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La alargada sombra de Iglesias: el exlíder que mueve los hilos y nunca llegó a marcharse
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La influencia del exsecretario general

La alargada sombra de Iglesias: el exlíder que mueve los hilos y nunca llegó a marcharse

El exsecretario general de Podemos marca posiciones que luego se ven replicadas por el partido morado. Ha llegado a anticipar propuestas de su formación en negociaciones y ejerce como una suerte de ariete mediático

Foto: Pablo Iglesias e Ione Belarra, durante el cierre de la Uni de Otoño de Podemos. (EFE/Mariscal)
Pablo Iglesias e Ione Belarra, durante el cierre de la Uni de Otoño de Podemos. (EFE/Mariscal)
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Cuando Pablo Iglesias abandonó la política institucional, en mayo de 2021, dos exdirigentes de su partido que habían pasado a engrosar la lista de críticos compartían dos lecturas. Podemos perdía una de las mentes políticas "más lúcidas" de los últimos años e Iglesias ganaba al librarse de los corsés que había ido asumiendo como líder de la formación y como vicepresidente segundo del Gobierno, para volver a hacer lo que realmente anhelaba: dar la batalla cultural desde los medios de comunicación. Desde que quemó todas las naves para salvar a los morados de la desaparición en la Asamblea de Madrid, con Isabel Díaz Ayuso infligiéndole una derrota sin paliativos, el exsecretario general fue progresivamente recuperando presencia mediática, ya sea en medios digitales, en radios, en alguna televisión o en su propio pódcast, antesala de la televisión online cuya puesta en marcha estaba inicialmente prevista para enero. Estuvo unos meses más alejado de los focos, pero no se puede decir que "se fuera". "Nunca se ha ido", reconoce un diputado.

Usando estos altavoces, Iglesias ejerce como ariete mediático de su partido, marca posiciones en momentos clave y ajusta cuentas, sea con Pedro Sánchez, con Yolanda Díaz, con otros políticos de izquierdas, con el PP o con empresarios. En su formación siempre sostienen que Iglesias tiene posición propia y reivindican que es la dirección de Ione Belarra la encargada de marcar los pasos. Se trata de una cúpula aún integrada por la mayoría de dirigentes que formaban el Consejo Ciudadano que ya estuvo bajo la batuta de Iglesias y de un partido que, explica un veterano exdirigente, sigue usando el manual de respuesta a las crisis rubricado por el exsecretario general. El modus operandi pasa por impugnar el relato del adversario y retratar a Podemos asediado por poderes políticos, económicos y mediáticos. "Victimismo y huida hacia adelante", añade un dirigente de Unidas Podemos. No tiene que compartir espacio físico con la cúpula actual, explican, porque la dirección aún opera con la mayoría de esquemas e inercias asumidos durante la etapa del exvicepresidente al timón; siguen sincronizados.

Foto: Pablo Iglesias. (EFE/Mariscal)

"Nada se entiende sin tener en cuenta las relaciones personales", asegura un parlamentario. "Ahora mismo, su enconamiento contra Yolanda, por achicar su espacio, su proyecto y su perfil personal, y por otro su propia ambición de protagonizarlo todo", abunda, si bien reconoce que han rebajado los decibelios al hablar de la vicepresidenta segunda. "Marca la agenda de la semana a Podemos", a través de sus distintos espacios en los medios desde el mismo lunes, en RAC1, abunda otro diputado. También ha llegado a anticipar las posiciones de Podemos en alguna negociación de peso, antes que nadie. "No necesita estar en la Ejecutiva", afirma una exdirigente, ya que algunas de las cuestiones más sensibles siguen tratándose en reducidos chats de la aplicación de mensajería Telegram. "Si Zapatero estuviera en medios constantemente, sería un factor de distorsión considerable, eso se nota", abundan.

El liderazgo de Ione Belarra, considerado "de transición" por figuras con peso específico en Podemos, se ha visto en ocasiones eclipsado por la alargada sombra de Iglesias; su hiperliderazgo es clave para explicar la historia de su partido, y sigue gozando de un enorme predicamento entre sus bases, —como demuestra en los actos con sus militantes—. Belarra ha heredado una situación distinta, una suerte de tricefalia en la que ella tiene las riendas del partido; Irene Montero es considerada el principal activo político morado y previsible candidata si se tuercen aún más las cosas con la impulsora de Sumar, y Díaz está al volante del espacio en su acción de Gobierno, a menudo sin querer involucrarse en batallas que considera propias de Podemos. El secretario general lo concentraba todo: su modelo de mando no es comparable con el de Díaz, cuyo rol no está definido, no parte de unas primarias, como el de Belarra, y solo tiene carnet del PCE: "Yolanda es un liderazgo mediático y funciona bien, pero a nivel interno el exlíder no ha desaparecido", sostienen.

