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El fracaso de Euskadi aumenta el rechazo del PP catalán sobre otra coalición con Cs
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CREEN QUE YA NO SUMAN JUNTOS

El fracaso de Euskadi aumenta el rechazo del PP catalán sobre otra coalición con Cs

El resultado del primer experimento de coalición es ahora mirado con lupa y en el PP catalán miran con recelo replicar la alianza. Entienden que lo que antes sumaba... ahora resta

Foto: El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, y la presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas. (EFE)
El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, y la presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas. (EFE)

El fracaso de la primera coalición entre PP y Ciudadanos en Euskadi —de nueve escaños que lograron los populares en 2016 se quedaron en cinco— ha abierto el melón sobre si esta alianza tiene futuro para próximas citas electorales. Después de la insistencia de Pablo Casado para concurrir juntos a las generales con la marca España Suma (que los naranjas rechazaron tajantemente), a principios de año Inés Arrimadas proponía una lista conjunta para las tres elecciones autonómicas en las que el riesgo del nacionalismo “hacía necesaria” una única candidatura constitucionalista.

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En Galicia, Alberto Núñez Feijóo se negó —consciente de que la marca naranja no le hacía falta para revalidar su cuarta mayoría absoluta— y en Euskadi salió adelante con el resultado conocido este domingo. El tercer caso es Cataluña, cuya convocatoria electoral podría llegar en otoño, y que ahora suscita importantes dudas en vista de la experiencia vasca.

En la dirección nacional del PP aseguran que no es momento de abordar la cuestión porque todavía no hay fecha prevista, e insisten en que “se analizará cada caso” de forma individual cuando toque. Insisten en defender que la coalición en Euskadi tenía sentido para aglutinar a los constitucionalistas, a pesar de que gracias al pacto Ciudadanos tiene por ahora un diputado por Álava (podrían ser dos si se confirma el sexto diputado con el conteo del voto exterior) y por primera vez se sentará en el Parlamento autonómico. El PP, en la práctica, pasa de nueve representantes a cuatro.

placeholder La líder de Ciudadanos en Cataluña, Lorena Roldán, junto al del PPC, Alejandro Fernández. (EFE)
La líder de Ciudadanos en Cataluña, Lorena Roldán, junto al del PPC, Alejandro Fernández. (EFE)

Cuando se lanzó la posibilidad del pacto en las tres comunidades, el partido naranja contaba con que los populares llevarían la batuta en el País Vasco y ellos en Cataluña, donde son primera fuerza desde 2017, con 36 escaños frente a los cuatro del partido de Casado. Aun así, el entorno del PP catalán vio con recelo la propuesta, dejando claro que los naranjas no atesoran la misma fuerza que hace tres años. Insistían en que las últimas citas electorales a nivel nacional habían dejado al partido naranja sin foco en Cataluña. De hecho, tras la debacle de noviembre, la formación de Arrimadas solo cuenta con dos diputados por Barcelona en el Congreso.

El entorno del líder de los populares en Cataluña, Alejandro Fernández, ve todavía menos opciones de un pacto ahora, tras el cambio estratégico del partido naranja en el Congreso y en vista del resultado en el País Vasco, según explican a este diario. Las mismas fuentes señalan que el “acercamiento” de Arrimadas al Gobierno central —con acuerdos sostenidos desde las negociaciones para prorrogar el estado de alarma— “separa mucho los dos proyectos”.

Creen que la situación ha cambiado en muy poco tiempo y que “lo que antes sumaba, ahora evidentemente resta”. De hecho, temen que un acercamiento de los populares a Ciudadanos en estos momentos podría dar alas a Vox en Cataluña como la voz más beligerante contra el independentismo y el Ejecutivo de Pedro Sánchez.

Foto: Inés Arrimadas durante un mitin en Vigo junto a Beatriz Pino, la candidata naranja a la Xunta. (EFE)

Ya hace meses, cuando Ciudadanos lanzó la oferta, los populares catalanes tenían dudas al respecto. Sí compartían la idea de una lista constitucionalista, pero no veían con buenos ojos que la liderara Lorena Roldán, la candidata naranja que ganó las primarias de su partido y portavoz del primer grupo del Parlament. Consideraban que al frente del proyecto debía situarse un perfil de mayor bagaje político, capaz de articular una nueva mayoría no independentista. Pero el nuevo escenario, reconocen, les ha generado mayores dudas sobre el acuerdo en sí.

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En cuanto a la cúpula naranja, por su parte, no ha cambiado de idea. Están convencidos de que la única alternativa en Cataluña pasa necesariamente por un proyecto común entre todos los constitucionalistas que emule la misma campaña que llevó a Arrimadas a ganar las elecciones. De manera espontánea, fue aglutinando a todos los que no querían una nueva victoria del independentismo (de ahí la debacle del PP y el estancamiento del PSC). De hecho, la ejecutiva de este lunes, reunida tras los comicios gallegos y vascos, llegó a la conclusión de que el auge del nacionalismo es más preocupante que nunca.

Por eso, la portavoz, Melisa Rodríguez, volvió a insistir en que su partido “trabajará y pondrá encima de la mesa las herramientas necesarias para que no se deseche ningún voto constitucionalista”, dando por sentado que la oferta en Cataluña sigue estando ahí.

Foto: Cayetana Álvarez de Toledo e Inés Arrimadas (d) en el Parlament. (EFE)

Sí hay voces en el partido que tras los resultados en Galicia y Euskadi han dado la voz de alarma. El vicepresidente de Castilla y León, Francisco Igea, no dudó en compartir algunas reflexiones como la prueba de que en las comunidades autónomas “no se puede imponer candidatos ni desoír a la militancia”. “Algunas estrategias desvinculan los territorios de los partidos nacionales y fomentan la creación de partidos provinciales y nacionalistas. La política es el arte de lo posible, las estrategias imposibles no son política”, decía el dirigente, poniendo en duda la postura seguida por su partido en el País Vasco.

La militancia en Cataluña se ha inclinado tradicionalmente hacia el centro izquierda (Ciudadanos nació en esa comunidad precisamente por el desencanto con el PSC y su acercamiento al independentismo) y algunos cargos públicos han cuestionado abiertamente la posibilidad de un acuerdo con el PP.

No solo eso. Igea hizo suyo un mensaje del exdirigente naranja Toni Roldán, en el que afirmaba que “la estrategia de hacer de quien no eres no funciona en política”, mientras advertía de que “al extremismo rancio, también al de derechas, se lo combate pero no se lo copia”. Añadía el exdiputado que si los liberales “quieren llegar a alguna parte”, deben tener “un discurso propio, coherente e identificable”, dejando claro que a su juicio el partido al que pertenecía no lo hizo en Euskadi, concurriendo a los comicios con el PP y renunciando a parte de su ideario.

El fracaso de la primera coalición entre PP y Ciudadanos en Euskadi —de nueve escaños que lograron los populares en 2016 se quedaron en cinco— ha abierto el melón sobre si esta alianza tiene futuro para próximas citas electorales. Después de la insistencia de Pablo Casado para concurrir juntos a las generales con la marca España Suma (que los naranjas rechazaron tajantemente), a principios de año Inés Arrimadas proponía una lista conjunta para las tres elecciones autonómicas en las que el riesgo del nacionalismo “hacía necesaria” una única candidatura constitucionalista.

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