La espina de Yolanda Díaz en Andalucía: Teresa Rodríguez no se incorporará a Sumar

Yolanda Díaz ha tardado más de tres años en acudir a Cádiz como ministra de Trabajo, a pesar de que la provincia encabeza los datos de paro del país. Lo hizo hace unas semanas en un acto organizado por CCOO en la capital gaditana, pero después de la charla con el sindicato, la gallega se colocó en la agenda una reunión con José María González, Kichi, alcalde de la ciudad y miembro destacado de Adelante Andalucía, la coalición andalucista de izquierdas que dirige su pareja, Teresa Rodríguez. Es el último capítulo de una historia de acercamientos por parte de la vicepresidenta segunda del Gobierno y líder de ese proyecto etéreo que es todavía Sumar.

En ese encuentro no hubo conversaciones para intentar atraer a la formación andalucista a esa amalgama de fuerzas de izquierdas regionales sobre las que Díaz está armando su formación. Pero la presencia de Rodríguez y los suyos sería la guinda de un pastel que ya no llegará, aunque es cierto que las posibilidades siempre fueron relativamente bajas.

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El proceso de conformación de la confluencia de izquierdas para las elecciones andaluzas del pasado junio fue un buen ejemplo de esa voluntad del equipo de Yolanda Díaz de contar con la gaditana. Los asesores de la vicepresidenta se involucraron de forma activa, aunque reservada, en esas negociaciones. En los albores de esas conversaciones sí estuvieron Teresa Rodríguez y los suyos, a pesar de que sus relaciones con Podemos e IU eran muy malas tras la expulsión de la gaditana del grupo parlamentario de Adelante, acusada de transfuguismo. Rodríguez acabó por abandonarlas en los primeros compases.

Los promotores de aquellas conversaciones fueron dos figuras de la sociedad civil, el portavoz de las Mareas Blancas, Sebastián Martín Recio, y el catedrático Francisco Sierra. Pero contaban con ese apoyo del entorno de la vicepresidenta. De Madrid salió precisamente una encuesta que decía que las posibilidades electorales de la izquierda sin el concurso de los de Teresa Rodríguez eran muy malas. Se podrían perder, decía aquel sondeo, hasta siete escaños de 12 posibles. El resultado fue muy negativo, ya que a pesar de que las dos formaciones se dejaron solo cuatro puntos porcentuales respecto a 2018, pasaron de 17 a siete escaños (cinco de Por Andalucía y dos de Adelante).

Esos cantos de sirena no sirvieron para seducir a la portavoz de Adelante, que dejó el escaño en el Parlamento autonómico a finales de año para volver a su plaza de profesora de instituto en Puerto Real. Conserva el cargo orgánico y el control del partido y sigue formando, con Kichi, un cartel electoral relevante, a pesar de que el regidor gaditano tampoco se presentará a la reelección el 28-M. Ambos han cumplido su compromiso de no mantenerse con un cargo institucional más de ocho años. Pero mantienen el ascendente simbólico, por lo que son atractivos para ese proceso estatal de Díaz.

La gallega ha abierto el paraguas de Sumar a numerosas formaciones regionales. Su alianza con Íñigo Errejón y Más País-Más Madrid la acerca a los partidos del pacto del Turia (Compromís, Chunta Aragonesista, Coalición por Melilla y Més y ahora), pero también cuenta con el aval de los comunes de Ada Colau y ahora se ha dejado ver con el exdiputado de Podemos Alberto Rodríguez, que encabeza en Canarias Proyecto Drago. La comunidad más poblada del país, Andalucía, no cuenta con formaciones regionales involucradas, aunque es cierto que la federación andaluza de IU es clave en el apoyo al proyecto de la vicepresidenta. No es casualidad el protagonismo que Díaz le quiso dar a su exlíder, Antonio Maíllo, en el acto de escucha de Sumar en Sevilla, y la cita a la que fue candidata el 19-J, Inma Nieto, gracias precisamente a su bendición en aquel paseo por la Feria de Sevilla.

Rodríguez sufrió en sus carnes el centralismo de la dirección estatal de Podemos cuando fue, durante cinco años, la líder autonómica

"Estamos fuerísima, sobre todo psicológicamente", cuenta una fuente de Adelante Andalucía, cuestionada por la pugna entre Podemos y el entorno de Yolanda Díaz a poco más de una semana de la presentación de Sumar. "Son tóxicos", añade esa misma fuente, conocedora de las relaciones que ha mantenido Rodríguez con la dirección estatal de Podemos en sus más de cinco años como líder del partido en Andalucía.

El centralismo de Podemos

La dificultad de que Adelante Andalucía acabase integrado en el proceso de Sumar está directamente relacionada con los problemas que se encontró Rodríguez cuando quiso tener autonomía al frente de Podemos en la comunidad. Su anhelo histórico fue poder tener información sobre el censo y un CIF propio para ganar margen de maniobra y no depender de Madrid. Una de las críticas que Rodríguez hacía siempre sobre el funcionamiento de Podemos era precisamente ese centralismo capitalino que es marca de la casa de la formación morada.

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Más allá de esa diferencia de culturas políticas, la imposibilidad de que Adelante Andalucía acabe integrada en Sumar tiene un motivo estratégico. El mismo día que Teresa Rodríguez dejó Podemos avanzó que su intención es que su partido tenga "voz propia" en Madrid y eso solo se consigue con un escaño en el Congreso de los Diputados. Su estrategia en estos meses lo deja claro, ya que se ha servido de partidos como la CUP, BNG o Compromís para incluir enmiendas andaluzas a los presupuestos generales del Estado de 2023.

Para poder llegar a las generales con un partido recién creado, Rodríguez necesita que Adelante eche raíces en las municipales del próximo 28-M. Por eso tampoco ha participado en ninguna de las coaliciones de izquierda que se están formando, no sin dificultades, por las complejas relaciones que mantienen Podemos, IU y Más País. Ni siquiera en Cádiz, donde ahora Kichi gobierna apoyado por el resto de la izquierda bajo el paraguas de Adelante, se ha llegado a un acuerdo, aunque todavía no se da por imposible bajo la candidatura de David de la Cruz, el aspirante a suceder al alcalde y que ahora está en el equipo de asesores de José María González.