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El PP solo tendrá lista electoral en el 25% de los pueblos de Cataluña y el 50% de Guipúzcoa
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ELECCIONES 28-M

El PP solo tendrá lista electoral en el 25% de los pueblos de Cataluña y el 50% de Guipúzcoa

Feijóo arrastra el problema endémico del PP en Euskadi y Cataluña, donde cuenta con una escasa implantación. Génova culpa de la delicada situación a la "herencia" de la dirección de Casado

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, y el candidato del PPC en Badalona, Xavier García Albiol. (EFE/Marta Pérez)
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, y el candidato del PPC en Badalona, Xavier García Albiol. (EFE/Marta Pérez)
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Para las elecciones del 28-M, las primeras de la era Feijóo, el Partido Popular ha logrado cerrar 7.040 candidaturas, 170 más de las que logró firmar Pablo Casado en 2019. Sin embargo, el PSOE lo aventaja en 334 listas en el conjunto del territorio nacional. El porqué de esa ventaja reside en la delicada situación del PP en Euskadi y, sobre todo, en Cataluña. El aterrizaje de un líder periférico en Génova no ha resuelto el problema endémico del partido en estas dos regiones, donde hace años que vagan por el desierto. En lo que a candidaturas se refiere, los populares vascos han experimentado una ligera mejoría, presentándose en 12 ayuntamientos más y sumando 184 listas, que en muchos casos han logrado cerrar pidiendo ayuda a la militancia del resto de España. La peor parte se la llevan en Guipúzcoa, con equipos en la mitad de los consistorios. En Cataluña, solo han conseguido concurrir —"con mucho trabajo y esfuerzo"— en 227 de los 947 municipios catalanes. No llega ni al 25% del total.

En las respectivas direcciones regionales, coinciden en señalar que el efecto Feijóo ha devuelto una cierta "ilusión" y "optimismo" a una militancia "completamente desmovilizada y derrotada" por el declive que ha experimentado el partido en los últimos años, y que se acentuó durante el último ciclo electoral. En los dos territorios, siguen enarbolando la bandera del "miedo a significarse" —especialmente en municipios pequeños— como uno de los principales motivos que justifican la dificultad de encontrar candidatos. Por el "señalamiento" en el caso de Cataluña y por el "amedrentamiento" en el de Euskadi, resultado del "miedo al terrorismo" que, a juicio de las fuentes consultadas, ha caracterizado la acción política del PP durante décadas, incluso después del cese definitivo de la actividad armada.

Foto: Alejandro Fernández, candidato del PP en Cataluña, después de conocer los resultados del 14F (EFE)

Pero la vertiente ideológica no es el único motivo que explica que el PP permanezca prácticamente en coma en estos dos territorios. La tesis de que la marca estaba muerta, especialmente en Cataluña, sobrevoló las filas de los populares catalanes ya durante la época de Mariano Rajoy y se acentuó a partir de noviembre de 2014, a raíz de la primera consulta sobre la independencia. Pero en la dirección de Feijóo evitan echar la mirada tan atrás, y culpan también de la situación a los problemas "heredados" de la gestión de Pablo Casado y Teodoro García Egea. "Dejaron el partido hecho unos zorros", comenta un dirigente popular.

Los últimos años han estado llenos de turbulencias en las dos direcciones regionales. En País Vasco, se celebraron comicios autonómicos por última vez en julio de 2020, a los que el PP concurrió en coalición con Ciudadanos. Pero el experimento no evitó que las siglas populares se desvaneciesen en Euskadi. Por si fuera poco, el partido afrontó aquellas elecciones con fuertes turbulencias internas, después de que Teodoro García Egea fulminase en febrero de ese año al excandidato a lendakari por el PP Alfonso Alonso y situase en su lugar a Carlos Iturgaiz, que sigue al frente del PP vasco. Las cifras de aquella etapa no invitan al optimismo: seis escaños autonómicos —a repartir con Ciudadanos—, 55 concejales, 11 junteros... y solo un diputado nacional.

Foto: El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Emilio Naranjo)

En la dirección de los populares vascos, aseguran que encaran el examen del 28-M con mayor "optimismo". El aterrizaje de Feijóo ha servido de acicate a la "movilización" de las bases, aseguran, con lo que han conseguido sumar una docena de listas en un territorio especialmente delicado. El PP de Iturgaiz casi logra hacer pleno en Álava, fortín histórico de los populares en Euskadi, donde se presentarán en 50 de 51 municipios. Pero las cifras caen en Guipúzcoa y Vizcaya. En el primer caso, los populares solo han logrado cerrar 45 de 88 posibles listas, y en el segundo, estarán presentes en 89 de 112 ayuntamientos.

Para lograr estos números, reconocen haber pedido ayuda a militantes de otros rincones de España para llegar al mínimo requerido en múltiples municipios. El ejemplo más claro es el de Isabel Díaz Ayuso y su jefe de gabinete, Miguel Ángel Rodríguez. La presidenta de la Comunidad de Madrid cerrará la lista a la alcaldía de Bilbao. Y Rodríguez hará lo propio en la localidad vizcaína de Durango. Con este marco y con las listas ya aprobadas, el PP vasco espera recuperar fuelle, ya con Ciudadanos casi completamente fuera del mapa. Las previsiones más optimistas apuntan a un crecimiento de concejales en las tres provincias. Las expectativas están especialmente altas en Vitoria, donde esperan "duplicar" el número de ediles.

