El PSOE se prepara para un escenario de ruptura a su izquierda: "Iglesias no va de farol"
Los socialistas dudan del rédito electoral de la unión de Sumar y Podemos si se produce "a cualquier precio". En lugar de movilizar al electorado progresista, podría "ahuyentarlo", como ocurrió en Andalucía
El PSOE ya comienza a asumir la hipótesis de la ruptura del espacio a su izquierda tras las crecientes tensiones en las negociaciones entre el proyecto de Yolanda Díaz y Podemos. Un escenario que en ningún caso desean porque "la unidad siempre es buena", según subraya un miembro de la cúpula de Ferraz, en referencia a la necesidad de no fragmentar el voto para poder reeditar un Ejecutivo de coalición progresista. Sin embargo, el "ruido" de los últimos días ha hecho aflorar el análisis en la dirección del partido de que las posibilidades de una ruptura son reales e, incluso, si el pacto se produce "a cualquier precio", tras un enfrentamiento de tierra quemada, podría tener efectos contraproducentes desmovilizando al electorado. Como ejemplo, el batacazo electoral de los últimos comicios andaluces, en que este espacio cerró un acuerdo en el último minuto tras una precampaña arrasada por la batalla sobre las listas electorales.
"Las tensiones son reales. No es una estrategia negociadora. Iglesias no va de farol", observa un ministro socialista curtido en negociaciones con Podemos respecto a los posicionamientos públicos del exvicepresidente y fundador del partido morado sobre Sumar. Esta es la impresión que se está trasladando también desde la dirección socialista, hasta el punto de ir preparando el terreno por si finalmente hay dos listas a su izquierda. De ser así, su intención pasa por apelar al voto útil, intentando captar la mayor bolsa posible de votantes progresistas que son frontera con este espacio, y apostar por un entendimiento con Díaz si Podemos se presenta por separado. Fuentes de la Moncloa reconocen su intención de darle un mayor foco al proyecto de la vicepresidenta como aliado potencial, en línea con el tándem entre ella y Pedro Sánchez que se visibilizó durante la moción de censura de Vox. "Empoderarla", resumen estas mismas fuentes, sin esconder que tienen "un mejor entendimiento".
Pese a las apelaciones a la unidad a su izquierda para facilitar la suma del bloque progresista, desde el PSOE empiezan a diferenciar entre los efectos de la división en las municipales y autonómicas del próximo 28-M y en las generales. En los primeros comicios, la fragmentación a su izquierda podría tener como resultado que Podemos se quedase sin representación y provocar la pérdida de algún Gobierno de coalición. Los socialistas cogobiernan con Unidas Podemos y otras fuerzas en Comunidad Valenciana, Aragón, Navarra, Canarias, Baleares y La Rioja, mientras que en Asturias necesitaron sus votos para la investidura. De hecho, esta es la principal arma negociadora de los morados para reivindicarse como "nave nodriza" de Sumar.
En las generales previstas para finales de año, el comportamiento demoscópico podría ser diferente, al priorizarse el voto útil. En Ferraz, dicen no tener datos y reconocen que "es muy difícil de medir ahora", pero empiezan a perder el miedo a acudir a las urnas con dos listas a su izquierda o, al menos, a intentar minimizar daños. En las últimas elecciones generales, el espacio a su izquierda se presentó en dos listas: la de Unidas Podemos y la de Más País, que se presentó en un total de 18 circunscripciones que aglutinaban el 70% del censo electoral.
"Nos gustaría que hubiera unidad para rentabilizar el voto mejor, pero no tenemos datos para ver cómo reaccionan sus votantes", explica un dirigente socialista, deslizando que el electorado podría aglutinarse principalmente bajo el paraguas de Sumar. "Esto es demoscopia", concluye, para asegurar que el hecho de que haya acuerdo o no entre Sumar y Podemos dependerá sobre todo de los números.
Para ello, el 28-M será clave a la hora de definir el futuro del espacio a la izquierda de los socialistas. Si los morados sufren una fuerte pérdida de representación, desapareciendo de instituciones como la Asamblea de Madrid, según se apunta en la encuesta de IMOP-Insights para El Confidencial, difícilmente lograrán mantener el respaldo de los mismos electores en las generales si concurren en solitario y se impone la lógica del voto útil.
Sumar mantiene su hoja de ruta
Fuentes del equipo de Yolanda Díaz insisten en que la configuración de las listas electorales será el último paso del proceso y descartan que puedan definirse antes del 28-M. Será tras estos comicios cuando se pongan todas las cartas boca arriba y se aborde el debate de primarias, escuchando no solo los intereses de la formación de Ione Belarra e Irene Montero, también del resto de partidos con los que se pretende articular una candidatura conjunta, como IU, Más País, Catalunya En Comú, Compromís u otras formaciones regionalistas. Inevitablemente, las urnas serán una vara de medir que anticipará la fuerza o las condiciones que cada organización trate de imponer.
La impresión en Ferraz de que la unidad de la izquierda puede quebrarse queda patente en cómo se va preparando el terreno a nivel discursivo. "La pregunta es a qué precio tiene que darse un acuerdo. Si la unidad con este ruido ahuyenta tanto electorado como si vas por separado", reflexiona uno de los máximos dirigentes de Ferraz. Al mismo tiempo, este mismo dirigente señala las incongruencias en Podemos por definir al PSOE como un partido de derechas y querer formar parte de un Gobierno de coalición con ellos. La disyuntiva de los socialistas es que dibujan a Díaz como una izquierda "sensata" con la que pueden coordinarse mejor para gobernar, por lo que la priorizan sobre Podemos, pero la fragmentación reduciría sus opciones de reeditar la coalición.
En el entorno de la vicepresidenta segunda, insisten en trasladar el mensaje de que habrá unidad y que ese es su principal objetivo. Reconocen que el proceso "va a ser complicado", no solo con Podemos, pero confían en que llegue a buen puerto. Si en un momento dado se hizo la lectura de que una candidatura sin Podemos apelaría a un perfil de votante más transversal, obteniendo así más apoyos, algunas encuestas publicadas a finales del pasado año con la conclusión de que la suma multiplicaba en lugar de restar enterraron estas posiciones.
De momento, las presiones a nivel público vienen casi en exclusiva de Podemos, pero tras el 28-M prevén que otros potenciales aliados también traten de marcar terreno. La hoja de ruta de los impulsores de Sumar seguirá siendo la misma, al margen de las interferencias. Entre el anuncio oficial de la candidatura de Díaz este próximo domingo y las elecciones municipales y autonómicas, se producirá una pausa en el proceso y, por tanto, en las negociaciones.
El PSOE ya comienza a asumir la hipótesis de la ruptura del espacio a su izquierda tras las crecientes tensiones en las negociaciones entre el proyecto de Yolanda Díaz y Podemos. Un escenario que en ningún caso desean porque "la unidad siempre es buena", según subraya un miembro de la cúpula de Ferraz, en referencia a la necesidad de no fragmentar el voto para poder reeditar un Ejecutivo de coalición progresista. Sin embargo, el "ruido" de los últimos días ha hecho aflorar el análisis en la dirección del partido de que las posibilidades de una ruptura son reales e, incluso, si el pacto se produce "a cualquier precio", tras un enfrentamiento de tierra quemada, podría tener efectos contraproducentes desmovilizando al electorado. Como ejemplo, el batacazo electoral de los últimos comicios andaluces, en que este espacio cerró un acuerdo en el último minuto tras una precampaña arrasada por la batalla sobre las listas electorales.
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