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Se busca empleado: estas profesiones envejecen y no hay relevo generacional a la vista
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Un 20% se jubilará en 10 años

Se busca empleado: estas profesiones envejecen y no hay relevo generacional a la vista

El INE publica la edad media de los trabajadores en una clasificación de más de 200 profesiones. ¿Cuáles han envejecido más en una década?

Foto: Trabajador en un edificio en construcción. (Reuters/Stephane Mahe)
Trabajador en un edificio en construcción. (Reuters/Stephane Mahe)

Imagina el siguiente escenario: estás viendo Netflix en tu portátil y, de repente, la pantalla se funde a negro. Acudes a tu técnico de confianza (porque no es la primera vez que te pasa) e intentas que te lo arregle con la mayor premura posible, ya que lo necesitas los días que trabajas desde casa. Esa persona, que realiza una actividad cada vez más necesaria, tiene de media 50 años. Algo similar ocurre con aquella que limpia en tu trabajo o con la que te arregla el aire acondicionado en plena ola de calor. Son profesiones imprescindibles en la sociedad pero que están cada vez más envejecidas, tal y como muestran los últimos datos disponibles para 2021 del censo de población del INE.

Es precisamente este sector, el de la reparación de ordenadores, el que más viejo se ha hecho en la última década. En el anterior censo, de 2011, la edad media de los empleados era de 39, mientras que ahora es de once años más, lo que refleja una falta de reemplazo generacional. Le siguen las áreas relacionadas con las telecomunicaciones, el suministro de vapor y aire acondicionado o la construcción. En 2011, en los tres casos el empleado medio tenía 40 años. Pero ahora, este tiene seis años más.

Foto: Foto: EFE/Luca Piergiovanni.

En general, este panorama es un espejo de la situación demográfica del país: en España, un trabajador tiene de media 43,8 años, mientras el promedio de edad de la sociedad española es de 44 años, solo unas décimas por encima. Si se compara con 2011, fecha del último censo, las cifras eran de 42 y 41,2 años, respectivamente. Pero cuando miramos la clasificación pormenorizada de profesiones del INE, que detalla hasta 274 grupos de actividad, aparecen los detalles. Solo 20 empleos tienen ahora trabajadores más jóvenes que hace diez años, última referencia comparable.

Al margen de la evolución, la Administración Pública y la Seguridad Social son las actividades que tienen los empleados más veteranos, con una media de edad de 49,7 y 51 años, respectivamente. Según un artículo publicado el pasado año por Miguel Ángel García, del departamento de Sociología y Antropología Social de la Universidad de Valencia, la configuración del sistema público español "supone disponer de una fuerza laboral con gran experiencia, aunque constituye un reto importante su renovación".

Si se analiza por tramos de edad, los resultados son aún más esclarecedores: solo un 5,7% de los trabajadores públicos tiene menos de 30 años, mientras que los mayores de 55, suponen el 30,7% del total. En 2011 eran el 16,5%. Esta situación es resultado "de las medidas restrictivas adoptadas con respecto al empleo público con motivo de la recesión económica que se han mantenido desde entonces" y que han impedido la creación de nuevos puestos de trabajo y la incorporación de una fuerza de trabajo más joven, según el artículo publicado por García. La situación también es alarmante si se compara con el resto de Europa ya que, según datos de la OCDE, España es el país con las administraciones más mayores, solo por detrás de Italia.

También se encuentran en la cuerda floja las profesiones que se han visto desplazadas por las grandes superficies, especialmente las relacionadas con el textil. Entre ellas se encuentran la peletería, la fabricación de joyas, calzado, tejidos o punto, que tienen una edad media superior a los 45 años en todos los casos. Para Pablo Gómez, director de servicio corporativo y transformación de The Adecco Group, esta situación es fruto de una cultura de mercado en la que se potencia la compra de nuevos productos "incluso aunque se trate de unos zapatos", sin tener tan en cuenta la calidad.