Foto: Pablo Iglesias. (EFE) Opinión

"Podemos tiene que ser respetada", esgrimió el exvicepresidente segundo el 6 de noviembre, en el cierre de la Uni de Otoño de su partido, en una clara referencia a Díaz, a la que no mencionó por su nombre. En la rueda de prensa del lunes, 24 horas después, el coportavoz morado Javier Sánchez Serna aseguró que sus palabras debían leerse como una "reflexión amplia", y hasta enfatizó que "no se citó a Yolanda" en ningún momento durante ese acto. Esa misma tarde, en una tertulia radiofónica, el exvicepresidente no solo se reafirmaba, sino que era aún más explícito: "Compañera, te hemos hecho vicepresidenta, respétanos". Por si las dudas. "Hay reparto de roles, él puede dar más fuerte que el resto", afirman fuentes de Unidas Podemos.

En determinados escenarios, su voz es más dura que la de su partido, pero comparte muchos objetivos; en otros marcos, Podemos ve imprudente expresarse, pero Iglesias le presta su voz. También en noviembre, cuando acababa de comenzar la crisis del sí es sí y la tensión con Díaz estaba en máximos históricos, el exsecretario general de los morados cargó contra Díaz —también sin citarla por su nombre—, por no salir en defensa de Irene Montero: "Ponerse de perfil cuando machacan a una compañera no solo es miserable y cobarde, sino políticamente estúpido", afirmó entonces en Twitter. Montero estaba bajo fuego cruzado, y en su partido necesitaban que Díaz saliera a defenderla, como en tantas otras ocasiones han echado en falta a la vicepresidenta segunda.

Foto: Yolanda Díaz, en el acto de Sumar en Valencia. (EFE/ Biel Niño)

Poco después, el 7 de diciembre, Díaz compareció para desvelar alguna de las exigencias de Unidas Podemos de cara a la negociación del decreto anticrisis frente a la guerra de Ucrania, un escenario en el que la vicepresidenta segunda y los morados han competido entre sí por llevar la voz cantante. El 8 de diciembre, en pleno puente de la Constitución, Iglesias sorprendió anunciando desde los medios el cheque para alimentación de 300 euros, que finalmente fue aprobado, pero reduciendo hasta los 200 euros su importe. También mencionó que plantearían costearlo con un impuesto extraordinario a los supermercados. Hubo que esperar hasta la siguiente rueda de prensa del partido para que Podemos apuntase en la misma dirección. "Es el granma de Podemos", ironiza un integrante de su espacio político.

Un dirigente reconoce similitudes entre el rol de Iglesias y el jugado por Juan Carlos Monedero, cofundador de Podemos. El exsecretario general preside hoy el think tank que Monedero dirige, el Instituto República y Democracia. Los dos cofundadores de su partido hicieron el mismo diagnóstico en el cierre de la Uni de Otoño, y ambos pidieron a Díaz, sin haberlo acordado previamente, "respeto" par su formación, primero Monedero y, minutos después, Iglesias. La diferencia es que, durante años, Monedero ha jugado el papel de verso libre, aunque defendiera a los morados con la misma contundencia de Iglesias; su sintonía con la cúpula actual es evidente, pero fue Iglesias quien designó a Díaz como su sucesora. Y, mientras Monedero lleva desde 2015 con un papel más académico y mediático, en el que se siente más cómodo, entre 2014 y mayo de 2021 Iglesias ha sido el primer espada, el líder histórico.

Foto: La presidenta de Baleares, Francina Armengol, el de la Comunitat Valenciana, Ximo Puig y el de Canarias, Ángel Víctor Torres. (EFE/Mariscal)

Cuando empezaron las tensiones con Íñigo Errejón, mucho antes de que se aliara con Manuela Carmena y abandonase el partido generando una enorme crisis, fue Monedero quien se permitió ejercer como la voz más crítica contra el ahora líder de Más Madrid, exalumno con el que llevaba tiempo enfrentado. Ahora hay quienes ven similitudes entre los movimientos de Errejón durante los primeros años de vida del partido, y la actuación de Iglesias en relación a Díaz en el último año y medio: el diputado de Más Madrid "quería que Iglesias fuera el rostro más visible", explican, mientras su número dos se hacía con el control de la formación en los territorios.

"Errejón decía: tú eres el líder y no te cuestiono, pero yo quiero construir el partido. Por eso llevó un Pablo de cartón a Vistalegre II [una imagen del entonces líder de Podemos a tamaño real]. "Estás asumiendo que el líder es Pablo pero tú quieres controlar la máquina; te designo a ti pero yo controlo la línea, y es parecido a lo que ahora se ha intentado hacer con Yolanda", abundan.