Foto: Alberto Núñez Feijóo y Carlos Iturgaiz. (EFE/Miguel Toña)

El PP no parte de una situación mucho más halagüeña en Cataluña. Más bien bastante peor. En las últimas elecciones municipales, las del 26 de mayo de 2019, solo logró 67 concejales en todo el territorio catalán, a años luz de los 473 ediles con los que repuntó Alicia Sánchez-Camacho en los comicios de 2011. La expresidenta del partido en Cataluña representó los años dorados en la región, que alcanzaron su pico en los comicios autonómicos de 2012, con un total de 19 escaños. Nada que ver con el mapa actual. A día de hoy, los populares son una fuerza irrelevante en la región. En las últimas elecciones al Parlament, con Alejandro Fernández a los mandos —también designado por Pablo Casado—, sacaron el peor resultado de su historia: tres escaños, todos por Barcelona, y el 3,8% de los votos.

El número de listas de los populares en Cataluña es prácticamente idéntico al de hace cuatro años. 227 en todo el territorio. Y es una circunstancia que en la dirección regional venden como un éxito. La situación podría haber sido mucho peor, advierten. El PP parte de 2019 con representación en tan solo 35 municipios catalanes, lo que provoca la caída de muchas estructuras locales. "Tener o no tener concejales significa tener o no tener partido", relatan las fuentes consultadas, que recuerdan cómo el partido estaba "en una situación límite". La delicada coyuntura nacional, con Pablo Casado cediendo terreno tanto a Vox como a Ciudadanos, tampoco ayudaba. "Desde hace dos años, se ha venido realizando un trabajo muy duro para movilizar a las bases. Si hubiésemos seguido la misma línea de 2019, las listas ahora serían la mitad", advierten.

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Barcelona se sitúa en el podio, y con mucha diferencia, de las provincias catalanas con mayor presencia del PP. Las siglas populares estarán presentes en 105 de los 311 municipios barceloneses, pero solo en 44 de los 184 ayuntamientos de Tarragona y en 55 de las 231 localidades de Lleida. El peor dato está en Girona. Solo estarán presentes en 23 ayuntamientos, es decir, el 10,4% del total. En las elecciones del 28-M, la formación fía el juego en Cataluña a prácticamente tres grandes cartas: la de Xavier García Albiol en Badalona, que estaría al borde de la mayoría absoluta; la de una posible victoria de Manu Reyes en Castelldefels, y el aterrizaje de Daniel Sirera en el Ayuntamiento de Barcelona, donde aspiran a ser "llave" del gobierno municipal con entre tres y cinco ediles.

Feijóo ha multiplicado su agenda en Cataluña para tratar de reanimar al PP y devolver oxígeno a la marca en un territorio que él mismo necesita para soñar con la Moncloa. De los 48 escaños en juego, los populares solo consiguieron dos diputados por Cataluña en las últimas elecciones generales. Fuentes del partido apuntan a que el líder gallego debe aumentar ese número al menos hasta entre cuatro y seis escaños catalanes en la Cámara Baja si quiere tener posibilidades de firmar la ansiada "mayoría amplia" con la que sueñan los populares. "El suelo es muy bajo, pero iniciamos una senda de crecimiento", concluyen.

Sin congreso a la vista en Cataluña y Euskadi

En Cataluña, igual que en Euskadi, solo se reparte poder municipal en 2023. A la primera no le tocaría, sin adelanto electoral, hasta 2025. Y a la segunda hasta 2024. Ese es uno de los motivos por los que Feijóo ha aplazado sine die la renovación de las direcciones regionales, que fueron designadas a dedo por Pablo Casado. De hecho, algunas de las fuentes consultadas sitúan las pocas prisas del líder gallego en celebrar los congresos regionales de Cataluña y País Vasco como uno de los motivos que explican la delicada situación por la que atraviesan las candidaturas municipales del PP, un proceso que ha estado pilotado por Alejandro Fernández y Carlos Iturgaiz.

Foto: Alberto Núñez Feijóo y Carlos Iturgaiz. (EFE/Miguel Toña)

"El partido necesita volver a engrasarse", sentencian en las filas populares, que ven una "prioridad" no esperar mucho más para celebrar los cónclaves territoriales del PP en estos territorios y dar un soplo de aire a las siglas con nuevos perfiles. En Euskadi, se da por descontado que Feijóo no reelegirá a Carlos Iturgaiz, mientras que en Cataluña la incógnita es total, y ha planeado incluso el nombre de Dolors Montserrat como reemplazo de Fernández. En cualquier caso, Génova no prevé abrir ese melón, al menos, hasta que pasen las próximas elecciones generales.

Para las elecciones del 28-M, las primeras de la era Feijóo, el Partido Popular ha logrado cerrar 7.040 candidaturas, 170 más de las que logró firmar Pablo Casado en 2019. Sin embargo, el PSOE lo aventaja en 334 listas en el conjunto del territorio nacional. El porqué de esa ventaja reside en la delicada situación del PP en Euskadi y, sobre todo, en Cataluña. El aterrizaje de un líder periférico en Génova no ha resuelto el problema endémico del partido en estas dos regiones, donde hace años que vagan por el desierto. En lo que a candidaturas se refiere, los populares vascos han experimentado una ligera mejoría, presentándose en 12 ayuntamientos más y sumando 184 listas, que en muchos casos han logrado cerrar pidiendo ayuda a la militancia del resto de España. La peor parte se la llevan en Guipúzcoa, con equipos en la mitad de los consistorios. En Cataluña, solo han conseguido concurrir —"con mucho trabajo y esfuerzo"— en 227 de los 947 municipios catalanes. No llega ni al 25% del total.

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