Para Héctor Medrano, propietario de Sombrerería Medrano, en pleno centro de Madrid, la realidad es bastante distinta: cuando pasó a formar parte del negocio familiar, hace unos diez años, la edad media de sus cinco trabajadores rondaba los 60 años, mientras que a día de hoy se ha reducido a la mitad. Para él, competir con las grandes superficies es fácil, teniendo en cuenta que sus productos llegan hasta Australia, Estados Unidos o varios países de Sudamérica.

Aunque su mejor estrategia es un buen servicio al cliente, unido a la calidad y variedad de sus sombreros: "El quedarte con un solo producto [los sombreros] puede suponer la ruina o marcar la diferencia y, en nuestro caso, es lo segundo". En general, este empresario siente que "en la última década ha habido un cambio importante a nivel venta, a nivel diseño y a nivel producción" en su área y que negocios como el suyo se mantendrán en el futuro, ya que "la gente tiene que salir en algún momento, ¿no? A todos les gusta salir, comprar algo y probarse cosas".

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Los nuevos datos del INE apuntan además a sectores fundamentales para la población, como el primario. Este campo, controvertido en muchos casos, consigue mantenerse relativamente estable, tanto en número de ocupados, como en edad de sus trabajadores: de los 778.560 que empleaba en 2011 se pasó a casi 900.000 en 2021, lo que supone un incremento del 14,9% y la edad media se mantuvo estancada en los 44 años. Sin embargo, un 23,7% de los trabajadores tiene más de 55 años y solo un 14,5% tiene menos de 30 años.

Otros no corren la misma suerte. En la última década se ha visto reducido el número de personas que optan por profesiones esenciales y hacia las que suele orientarse la Formación Profesional. Es el caso de los suministros de gas o aire acondicionado, las extracciones de minerales, la construcción o las telecomunicaciones. Solo en el primer caso, la edad media de los trabajadores se ha incrementado en unos cinco años y medio en la última década, hasta situarse en 46,2 años.

"Los centros educativos de formación profesional de creación más reciente, parecen inclinarse hacia competencias digitales"

Marta San Román, directora general de la Asociación de Fabricantes de Equipos de Climatización (AFEC), señala que "nuestro sector se enfrenta no solo al reto del relevo generacional, [...], sino también a una mayor demanda de talento cualificado para atender el mercado de la climatización, que está en auge" y que parece escasear. Este fenómeno crea plantillas con mucha rotación de técnicos de nivel medio superior, debido a la falta de los mismos y, en muchos casos, los trabajos se retrasan por no disponer de suficiente personal.

La directora de AFEC lamenta que "los centros educativos de formación profesional de creación más reciente, parecen inclinarse hacia competencias digitales" y dan de lado a oficios más tradicionales. San Román siente que "no se ha conseguido el reconocimiento social de este perfil profesional, a pesar de que es una industria en crecimiento y en constante evolución tecnológica, que además abraza el mundo digital e hiperconectado".

El motivo no es otro que la falta de apuesta por estos campos. Desde los años 90, la sociedad española se ha decantado por un modelo educativo basado en la posesión de títulos universitarios, que creaban la ilusión de poder acceder a trabajos más competitivos y mejor pagados. Tal y como señala Gómez, la situación del mercado laboral en la actualidad es totalmente opuesta: "Seguramente la creencia que tenemos todos es que con una formación universitaria la accesibilidad al empleo sea mayor que con una formación profesional, cuando en realidad es lo contrario. [La formación profesional] te da muchísimas oportunidades en el mercado laboral y así quizá se explica que, a pesar de la alta tasa de desempleo juvenil muchas empresas tengan dificultades para encontrar personal cualificado".

Sin embargo, a la hora de tomar la decisión de qué carrera elegir, los jóvenes son más propensos a sectores de empleo emergentes y más relacionados con las nuevas tecnologías. Además, la edad a la que deben tomar un camino u otro también repercute de forma sustancial. "Los chavales, a esa edad y a la hora de decidir, muchas veces no tienen a nadie que les forme y que les diga mira, ten cuidado porque en el futuro te van a demandar por este tipo de trabajos y tampoco tienen mucha información de lo que va a pasar en el futuro o de lo que necesitará el sistema productivo", apunta Xulia González, catedrática de economía aplicada en la Universidad de Vigo.