Foto: Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda del Gobierno. (EFE/Rodrigo Jiménez)

Precisamente, el hecho de que Iglesias empezara a referirse a la vicepresidenta segunda por su apellido, y no por su nombre de pila, como había hecho hasta la fecha, encendió alarmas entre exintegrantes del partido que recuerdan cómo "Íñigo dejó de ser Íñigo, para ser Errejón, y Manuela pasó a ser Carmena", estableciéndose una clara distancia con ellos. Esto tipo de acciones, explica un diputado, generan "anticuerpos" entre la militancia, que percibe el rechazo de la cúpula ante Errejón, Carmena o Díaz, y puede hacer peligrar la unión que, aún hoy, todas las partes dan por hecho que conseguirán de cara a las generales, a pesar de que la indefinición de Díaz exaspera a los morados, que sí compiten en las autonómicas y municipales.

El tono se ha relajado en las últimas semanas, la vicepresidenta segunda les dedica gestos que, hasta la fecha, no han tenido concreción alguna, y las elecciones del 28-M están cada vez más cerca. Las listas, como en todo acuerdo electoral entre distintas fuerzas, son claves, pero en algunos sectores de Podemos preocupa también que Díaz no esté dispuesta a dar esa "batalla cultural" que sí dan sus dirigentes, como también la da Iglesias.

Foto: La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz. (EFE/Villar López)

Oficialmente, el exsecretario general de Podemos está inmerso en el diseño de Canal Red, el proyecto que le permitirá superar el "puto pódcast" para seguir dando la batalla comunicativa. También de forma oficial, aunque sus dirigentes compartan artículos de Iglesias, sus intervenciones en "La Base" o en otros medios, los morados insisten en que Iglesias tiene sus propias posiciones.

"El cuarto poder en España es muy antidemocrático, porque suma la acción concertada con algunos jueces y juezas, que aplican la ley a su arbitrio reaccionario. Así, esa judicatura suministra armamento pesado contra lo que simboliza Irene Montero en el gobierno. Liquidar un proyecto es liquidar el símbolo que lo representa". "Lo que estamos viviendo es una operación contra Irene Montero, la enésima contra Podemos, en la que participa el poder mediático y un puñado de togas sin cara y sin nombre", reza un artículo de opinión de La Voz del Sur, rubricado por Mario Ortega y compartido por Iglesias en su perfil de Twitter este mismo viernes.

Foto: La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. (EFE/Cati Cladera)

"El presidente del gobierno sabe que la ley es muy buena, pero necesita debilitar a Podemos y a su principal símbolo feminista, Irene Montero, para facilitar a Yolanda Díaz el acuerdo que le pidió por teléfono. La posición perfilada de YD durante cuarenta y ocho horas, mientras todo el mundo disparaba contra Irene Montero, recuerda la misma posición perfilada que mantuvo cuando se vetaba a Victoria Rosell para formar parte del CGPJ, cuando hubo una ofensiva para limitar los derechos trans, cuando Sánchez cambió la posición de Estado respecto del Sahara o cuando se alineó con la OTAN y los EEUU para enviar armas a Ucrania". La tesis del artículo, pero también los ejemplos mencionados (la ley trans, el veto a Victoria Rosell, el giro de Sánchez con el Sáhara) reflejan en buena medida el diagnóstico de la cúpula de Podemos, aunque sus portavoces no puedan ser tan claros en temas como el sí es sí, por el candente pulso que mantienen hoy por hoy con el PSOE. Iglesias ya no está en el Gobierno ni tiene cargo alguno en el partido, sí puede dar esas batallas.

Cuando Pablo Iglesias abandonó la política institucional, en mayo de 2021, dos exdirigentes de su partido que habían pasado a engrosar la lista de críticos compartían dos lecturas. Podemos perdía una de las mentes políticas "más lúcidas" de los últimos años e Iglesias ganaba al librarse de los corsés que había ido asumiendo como líder de la formación y como vicepresidente segundo del Gobierno, para volver a hacer lo que realmente anhelaba: dar la batalla cultural desde los medios de comunicación. Desde que quemó todas las naves para salvar a los morados de la desaparición en la Asamblea de Madrid, con Isabel Díaz Ayuso infligiéndole una derrota sin paliativos, el exsecretario general fue progresivamente recuperando presencia mediática, ya sea en medios digitales, en radios, en alguna televisión o en su propio pódcast, antesala de la televisión online cuya puesta en marcha estaba inicialmente prevista para enero. Estuvo unos meses más alejado de los focos, pero no se puede decir que "se fuera". "Nunca se ha ido", reconoce un diputado.

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