes del PP en Extremadura, Aragón, Murcia y Baleares deberán definir en los próximos días qué relación quieren que les una con Vox. Más fácil lo tiene María José Sáenz de Buruaga, en Cantabria, que cuenta con el comodín de la abstención del PRC para lograr zafarse de los de Abascal. Y el resto, por el momento, evita contagiarse del acuerdo relámpago de la Generalitat valenciana. Por ejemplo, en el entorno de la extremeña María Guardiola confirman a El Confidencial que su convicción de gobernar en solitario no ha cambiado un ápice tras el pacto de Mazón. Y se reafirman en que, si hace falta, forzarán una repetición electoral.

Foto: Carlos Mazón y Ximo Puig. (EFE/Kai Forsterling)

La dirigente popular se propone tensar la cuerda hasta el final, y está dispuesta a que el partido ultra, liderado en Extremadura por Ángel Pelayo, bloquee incluso la investidura de Guardiola y fuerce comicios en la región, un escenario que en el PP regional están convencidos de que le beneficiaría. En los últimos días, la dirigente extremeña mantiene contactos "discretos" con su homólogo de Vox para tratar de cerrar un acuerdo antes del 20 de junio, momento en que deberá constituirse la Asamblea de Extremadura y repartirse los puestos de la Mesa autonómica. Sin un acuerdo en la derecha, el PSOE podría hacerse con la presidencia del órgano regional.

Las fuentes consultadas reiteran que Guardiola no ha cambiado su discurso, y solo aceptará un acuerdo programático con Vox, sin sillones. En Extremadura, fue el PSOE de Guillermo Fernández Vara el que se impuso en número de votos, aunque empató en 28 escaños con el PP. Los de Abascal irrumpieron con cinco diputados y el 8% de los votos, imprescindibles para decidir el Ejecutivo de María Guardiola y llegar a la absoluta (33). En la dirección del partido ultra, reiteran que su intención es pedir lo mismo en Extremadura y el resto de territorios en liza que en la Comunidad Valenciana. Hacer valer sus votos y lograr un reparto "proporcional" del poder, tanto en el caso de la Mesa autonómica como en un futuro Ejecutivo popular.

Foto: Reunión en la Comunidad Valenciana entre la delegación del PP y la de Vox. (EFE/Manuel Bruque)

El acuerdo de investidura de Carlos Mazón ha enrarecido el ambiente autonómico. En la Región de Murcia, el acuerdo con los de Abascal y su líder regional, José Ángel Antelo, se preveía fácil por el resultado electoral —Fernando López Miras se quedó a solo dos escaños de la mayoría absoluta—. Pero nada más lejos de la realidad. La tensión ha estallado después de que los populares maniobrasen este miércoles con el PSOE para dejar fuera a Vox del órgano de gobierno de la Asamblea autonómica. Fuentes regionales del PP apuntaban hace unos días que el reparto "lógico" era quedarse tres y repartir los dos puestos restantes entre PSOE y los ultraconservadores. Pero no ha sido así.

El PP se ha hecho con la presidencia, la vicepresidencia primera y la secretaría primera, mientras que los socialistas ocuparán la vicepresidencia segunda y otra secretaría. Los populares explican que la decisión responde únicamente a la aplicación del reglamento de la Asamblea regional y que, a diferencia de otros parlamentos autonómicos, no necesitaban del apoyo de sus socios potenciales para hacerse con el control de la Cámara. "Solo necesitábamos que Vox no pactara con la izquierda. En otros parlamentos [como Extremadura], si PP y Vox no pactan, la presidencia se la queda la izquierda", argumentan. Las mismas fuentes se quejan, además, de que Vox trazó una propuesta "inflexible", que pasaba por hacerse con la presidencia de la Mesa, igual que en la Comunidad Valenciana. Pero López Miras se ha negado rotundamente.

El presidente murciano, que puede pelear contra Vox con el modelo Ayuso en la mano —a la presidenta madrileña le faltaron cuatro escaños para la mayoría absoluta en las anteriores elecciones autonómicas, pero Rocío Monasterio no entró en el Gobierno—, ha sacado músculo frente al partido situado a su derecha y mantiene que no permitirá su entrada en el Gobierno. Esta situación ha desatado un enorme malestar en las filas del partido de Abascal, que amenaza incluso con forzar elecciones y no dar los apoyos que López Miras necesita para ser investido presidente. "El PP necesita dos votos, pero nosotros tenemos nueve. Y no son divisibles", sintetizan en la dirección nacional, donde recuerdan que, en Murcia, la formación logró el mejor resultado nacional el 28-M, con el 18% del voto. En la Comunidad Valenciana, ese porcentaje no llegó ni al 13%.

Foto: El presidente provincial de Vox, José Ángel Antelo. (EFE/Juan Carlos Caval)

La cerrazón de los barones del PP en Murcia y Extremadura a secundar el pacto de Carlos Mazón sirve a los de Abascal para recelar de un posible golpe de mando de Feijóo. "En Génova, están rabiosos por el acuerdo de Valencia. No se lo esperaban. Están muy descontentos e intentarán entorpecer una negociación tras otra", analizan en el entorno de Santiago Abascal. En la dirección de Vox, están convencidos de que el acuerdo para la Generalitat pilló a Feijóo con el pie cambiado, y busca evitar un efecto contagio que pueda comprometer su relato moderado durante la campaña del 23-J. No en vano, el candidato del PP a la Moncloa insiste en que buscará un "Gobierno en solitario". Que no pactará "con ultras".

Aunque no han entrado a un cuerpo a cuerpo directo como sus homólogos en Extremadura y Murcia, los líderes en Aragón y Baleares no esconden lo lejos que están aún de cerrar un acuerdo. Tanto Jorge Azcón como Marga Prohens mantienen viva su advertencia a los ultraconservadores, e insisten en que no les cederán cuota de poder. En el caso concreto de Aragón, el PP puede minimizar la influencia de Vox mediante un acuerdo con Teruel Existe. En Baleares, Prohens mantuvo en la tarde de este miércoles un encuentro con el candidato de los ultraconservadores, Jorge Campos. Pero llevó la misma exigencia a la mesa de negociación: acuerdo, sí; Gobierno en solitario, también.

Foto: El líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Fernando Alvarado)

Feijóo visitará este jueves las islas para participar en la junta directiva del PP de Baleares, con el acuerdo de gobierno aún sin cerrar. Prohens se ve reflejada más en el ejemplo murciano que en el valenciano, ya que, en su caso, se quedó a solo cuatro escaños de la mayoría absoluta y supera en número de diputados a toda la izquierda, de modo que solo necesitaría la abstención de Vox en segunda votación, donde prima la mayoría simple. La tensión entre ambas fuerzas agita el fantasma de unas elecciones anticipadas.

El acuerdo de coalición que el PP y Vox cerraron el martes en la Comunidad Valenciana abre la veda para alcanzar acuerdos similares en otros territorios donde las dos fuerzas de la derecha están obligadas a entenderse. Pero lo cierto es que, hasta la fecha, los barones populares que necesitan los votos de los de Santiago Abascal se resisten a seguir el ejemplo valenciano e insisten en que no gobernarán con la formación ultraconservadora, una postura que amenaza con aislar a Carlos Mazón como el único gran dirigente regional —junto a Alfonso Fernández Mañueco— que debe afrontar toda una legislatura en coalición.

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