Al final, la opción mayoritaria de hacer una carrera lleva a un panorama en el que muchos empleados jóvenes están sobrecualificados para las ofertas disponibles de trabajo, es decir, tener aptitudes más altas para el trabajo que se está desarrollando que las que se deberían tener. Para González, la situación actual se debe, en parte, a la elección por parte de los estudiantes de carreras para las que no existe una gran oferta, lo que produce desequilibrios en el mercado laboral y recalca que "la sobrecualificación no es igual en todas las ramas [universitarias]", ya que hay sectores, como la medicina o las ingenierías, en que "la oferta está bastante equiparada a la demanda de trabajo".

El porcentaje de personas menores de 30 años empleadas supera el 25%, una tasa muy por encima de la mayor parte de los empleos

Los datos del INE muestran también cómo las profesiones con mayor proporción de empleados jóvenes suelen ser aquellas que requieren menos estudios y, como es lógico, también menos años de experiencia. Es el caso del sector de las actividades deportivas, donde uno de cada tres trabajadores tiene menos de 30 años. De cerca le siguen las empresas de actividades culturales y recreativas, las de trabajo temporal y los restaurantes. En todos los casos, el porcentaje de personas menores de 30 años empleadas supera el 25%, una tasa muy por encima de la mayor parte de los empleos que clasifica el organismo de estadística.

Para Pablo Gómez, una posible solución al problema actual sería promover la formación profesional de forma más activa desde las administraciones públicas y los centros educativos y hacerla más atractiva. Aunque José Saturnino Martínez, director de la Agencia Canaria de Calidad Universitaria y Evaluación Educativa, sí que sostiene que esta acción ya se está llevando a cabo y que parece mostrar resultados positivos: en el curso 2020-2021, la cifra de matriculados en formación profesional aumentó un 10,5% respecto al año anterior y alcanzó los 985.431 estudiantes. Mientras tanto, el número de personas que ingresaron a alguna de las universidades españolas disminuyó de 1.338.304 personas a 1.336.009 en el mismo periodo.

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Para Martínez, la percepción de la formación profesional en España podría dar un giro, sobre todo después de la aprobación general de la nueva Ley de Formación Profesional, que cuenta con el apoyo general de los partidos políticos y que potencia la formación dual, en la que los estudiantes compaginan estudios y trabajo práctico.

Los jóvenes que optan por la formación profesional también tienen mayores probabilidades de estar empleados que los que se decantan por los estudios universitarios. Así, la tasa de empleabilidad para todos los tramos es mayor para aquellas personas que poseen un nivel educativo superior, a excepción del tramo de 15 a 29 años. En este caso, aunque la diferencia no es muy significativa, sí hay mayores posibilidades de tener un trabajo si se ha cursado formación profesional o si solo se tiene la ESO.

Gómez explica cómo la informatización y la transformación de los procesos productivos en la industria requieren de perfiles muy relacionados con la formación profesional y que tendrían una inserción inmediata en el mercado laboral. La misma lógica aplica a oficios como el de mecánico, soldador o tornero, "aunque han perdido cierto atractivo, tienen una salida inmediata y muy potente dentro del mercado laboral" sin necesidad de pasar por la universidad.

Sea como sea, el futuro que encara el mercado laboral español es incierto, si se tiene en cuenta que uno de cada cinco trabajadores se jubilará en los próximos diez años. Entonces, la situación podría dar un giro en el que puestos de trabajo muy demandados acaben desiertos.

Imagina el siguiente escenario: estás viendo Netflix en tu portátil y, de repente, la pantalla se funde a negro. Acudes a tu técnico de confianza (porque no es la primera vez que te pasa) e intentas que te lo arregle con la mayor premura posible, ya que lo necesitas los días que trabajas desde casa. Esa persona, que realiza una actividad cada vez más necesaria, tiene de media 50 años. Algo similar ocurre con aquella que limpia en tu trabajo o con la que te arregla el aire acondicionado en plena ola de calor. Son profesiones imprescindibles en la sociedad pero que están cada vez más envejecidas, tal y como muestran los últimos datos disponibles para 2021 del censo de población del INE.

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