Ansiedad en el PP porque el efecto Feijóo no se traduce en mayorías suficientes para gobernar

En poco más de un mes, arranca oficialmente la campaña electoral para las elecciones del 28 de mayo. El descanso de Semana Santa ha servido para ajustar estrategias de cara a la primera cita en la que Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo medirán sus fuerzas en las urnas tras el ensayo en Andalucía. Las autonómicas no son extrapolables a las generales, pero si el gallego no logra arrebatar a los socialistas poder territorial, el partido entrará en la primera crisis de su era. La dirección nacional ya ha rebajado sus expectativas y aunque se ven con opciones de “teñir el mapa de azul”, ya nadie habla de una primera vuelta contra el presidente del Gobierno.

A Feijóo no le llegan buenas vibraciones de algunos territorios que ha visitado en los últimos días. Los sondeos que maneja Génova para las comunidades autónomas dan las mismas opciones de arrasar que de acabar sumando solo La Rioja en el mapa de poder. Los resultados son ajustados. "El PSOE llega mejor de lo que esperábamos", coinciden en señalar desde las baronías, donde reconocen que en el partido hay "ansiedad" ante el riesgo de lograr unas mayorías insuficientes para gobernar.

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De los trackings con los que trabajan los candidatos se desprende que el PP tiene opciones de ser primera fuerza en Aragón o la Comunidad Valenciana, pero no hay garantías de desbancar a dos pesos pesados como Javier Lambán o Ximo Puig, que resistirían mediante pactos. En Extremadura y Castilla-La Mancha, los socialistas siguen como el partido más votado. En el caso de la primera, en las encuestas, el PP y Vox no suman para arrebatar el Gobierno a Guillermo Fernández Vara, y en el bastión de Emiliano García-Page solo sería posible con una coalición con los de Santiago Abascal, como en Castilla y León.

El líder del PP da largas cuando se le plantea el escenario de sellar nuevos acuerdos con la formación de ultraderecha. Es consciente de que serían un lastre de cara a mantener su discurso de centralidad en la campaña de las legislativas. El argumentario dicta que los populares aspiran a lograr mayorías suficientes que permitan sumar más que la izquierda y dejar a Vox fuera de la ecuación. Sobre el papel, el discurso aguanta, pero entre los candidatos a alcalde y presidente hay nerviosismo, porque el subidón en votos no se refleja en los sondeos.

El efecto Feijóo no termina de materializarse como ocurrió en Andalucía, y en el PP ya atribuyen el resultado más a la gestión de Juanma Moreno que al cambio de liderazgo en el partido. La división en la izquierda por la pugna entre Yolanda Díaz y Pablo Iglesias juega a favor del gallego. La mera irrupción de Sumar, como publicó ayer este medio, le favorece a la hora de marcar distancias con Sánchez, pero, pese a la debacle de Ciudadanos, los deseados 150 escaños quedan aún muy lejos.

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En el afán de ser la casa común de toda la derecha, en la campaña para el 28-M participarán los expresidentes José María Aznar y Mariano Rajoy. La dirección nacional quiere lanzar el mensaje de que el partido está unido. En la convención de Valencia se escenificó la reconciliación de los expresidentes, aunque fuentes populares circunscriben "la tregua" únicamente al compromiso de ambos para ayudar a Feijóo a ser presidente. Coinciden en que Sánchez ha llevado España a una crisis institucional sin precedentes. Tanto Aznar como Rajoy acudirán a los territorios donde el candidato solicite su presencia. Se dará prioridad a las batallas clave, como la de Paco Núñez contra García-Page. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, contará con los dos en sus mítines. Aspira a una mayoría absoluta que la consagraría como baronesa de barones. Actualmente, ostenta este título el presidente andaluz.

Ayuso tiene que arañar cada voto porque, a diferencia de las elecciones de hace dos años, en mayo hay dos papeletas. Que se elija alcalde a la vez perjudica a priori a la presidenta madrileña, dado que el PSOE es fuerte en los ayuntamientos del conocido como cinturón rojo. En la Puerta del Sol se ha vivido el efecto opuesto a lo que ha ocurrido en Génova. Si hace unos meses se era muy cauteloso a la hora de hablar de mayoría absoluta, hoy son más optimistas.

Lo que ocurra en la Comunidad de Madrid tendrá una lectura interna. Si Ayuso firma un resultado histórico y el PP fracasa en su objetivo de arrebatar al PSOE alguno de sus bastiones, el liderazgo de Feijóo empezará a ser cuestionado. "Ya tendríamos el lío", advierte un veterano cuando se le plantea esta disyuntiva. Génova vive al margen de estas "elucubraciones" y fía todo a ganar las municipales en el convencimiento de que siempre han sido la antesala de la Moncloa.